Capítulo 49, "Degraeve", 30 de octubre de 2015

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Reposó en el sofá de la casa de Michael Highstreet mientras el doctor iba a por el café que le había prometido. Analizó cada pequeño detalle del salón: los libros de poesía y filosofía, el tablero de ajedrez, el suelo impecablemente limpio... todo lo necesario para dar una buena impresión.

-Siento la tardanza señor Degraeve –dijo Michael-, espero que valga la pena el café.

-No se preocupe doctor, esto es un detalle sin importancia... lo que quiero hablar con usted, en cambio, si requiere una atención inmediata.

-Pues no lo hagamos esperar más –la seguridad se notaba en su voz- ¿Para qué deseaba citarse conmigo, señor Degraeve?

-¿Recuerda que le ofrecimos ser? –tomó un sorbo justo después de decir aquello.

-Sí, el octavo dólar... ¿ya ni siquiera mostráis prudencia? –habló con cierto tono de superioridad.

-Dejémonos de secretos Michael, sé que conociste algunos de nuestros miembros, y también que sabes que yo soy parte de ellos.

-Brandon descubrió algunos de vuestros nombres, yo solo los leí.

-Ya me lo imagino, el inglés destruyó a la antigua organización... y no tardó en percatarse de que nació una nueva.

-Mismo nombre y europea, ¿no quedaba bien "los siete euros"? –dijo entre risas.

-Se llama "tributo" señor Highstreet...

-Doctor; soy doctor.

-¡Menudo amor propio!

-Es la realidad, no amor propio.

-¿Tanto era el deseo por ser alguien que cuando lo has conseguido ser necesitas que todo el mundo lo sepa y te aplauda? –se mostró relajado, y dio un sorbo al café.

Michael sintió el deseo de echarlo de su casa. Se mordió la lengua. Apretó sus puños. Respiró y se relajó. Intentó permanecer calmado, pero el francés se percató de cada gesto de tensión del doctor.

-Dígame... -habló lentamente, conteniendo la ira- a qué ha venido.

-A ofrecerle algo de nuevo para evitar que ocurra lo que deberé hacer si usted sigue ese camino.

-¿Qué camino? –estuvo más relajado.

-El que lleva a la muerte –bebió todo el café. Se tomó su tiempo para volver a hablar-, usted se ha metido en la boca del lobo y ha salido victorioso, y ahora está jugando con fuego... y sabe jugar, que es lo más sorprendente.

-Ve al grano de una vez –se notaba la impaciencia en sus palabras.

-¡Relájese! La vida no se le va a escapar por unos momentos de calma... pero como quiera, iré sin rodeos. Los Siete dólares, por lo menos esta "reapertura", ha tenido como objetivo acabar con la mafia a nivel mundial. Hemos facilitado información, evitado encargos importantes de narcotráfico... y nunca hemos conseguido nada parecido a lo que tú has hecho en este último mes... ¡has conseguido que tres de los nombres más importantes del mundo criminal caigan entre ellos! Y parecen no darse cuenta, y no creo que esto se quede aquí...

-¿Quiere que destruya a los demás? –parecía asombrado antes las palabras de Degraeve.

-Digamos que usted es un pecador ya condenado, y estoy seguro que lo que está planeando afecta a más de ellos, incluso puede que ya no hay freno para su muerte...

-... ha dado en el clavo –sonrió ante la exactitud de las palabras del francés.

-Pues lo único que puede hacer es unirse a nosotros y redimir sus pecados... con todos ellos acabados solo quedarás tú, y un gran potencial para sanar este mundo... y no para lo que se supone que vas a hacer.

-¿Qué se supone que haré? –para Michael todo estaba siendo un juego.

-Deja de vacilar doctor, ¿crees que no nos estamos dando cuenta? Hemos averiguado que usted secuestró a Jean y a Grey, que ha desencadenado todo esto... ¿no cree que sabemos a la perfección lo que está haciendo usted con los cargamentos de armas y lo que conlleva? Y no solo eso, sino sus dos últimas compras: armas militares, misiles... todo lo que compra el ejército, aunque se ha endeudado demasiado...

-Hasta ahora no he hecho nada señor Degraeve –se acomodó aún más. Disfrutaba con aquello.

-Hasta ahora solo has comprado, pero no dudamos en que empezarás todo lo que quieres dentro de poco, y aquí viene nuestra oferta...

-Dispare.

-Acaba con todo. Te pagaremos estos últimos gastos si consigues acabar con todos esos perros y te unes para cambiar el mundo.

-¿Y si me niego?

-Pues serás un enemigo nuestro... y nosotros no somos Sergey ni Ed. Somos más grandes... pasarás de jugar con fuego en la calle a jugar con fuego en un piso con una fuga de gas.

-Que amenazante...

-Sigue riéndote Michael, pero no te das cuenta de que somos siete, y que cada uno de nosotros somos un titán aún más difícil de tirar que todos esos inútiles que comparte contigo la silla en la gran cena familiar americana. Yo solo sé toda tu vida.

-No lo creo.

-¿Seguro? ¿Crees que no sé tú origen? Fue un buen intento, pero hubo fallas Michael.

El rostro del doctor pasó a ser serio, y toda sonrisa fue borrada de la cara.

-Sé que buscas venganza –volvió a decir Degraeve-, que ese cadáver aún está en tu conciencia, enterrado en toda esa fachada cuyos ladrillos son el dinero y el vitalismo, pero puedes cambiar. Únete Michael, aparta el odio.

-No lo comprendes –cerró los ojos.

-Sí, sí lo hago –le puso una mano en el hombro-, no quiero matarte, quiero que tu dolor se convierta en el último.

-Yo no sufrí –su voz pasó a tener un tono más fuerte-, ¡lo hizo él!

-Te entiendo doctor –prefirió dejar de pronunciar nombres-, pero tener a un hombre torturado abajo no es la solución.

-¡NI TAMPOCO LO QUE HACEIS VOSOTROS! Sois lentos e inefectivos, ¡¿CURAR AL MUNDO DESDE LAS SOMBRAS?! Dejaos de gilipolleces y de sueños vacíos... ¡tened coraje para hacer lo que tenéis que hacer!

-¡Y tú eres nuestra llave! Se supone que te estoy salvando... ¡déjate ayudar y devuelve la ayuda al mundo! –busco aceptación en los ojos de Michael, pero no la encontró- ¿No? Bueno... te dejaré pensarlo, espero que tomes la decisión correcta. Sino... tendremos que actuar –abrió la puerta para marcharse-, que Dios te ayude a elegir.

-Dios no está aquí ni vendrá –respondió Michael-, Dios está muerto, y nosotros lo hemos matado.


Areté #PGP2016Where stories live. Discover now