Ahora: Treinta y Cuatro.

6.7K 476 48
                                    

Dos veces me mostré llevando pan, bajo el pretexto de llevárselo a Sir Douglas. El pan es quitado de mis manos, pero ambas veces soy rechazada en las puertas de la cocina del castillo. La princesa solicitó una lujosa comida para ser servida a su familia la última noche, y la habitación parece apenas contener una tormenta de actividad en el interior.

No puedo entrar a través de la entrada de los sirvientes, tampoco, porque la han bloqueado para todos excepto a los trabajadores del castillo, debido a la alta seguridad mientras el Rey de España está de visita.

No sé cómo llegaré a Harry esta noche.

Él tendrá que esperar, pero —conociendo a Harry y cuán poco entiende la vida del sirviente— no tendrá idea de por qué.

Termino el día de trabajo en la taberna, y regreso al pequeño cuarto que comparto con Liam. Mi corazón es una maraña de hilo deshilachado, tropezando con sí mismo, enrollándose debajo de mi esternón.

Vivir la vida una gota a la vez significa que me vuelvo sedienta casi cada momento.

Mi esposo calienta pan mientras yo sirvo la sopa, y comemos en silencio, solamente roto por sus preguntas ocasionales.

—¿Tuviste un buen día entonces?

Asiento. — ¿Tú?

—Lo suficientemente bueno. —Él se inclina, tomando un bocado de su cena. Tragando, añade —Ayudando a Nicholas a reparar el gran vagón para mañana.

— ¿Está roto? —pregunto, fingiendo estar interesada.

—Sí —él asiente, limpiando su boca. —Las dos noches pasadas, su yegua dio una patada mientras la estaba cargando y no está corriendo bien.

Asiento, terminando mi cena y sintiendo sus ojos en mí.

—Entonces, ¿cuándo se casará Mary con Niall?

—¿Este otoño? —adivino, tratando de recordar si he escuchado algo de ello en las semanas pasadas. —Creo que eso es lo que han decidido.

Liam sonríe. —Él está ansioso.

—Porque tiene veintiuno —digo, y reímos.

Juntos, el sonido es redondo como una campana, y cálido. Los ojos de Liam se convierten en unos dulces crecientes cuando ríe, su boca se abre con cada amplia sonrisa.

Incluso con estas pequeñas bromas, mi sangre vibra, y me siento culpable por querer huir, y entro en pánico ante la idea de que no seré capaz. Harry estará esperando por mí, en vano.

—¿Catie? —Liam dice tranquilamente.

Miro hacia él. Sus ojos cafés son conmovedores, buscando los míos.

—¿Qué pasa, Liam?

—He pensado en preguntarte... —él empieza, bajando la vista hacia su tazón.

Él pausa, y gentilmente le insto —Sigue.

Profundos ojos cafés encuentran los míos. — ¿Te has acostado con un hombre antes de mí?

Y mi corazón explota.

Trago, reuniendo coraje para ser honesta cuando él me pide serlo. No sé lo que nuestra respuesta significará para nuestro matrimonio, pero sospecho que Liam ya sabe la respuesta de todos modos. —Sí.

Él asiente, sonriendo un poco. —Confieso que esto tranquiliza mi mente. No vine puro a ti, tampoco.

Mi cuerpo parece desinflarse en alivio. —No me molesta.

—Ni a mí tampoco. —Él me estudia atentamente, y me obligo a ocuparme limpiando la mesa y lavando los tazones. No sé por qué me ha preguntado esto, y por qué esta noche.

Siento a Liam venir detrás de mí. —Iría a la guerra por este príncipe.

Me congelo, confundida. —Muchos lo harían.

Su cuerpo es una cálida presencia detrás de mí, su mano se levanta y mueve mi trenza a un lado para poder besar mi cuello. —Sí. Él es un buen hombre. Sería un honor pelear por él.

Asiento, con el corazón en la garganta.

—Yo cuidaré de ti, no me... no me importan las circunstancias, como verás. —Él pausa. —Perdóname por adelantarme, Catie. Solo quería que supieras. Él es un buen hombre.

Miro hacia la pared en frente de mí, el aliento atascado en mi garganta. —Liam.

Sus manos se colocan en mis caderas y aprietan, silenciosamente diciéndome que no necesito responder.

La boca de Liam se presiona más firme a mi cuello una vez más. —Ven a la cama, Catie.

Tengo la sensación de que la verdad está entre nosotros. Liam me observa desvestirme, y trepa en nuestra cama. No saldré a ver a Harry esta noche, pero estoy abrumada por la gratitud y el alivio. Liam solamente quiere que lo trate bien. Él es un buen hombre, él es un buen súbdito para su rey.

Él sabe que amo al príncipe.

Estoy casada con un amigo. Nunca podré amarlo de la misma manera que amo a Harry. Pero trabajaré para merecerlo.

—Tú eres mi esposa —él dice en silencio. —Y soy afortunado por ello. ¿Tú me honrarás aquí, entonces, en nuestra casa?

Asintiendo, le digo: —Lo prometo.

Esta noche cuando me toma, tiro de él más cerca, mis brazos alrededor de sus hombros mientras se mueve. Tambaleándome por todo, cierro fuerte mis ojos, luchando por encontrar el espacio en mi propia mente entre la traición y lealtad.

Mi corazón está en el castillo, preguntándose dónde estoy.
Mi cuerpo está en esta casa, protegido por Liam.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora