12-. Ley de Murphy.

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Aunque traté de prestar atención mientras recibía los libros nuevos, mi mente insistía en desviarse hacia otros lados, mostrándome la foto y los lirios cada pocos segundos. Y al pensar en ello no podía apartar la sensación de miedo envolviendo mi cuerpo. Pero con todo la idea de acudir a la policía no se apareció en mi perturbada mente ni una sola vez.
—Y esos son todos.
Informó uno de los jóvenes encargados del traslado. Les di las gracias suavemente, firmando de recibido, preguntándome a la vez donde rayos estaría Dong Woo; y los vi marcharse. Mi mente no tardando en volver a lo mismo.
Te lo advertí.
Esas palabras que me hacían estremecer de sólo recordarlas. Porque era evidente que quien fuera el responsable había estado ese día ahí. Mirándonos a Woo Hyun y a mi. Espiandonos a través de la lluvia.
¿Que clase de persona haría algo así? ¿Un psicópata? ¿Un acosador? Pero no lograba entender esto último. ¿Porque a mi? Yo era un tipo común, sin nada que me hiciera sobresalir. Tenía un empleo aburrido en cierta forma. Mi personalidad era mas del tipo discreto. ¿Porque alguien se dedicaría a seguirme y a estar pendiente de todos mis movimientos? Y mientras mas pensaba en ello, me daba cuenta que tenía sentido si Woo Hyun sólo me buscaba para ganar una apuesta. ¿Que tenía yo de espectacular para atraer a alguien como Nam Woo Hyun, guapo, dulce, sexy, a todas luces rico?
Y pensar así sólo me deprimió mas. Como si acaso ese día no hubiese ido lo suficientemente mal. Quemar el desayuno había abierto la brecha, seguido por una falla en el auto que me había hecho tener que dejarlo en casa. Y, claro, la ausencia de mi jefe, estaba visto que tendría que ocuparme yo solo de acomodar el donativo.
¿Ley de Murphy?
En ese momento no lo pensé así, aunque claro que lo que ocurriría mas tarde ese día me lo haría pensar.
Porque todo lo que puede salir mal...
Alrededor de la una apareció Dong Woo, para entonces ya había decidido el lugar exacto en donde irían los libros donados, si bien sólo dejaría unos pocos abiertos al público.
—Vaya, cuantos son.
Comentó él, llevaba una malteada de fresa en las manos y una bufanda verde enredada al cuello, lo cual creaba un contraste muy extraño.
Me cuidé bien de no responder de mala manera, aun si era lo que deseaba en aquel momento. Por lo menos él se puso de inmediato a ayudarme, tomando la lista con el nombre de los títulos que habíamos recibido. Y entre ello y de vez en cuando echar un vistazo a los visitantes se nos fue el resto del día. No iba a decir que no fue agotador, cuestionándole a Dong Woo porque no contrataba a otra persona. Había cosas para las cuales nosotros dos no éramos suficientes. Y la respuesta me sorprendió, ya que siempre decía que no había fondos para pagar otro sueldo. Sin embargo ese día, mientras contábamos cada tomo me dijo que estaría bien. Que podríamos solicitar un nuevo ayudante.
Y esa noticia me creó falsas espectativas sobre el día, el cual había estado arruinado desde el principio.
Porque al final del conteo resultó que faltaban veinte volúmenes de una serie. Veinte. Y aunque volvimos a contar, no aparecieron. Y lo peor ahí era que yo había firmado de recibido, demasiado distraído pensando en mis problemas personales como para prestar realmente atención a lo que recibía.
—Lo pagaré.
Repuse al momento, el silencio en la cerrada biblioteca. Dong Woo negó con la cabeza, masticando un rollo de sushi.
—Yo debí estar aquí también —rió brevemente —bueno, ya veremos que hacer. Será mejor que te vayas a casa.
Y no tenía que decírmelo. Sin embargo me sentí avergonzado. Esa era la primera vez que me pasaba algo así en el trabajo.
Volví a mi hogar más deprimido de lo que había salido, ni el espléndido día que aún se apreciaba afuera había sido suficiente para hacerme sentir mejor. Si arruinaba mi empleo por mi estupidez yo...
—Sung Kyu.
La voz de Yeol saltó apenas abrí la puerta. Me di prisa en poner mi mejor cara. No era cuestión de preocupar a mi familia.
—¿Que pasa?
Pero en lugar de responder dejó un pequeño trozo de papel en mi mano con lo que parecía una dirección escrito en el. Ladee la cabeza, confuso, ante lo cual Yeol añadió:
—Es la dirección de Woo Hyun.
Y se fue. Aún si yo no se lo había pedido. Aún si yo no tenía la menor intensión de ir donde el chico de dulce sonrisa. Y menos a hacer lo que Sung Yeol deseaba. A saber, que le preguntase a Woo Hyun sobre las palabras de Myung Soo, sobre esa apuesta.
Negué con la cabeza y fui directo a la cocina, olvidándome de saludar a la abuela. En ese momento mi depresión ante lo que pasaba era tal que habría terminado llorando en su regazo. Y no quería hacerlo.
Así que bebí un poco de agua, atento a el exterior, pensando otra vez en los lirios. Y en esa maldita fotografía. Y una idea horrible cruzó por mi cabeza. Si yo recibía esas notas amenazantes, ¿no le pasaría algo parecido a Nam? Después de todo quien fuese el que dejase los lirios quería que me alejara de Woo Hyun.
Con las manos temblando a causa de esto busqué mi móvil y le llamé sin pensármelo demasiado. No le preguntaría nada directamente. Sólo una charla superficial. Si pasaba algo raro seguro que me lo diría, o comentaría algo. Eso esperaba.
Pero Woo Hyun no atendió el teléfono. Ni esa ni las diez veces mas que le llamé. Y al final me sentí como si yo fuera el acosador. Eso durante un minuto antes de empezar a preocuparme. ¿Y si...? ¿Y si...?
Pero no quería pensar en el resto de aquella frase, tomando mi abrigo de vuelta y echándole un rápido vistazo a la dirección antes de abandonar la casa de nuevo, sin avisarle a nadie, con la sensación de que mi mala suerte ese día triunfaría. Y así iba a ser, sólo que por motivos bastante diferentes a los que yo había pensado.
El edificio donde vivía Woo Hyun era todo lo contrario que podía ser mi hogar. El lujo casi personificado. Me apabulle un segundo y pensé en huir. De haberlo hecho me habría evitado sufrimiento innecesario. Pero no lo hice, olvidándome de Murphy y que todo lo que puede salir mal, sale mal.
El vestíbulo me dejó aún mas impresionado, haciéndome pensar de inmediato en el Overlook Hotel, protagonista indiscutible de una de mis novelas favoritas.
Anduve con los nervios crispados mientras me dirigía a los ascensores, una parte mía pensando que alguien intentaría detenerme, pero no fue así. Nadie me miró raro ni me señalaron por mi aspecto tan sencillo en comparación a las personas que vivían ahí.
El departamento de Woo Hyun, según el papel de Yeollie, estaba en el sexto piso. Oprimi el botón, cerrando los ojos un segundo. Recordaba haberle dicho a Nam que padecía claustrofobia, lo cual era mentira, pero en esos momentos bien podía sentirme así. Débil y mareado, temeroso de recibir malas noticias. Temiendo por Woo Hyun...
Me planté frente al departamento con el número 669 impreso en la puerta de madera. El sitio era demasiado elegante viéndolo bien. Y decidí de repente que no llamaría. Esperaría a que Nam se pusiera en contacto conmigo. Si, era una buena idea.
La puerta se abrió, mostrando a un apuesto joven de cabello negro y mirada tranquila.
—Hola —saludó apenas me vio—. ¿Buscas a alguien?
Negué con la cabeza, queriendo disculparme y salir huyendo, pero mi boca me traiciono.
—Woo Hyun.
—¡Ah! El Namstar. Él no esta, pero puedes esperarlo adentro —y sin mas tiró de mi hasta el interior —no tardará mucho en volver. Por desgracia yo voy de salida, así que tendrás que esperar solo.
Y sin dejarme responder se fue. ¿Quien era ese chico y porque estaba en la casa de Woo Hyun? ¿Sería un amigo?
Miré a mi alrededor nerviosamente. Si me había equivocado y resultaba que Nam estaba bien... Que vergonzoso sería aquello. ¿Como justificaría mi presencia ahi?
Caminé un par de pasos y sin querer tropecé con una de las patas del sofá mas cercano, este de un suave color melón. Logré no hacerme mucho daño, pero por desgracia me llevé conmigo una mesita en la cual reposaba una especie de pisapapeles en forma de puzzle. Y esto lo supe por la forma que se separaron las piezas, saltando en todas direcciones.
Solté un quejido sin poder evitarlo, buscando las piezas casi con desesperación. ¿Porque alguien tenia algo como eso en su casa? Estaba visto que algo así en la mía no quedaría para nada. No con lo torpes que los cuatro, la abuela incluida, podíamos llegar a ser.
Fui gateando por la suave alfombra en busca de las piezas, casi golpeándome la espalda con el sofá, momento en que escuché la puerta abrirse. Mi corazón sobresaltandose, pero sin atreverme a salir de mi escondite detrás del sofá.
—...deberías hacerlo de vez en cuando, Woo Hyun.
Decía la que reconocí como la voz de su amigo Key, aun si sólo le había escuchado en una ocasión.
—Si, bueno, pero ya sabes que no tengo mucho tiempo.
Y ambos se quedaron en silencio. Sin duda se habían dado cuenta del desastre de la sala.
—¡Ash!—. Se quejó una vez mas la voz del rubio—. Jong Hyun volvió a tirar esa cosa.
—Es suya, él sabrá que hace con ella.
Replicó Woo Hyun.
—Siempre tan comprensivo con tu amigo —bufo el rubio —deberías darme a mi esa comprensión.
—Consiguete un novio para que te la dé.
Me mordi el labio inferior para contener una pequeña risa. No estaba bien estar escuchando su conversación a escondidas, pero me daba vergüenza aparecer de la nada.
—De todas formas, ¿cuando será esta vez?
—El sábado.
—Y, ¿estas seguro de ganar de nuevo?
—¿Alguna vez he perdido una apuesta?

Invierno Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang