Capítulo 16: De saltos y visiones.

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—¿Estás segura de que puedes con esto? —Preguntó con una gran sonrisa. Bufé, como si eso pudiera intimidarme.

—¿Lo estás tú? —Le contesté riendo, y salté al vacío. 

Lo escuché reír por los auriculares, y lo miré dejar el helicóptero unos segundos después que yo. 

El chico sí que sabía divertirse

En un intento por sorprenderme, me había llevado a saltar en paracaídas, claro que no era la primera vez que yo hacía ésto, pero él no podía haberlo sabido. Sonreí al sentir el viento en mi cara.

—¿Qué clase de chica eres? —Me preguntó entre risas.

—La clase de chica que siempre va un paso adelante —contesté arrogante. Me di cuenta de que descendíamos cada vez más cuando lo vi pasar justo a mi lado.

—Lo tendré en cuenta para la próxima. ¿Habías hecho ésto antes? —Cuestionó.

—Un par de veces —respondí, aunque eso no era del todo cierto. Cerré mis ojos unos segundos disfrutando de la sensación de libertad total, un pequeño momento de paz que terminó con la voz de Owen. Debía recordar pedir una diadema más pequeña la próxima vez.

—Estamos cerca del punto. ¿Qué dices, las damas primero?

—Hecho, yo te sigo. —Soltó una carcajada, pero poco después abrió su paracaídas, y dejé de verlo. No abrí el mío, yo quería volar un poco más. Sonreí.

—Venga Kahli, estás muy abajo, abre ya. —Me dijo con un tono de irritación mezclado con preocupación, pero lo ignoré —. ¡Kahli! ¡Ahora! —Rugió. Reí y tiré de la cuerda.

—¡Vaya aguafiestas! —Le dije entre risas.

—No es gracioso —replicó molesto, lo que me hizo reír más.

—Si lo fue, relájate, ¿quieres?

—Eres increíble —dijo, pero no en sentido de admiración.

—¡Vamos! ¿Estás molesto?

—Eso es peligroso, no debiste hacerlo.

—Vale, lo lamento. Ahora disfruta de esto, en realidad, es mi parte favorita —repuse al tiempo que observaba la ciudad con una gran sonrisa.

—Lo sé. —Lo escuché suspirar—. Me siento tan bien cuando estoy aquí arriba.

—¿Vienes seguido por aquí? —Estalló en risas.

—¿Estás intentando seducirme? —preguntó, y pude imaginarlo arqueando una ceja—. Porque, debo decir que te ves preciosa cuando coqueteas.

—No te emociones tanto. —Me sonrojé mientras mis pies tocaban el suelo, mire hacia arriba mientras me quitaban el arnés, y él cayó a unos metros de mí.

Sonreí, me agradaba el chico, pero me recordé que las cosas no debían pasar de ahí. Sacudí mi cabeza en cuanto lo vi bajar eufórico, y en ése momento, mi corazón se detuvo, y entré en pánico. 

Al mirar hacia la derecha, me encontré con la última persona que hubiera esperado, o querido volver a ver en mi vida. Actué lo más rápido que pude, corrí hacia Owen, me puse detrás de él y lo miré tratando de sonreír.

¡Qué estúpida había sido! ¿Por qué había aceptado venir a este lugar?

—Eso es algo nuevo, ¿qué haces? —Reaccionó sorprendido, y alargó un brazo para tocarme. Me alejé unos pasos de él, pero seguí usándolo como escudo.

—Sólo quería recuperar el equilibrio, me siento un poco mareada —expliqué, y no mentía. Frunció un poco el ceño.

—¿Te encuentras bien?

—Sí, sólo fue un momento. —Le sonreí para tranquilizarlo. Eché un vistazo, no se veía nadie más en el lugar. ¿Habría sido mi imaginación?—. Es un poco tarde. —Me disculpé—. ¿Podemos irnos?

—Claro —respondió al momento.

Salimos del lugar en silencio, Owen no sabía qué decir, y yo buscaba en cada rincón del establecimiento, sin éxito. Sin duda me estaba volviendo loca. Respiré más tranquila cuando llegamos al auto del vikingo. 

—¿Quieres que te lleve a casa? —Ofreció feliz. Contemplé la opción de caminar, pero estaba agotada, y quería sumergirme en un baño caliente lo antes posible, así que acepté. Nos pusimos en camino, quedándonos un rato en silencio.

—Éste fue un muy buen día —declaró sonriente.

—Debo admitir que me gustó mucho —confesé, lo que lo hizo relajarse un poco.

—En especial la parte en que me abrazaste, ¿cierto? —Fruncí el ceño.

—¡Éso no pasó! Gira a la derecha aquí —pedí irritada, él obedeció echándose a reír.

—Me agradas mucho —decidió, estábamos cerca de mi casa—. Vives cerca del club.

—Lo sé, eso es bueno, ¿no? ¿Crees que mañana podríamos empezar con lo de la entrevista? —Le dije, recordando el objetivo de esto. Le pedí que se detuviera al llegar. 

—Mañana no puedo, estaré ocupado —contestó sin mirarme—. Te llamaré mañana, ¿de acuerdo?

—Seguro. —Me dispuse a bajar un tanto molesta, aunque no sabía exactamente por qué. 

—¡Hey! —Me detuvo al cerrar la puerta, me volví y me guiñó un ojo—. ¿Un beso para celebrar nuestra primera cita?

—Ésto no es una cita. —Le recordé, y le devolví el gesto antes de entrar a casa.

Había una nota roja en el tablero, pero ésta vez la ignoré y corrí directo al teléfono. Me lancé sobre la cama, asustada, y marqué el número. A pesar del buen día que había pasado, sentía que moriría si no podía localizarlo. Escuché el molesto tono de espera, y al tercer timbrazo, contestó.

¿Hola?

—¿Jesse? —Sollocé entre lágrimas.

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¡Hola!

¡Muchas gracias por darle una oportunidad a ésta historia! :D Espero que les esté gustando :3

¡Nos leeremos después!

All Köoper

Geckos y VikingosWhere stories live. Discover now