Capítulo 3: Déjá vu

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Una vez alguien me dijo que no se podía escapar de nuestro destino. Que la vida ya estaba escrita. Aún así yo pensé que de alguna extraña forma y mágica mi camino podía ser cambiado; girar en una dirección opuesta. Sin embargo, midiendo las circunstancias en las que me encontraba, parecía estar atrapada en un círculo trágicamente repetitivo, en donde yo soy la alumna... y él el profesor. Una cárcel sin escapatoria.

-Muy bien alumnos, repasemos el temario de este semestre...- Hablaba Hiccup como música de fondo a mis pensamientos. Tenerlo nuevamente frente a mí, bien vestido, peinado y en posición dominante; me hacía pensar una y otra vez que yo debía ser la mujer con mayor mala suerte del mundo.

¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo?

¿Cómo es que terminó en MI Universidad?

¿Cómo es que terminó siendo MI profesor?

¿Cómo es que, a pesar de toda la mierda que atrajo ese hombre a mi vida, todavía sentía mariposas en el estómago cada vez que lo miraba?

Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.

Me proporcioné un masaje en las cienes sin que el dolor de cabeza reduzca lo más mínimo. Joder, tenía que parar de pensar tanto. La clave estaba en respirar profundo y hacerme creer que no sentía nada. Sin embargo, mi corazón y yo sabíamos perfectamente que esos latidos frenéticos no se debían a la emoción del nuevo temario. No, había algo más. Algo relacionado con aquel castaño de ojos esmeralda que no podía disimular alguna que otra mirada curiosa que me lanzaba durante la clase.

La clase pareció durar más de una eternidad y, por su puesto, no me quedé ni un segundo más en el salón en cuanto terminó. Quería salir huyendo y, para variar, eso fue lo que hice. No había prestado ni la más mínima atención a las lecciones y comenzaba a preocuparme de tener que recursar el año solo por Física Avanzada II.

A pesar de que las clases seguían luego de la clase de Hiccup, corrí hacia mi apartamento para buscar mis medicamentos. Hace mucho que los había dejado de ingerir, puesto que me dejaban algo ausente y atontada pero calmaban la ansiedad masiva; pero ahora los necesitaba. Solo había pasado tres horas en aquel salón y ya estaba más alterada que Atta cuando Flik no le contesta.

-Que alguien me ampare.- Me susurré a mí misma antes de poner dos pastillas en mi boca y bajarlas con largos tragos de agua.

Cuando regresé a la Universidad estaba mucho más calmada. Por suerte, Hiccup no se cruzó en mi camino en ningún momento y mi próxima clase con él no era sino hasta la semana entrante. Agradecí en cuanto divisé a Mike a lo lejos, hablando con ese chico del equipo de Fútbol de la Uni. Ese tal Sully.

-Ey, chicos.- Saludé, intentando disimular una buena sonrisa.

-¿Qué hay, Meri?- Preguntó Mike.- ¿Ya conoces a Sully, verdad?

-Así es.- Respondí, sonriéndole al peliazul. Últimamente la gente se teñía el cabello de colores muy extraños.

-Estábamos hablando sobre la fiesta que se hará en mi fraternidad.- Comentó él. Tenía una voz muy gruesa, me recordaba a la de mi padre.- Vendrá mucha gente del Campus, tratamos de no discriminar a nadie.- Dijo con una amplia sonrisa. Yo reí levemente.

-¿Y qué hay de nosotros?- Pregunté, codeando a Mike.

-También estamos en la lista, afortunadamente.- Comentó, guiñándome un ojo.

-Genial.- Dije alegre, ya cayendo en los efectos del medicamento.- ¿Cuándo será?

-Este fin de semana.- Me contestó y luego se oyó que alguien lo llamaba a lo lejos. Él levantó la mano hacia la voz desconocida para luego dirigirnos una sonrisa.- Debo irme. Inviten a cuantos quieran. Nos vemos el viernes.- Y se fue corriendo hacia la voz.

[Mericcup] Remind Me How To LoveWhere stories live. Discover now