{B} THE HUNTER.

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La niña de doce años, recién cumplidos, miraba a una señora vanidosa gritarle a su hijo por haber arruinado sus botas nuevas. Era obvio que eran de una familia adinerada.

Vanessa detestaba a esas personas.

La noche de luna llena era fría ese día en Arizona, y Vanessa veía con deseo el saco de piel de esa mujer pelirroja que no pasaba los veinte.

Vanessa vio a esa mujer abrigada junto a su hijo, que parecía de la misma edad que Vanessa, y luego se vio a si misma con su pantalón negro sucio y su simple remera mangas cortas roja con un corazón en medio. Incluso con sus zapatillas tenía frío, aunque claro, estas estaban rotas.

- ¡¿Cuantas veces te he dicho que tienes que guardar la compostura?! ¡Espera a que vaya con tu maldito padre para que le diga lo que has hecho!

El niño murmuró algo que Vanessa no llegó a distinguir pero hizo enfurecer a la mujer.

- ¡Niño maleducado! ¡¿Como te atreves?! ¡Debería haberle dicho a tu padre cuando nos casamos que te envíe de vuelta con tu asquerosa madre!

La mujer siguió caminando ignorando al niño y dejándolo atrás. Vanessa llegó a notar como el niño se secaba las lágrimas con el dorso de su mano. Para luego irse en la dirección contraria que tomo la mujer pelirroja.

Vanessa siguió a la mujer, que en ese momento se acercaba a un callejón oscuro, con su pequeño cuchillo en su mano.

Vanessa no estaba orgullosa de lo que hacía en ese momento. Varias veces había robado a gente adinerada o de clase media, pero lo hacía para sobrevivir. Ella no tenía a nadie, vivía en las calles y comía solo cuatro veces a la semana, con suerte.

A veces unas personas se apiadaban de ella y le daban algo de comer o tomar, pero no siempre y ella tenía que comer de alguna forma.

Nunca llegó a lastimar a nadie de gravedad con su pequeña arma blanca, solo era para asustar, cuando su victima parecía no creer que la niña pequeña pueda robarle ella le cortaba un poco, pero nunca una herida grave, aunque ella elegía bien sus víctimas. La mayoría eran mujeres o hombres que no podían defenderse, a simple vista. Personas tontas como lo parecía esa mujer adinerada que iba a ser su fuente de calefacción esa noche.

Vanessa era una persona fría y calculadora, para tener la edad que tenía. La vida pobre en la calle, el desprecio que veía en los ojos de las personas que pasaban a su lado, los días de frío y hambre que pasaba, la hicieron así. La niña no recibió afecto en su vida, de parte de nadie. La gente que le ayudaba solo lo hacía para aparentar, por pena. Aunque Vanessa agradecía lo que le daban, ella no solo necesitaba comida o una manta vieja que le quedaban, también necesitaba a alguien a su lado.

Ella sabía sobrevivir, se enorgullecía de eso. Sabía como manejar su pequeño cuchillo, lo había aprendido practicando y recibiendo auto lesiones pero había aprendido, sabía racionar su comida, sabía poner una cara de pena o ternura para que la gente se apiade de ella.

Todo con tal de sobrevivir una noche más.

Vanessa seguía a la mujer, que venía quejándose en voz alta del hijo de su marido, a una distancia segura. Esa noche la calle estaba vacía, era el momento perfecto.

Cuando la mujer estuvo pasando al frente del callejón, Vanessa se acercó corriendo a toda velocidad y la empujó hacia adentro. La mujer, por los altos tacones, se cayó y salió disparada a la oscuridad del estrecho callejón.

El grito fue amplificado por la acústica.

- ¡¿Pero que rayos?! ¡Mocosa estúpida!

- Dame tu abrigo.

She Is Something - Stiles Stilinski {1° Temporada - TERMINADA}Where stories live. Discover now