Ahora: Treinta y Cinco.

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No veo a Harry por otra semana, ni siquiera veo a Douglas paseando por los jardines.

En este tiempo he creado un millón de historias.

Él se ha enamorado de ella.
Él piensa que yo me he enamorado de Liam.
Ella está enferma, está muriendo, él será libre muy pronto nuevamente.
Él está enfermo, está muriendo, no puede encontrar la fuerza para decirme.

Así que, para cuando me escapo temprano el sábado por la mañana, soy un manojo de nervios y ansiedad, corriendo al campo y caminando de un lado a otro mientras espero a que aparezca.

Está casi silencioso aquí afuera, silencioso excepto por el viento azotando el césped alto, golpeando las ramas juntas y enviando hojas que revolotean al suelo. Camino en frente de nuestro árbol, escuchando por sus pisadas por lo que parece una eternidad.

Sale el sol cálido sobre las colinas, iluminando el campo que parece estirarse sin fin.

Finalmente, en la distancia, veo una cabeza oscura con rizos, veo su altura, avanzando a zancadas. Él cae en la sombra del campo, como si entrara a través de una cortina invisible a nuestro propio y privado mundo, y yo parezco exhalar por primera vez en años.

Me reúno con él a mitad del camino, lanzando mis brazos alrededor de sus hombros, tirando de él hacia abajo, abajo y más abajo.

Sus largos brazos se envuelven alrededor de mí, sin fin.

—No puedo soportarlo —él dice, sus labios presionados a mi cuello. —No pienso en nada más que en ti.

Todo dentro de mí duele. Sé que ahora puedo sobrevivir: puedo respirar, puedo comer, puedo dormir. Incluso puedo sonreír y reír. Pero esto, aquí, se siente como bajarse de un escenario y regresar a mi vida real. Aquí, nos quitamos nuestras máscaras.

Nos acostamos en el césped alto. Sus manos van a mi cara, ahuecando mi barbilla mientras él me observa, recordando.

—¿Estás bien? —pregunta en voz baja.

—Estoy bien.

No puedo hallarles sentido a todas sus facciones a la misma vez. La piel suave, los ojos brillantes, la sonrisa torcida. Espolvoreo su rostro con besos: sus labios, sus mejillas, su barbilla, sus ojos cerrados.

Pasando mis dedos a lo largo de su frente, pregunto: —Y tú, mi amor. ¿Estás bien?

—Estoy mejor sabiendo que estás siendo atendida. Estoy seguro de que Liam es bastante bueno para ti.

Me pregunto brevemente cómo él sabe esto, pero dejo que el pensamiento se deslice. Quiero decirle que Liam sabe de nosotros, pero no quiero arruinar este momento que es solamente nuestro.

—Lo es. Es bastante bueno para mí. Pero dime: ¿cómo está tu esposa?

Encogiéndose de hombros, Harry admite —Vivimos vidas bastante separadas. No es tan malo. Caeremos en una rutina de simples desconocidos, sospecho.

Me guía alrededor del árbol, tirando de mí hacia el césped junto con él. Espero a que pregunte por qué no he ido a verlo, pero no lo hace. Él simplemente me acuesta, tapándome del sol mientras él se inclina encima de mí, y hace una evaluación.

—Ojos: todavía traviesos. Labios: intactos —él dice, besándome una vez. —Cuello: permanece inmaculado y perfecto. Pechos: más pesados. Dios. —Se inclina, besando la hinchazón. —Mi bebé: creciendo. —Sus manos empujan mis faldas, labios cálidos se presionan a mi ombligo. —Y más abajo... ¿qué tenemos?

Me rio, encogiéndome de hombros inocentemente mientras él me quita las faldas completamente, exponiendo mi piel al sol caliente. Sus largos dedos se dirigen en medio de mis piernas.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora