14-. Malo.

1.3K 259 31
                                    

Sentí como lentamente mis pocas defensas ante aquel ataque iban desapareciendo por completo. Mis manos dejando de luchar contra las de mi atacante, cayendo laxas a mis lados en cuestión de pocos segundos. Tuve tiempo de pensar en lo idiota que era al haberme descuidado de esa forma antes de que una voz suave interrumpiera los que consideré mis últimos pensamientos. Pensamientos que, por desgracia, estaban dedicados a Woo Hyun.
—¡Dios mío! ¿Que le hace a ese chico?
Y como si esas palabras fuesen parte de un interruptor la presión en mi cuello desapareció, las mariposas negras que habían comenzado a revolotear frente a mis ojos se esfumaron y sentí como mi cuerpo resbalaba por la lisa pared de piedra.
—Llama a la policía, Tae. Iré tras él.
Escuché otra voz, un poco más grave que la anterior y el ruido característico de los pasos sobre la fría nieve. Y ya que podía razonar un poco, ¿no me había deslizado hasta tocar esta?
Pensaba en ello, confundido, con los ojos abiertos, pero sin poder enfocar del todo bien.
—¿Estas bien?
Me susurró la misma suave voz a la vez que una mano enguantada se materializaba en mi campo visual. Parpadeé unos segundos, indeciso, hasta que el dolor en mi garganta me hizo regresar a la realidad.
Me doblé en dos, aún en el piso; y comencé a toser. Lo cual sólo empeoraba la situación.
—Oye...
La misma voz de nuevo y está vez sentí como era levantado por las axilas, siendo recargado suavemente contra la pared.
Logré controlar un poco la tos, sintiendo mis ojos llorar y mi garganta arder. Pero fui capaz de mirar al chico de pie frente a mi, quién me había levantado segundos atrás. Era un poco bajo, de cabello color trigo y ojos dulces.
—¿Estas bien? ¿Debería llamar a una ambulancia?
Negué con la cabeza. Nada de ambulancias.
—Entonces llamaré a la policía—. Y le vi sacar un móvil color menta del bolsillo del abrigo marrón que usaba, pero volví a negar, sujetando su muñeca un segundo—. Pero Min Ho dijo que...
No pudo terminar, un crujido a nuestras espaldas nos hizo volver la cabeza a ambos. Mi corazón saltando en mi pecho al momento, pensando en que quién quiera que fuera mi atacante había vuelto. Pero antes de lograr decidir si el joven de cabello largo y castaño lo era el chico junto a mi corrió a su lado.
—¿Lo alcanzaste?
—No, Tae Min. Era demasiado rápido —y el recién llegado se acercó a mi—. ¿Estas bien?
—Si.
—¿Te estaba asaltando?
No supe que responder. ¿Contarle a unos completos extraños que tenía un acosador detrás de mi? No me veía haciendo algo parecido. Por regla general no era del tipo que confiaba demasiado rápido. Claro que la excepción era Woo Hyun.
Y como si fuese una película y parte del libreto lo exigiera el deslumbrante Audi de Woo Hyun frenó de golpe frente a nosotros. No debería conducir de esa forma con ese clima, era peligroso. Sin embargo todos los pensamientos frustrados ante su falta de responsabilidad desaparecieron cuando le vi asomar el rostro, bajando del auto en cuanto sus ojos me ubicaron. El alivio dibujándose en sus bellas facciones. ¿Alivio? ¿Realmente le aliviaba verme bien?
—¡Sung Kyu!
Antes de poder reaccionar apropiadamente, Woo Hyun había echado a correr hasta mi, tomándome con fuerza entre sus brazos.
—¿Lo conoces?
Se interesó al momento el joven de cabello largo. ¿Min Ho?
—Es mi novio.
Replicó Woo Hyun sin más, sus brazos sujetando mi espalda con fuerza, manteniendo mi rostro pegado a su pecho. Y haciendo que mi respiración se acelerará. Había dicho... ¿novio? Pero... Pero...
Todo era parte de la apuesta, ¿no? Inclusive que estuviese ahí.
—Un tipo intentaba asaltarlo —explicó el tal Min Ho—. Ha echado a correr cuando nos ha visto. No he podido alcanzarle. Lo siento.
—Esta bien. Gracias —y Woo Hyun me separó un poco de él—. Deberíamos llamar a la policía.
—No. Yo...
Pero no terminé la frase. Woo Hyun había llevado sus frías manos a mi cuello, rozando el sitio exacto donde mi acosador se había encargado de apretar.
—Sung Kyu, tu cuello...
Y sin añadir nada más me tomó de la mano, llevándome hasta su auto, despidiéndose de los chicos con un movimiento de cabeza. Lo seguí, confundido por eso. ¿De verdad no pensaba llamar a la policía? Yo no deseaba un escándalo, pero...
—¿Pudiste ver su rostro?
Quiso saber una vez estuvimos arriba de su auto los dos.
—No. Estaba muy oscuro —tragué saliva, gesto que me dolió con locura—. ¿A donde vamos?
—Al Hospital Central —donde él era voluntario y donde Myung Soo hacia sus prácticas —vamos a que te revisen. Después podemos ir a la policía.
—Pero estoy bien, yo...
Woo Hyun tomó mi mano con delicadeza, con sus oscuros ojos fijos en mi.
—Tienes algunas magulladuras en el cuello, Sung Kyu.
Y encendió el auto, dejando atrás a mis salvadores y, aunque sólo lo recordé más tarde, a mi teléfono celular.
El trayecto fue silencioso. Me sentía aún alterado y asustado por lo ocurrido, preguntándome en cierta forma si no lo habría imaginado, pero el escozor en mi garganta cada vez que tragaba debía ser suficiente para recordarme que no era así.
Pero además del hecho de casi ser asesinado por un extraño no podía dejar de lado lo que había escuchado esa tarde.
La apuesta.
—¿Por qué no respondías el teléfono?
Quise saber, mi voz baja pese a todo. O tal vez precisamente por eso.
—Estaba en el hospital —respondió —no suelo prestarle atención cuando estoy allá—. Hizo una pausa—. Ese tipo... ¿que quería exactamente?
No respondí. La verdad era que ni yo mismo lo sabía.
Quería...  ¿matarme? Por Dios. Era evidente que no intentabas estrangular a alguien sólo por juego. No, era obvio que esas habían sido las intenciones del acosador. Y eso me hizo pensar. ¿Era el mismo que me dejaba los lirios en casa? Si estaba en el cementerio, ¿significaba que después de todo sí me seguía? ¿Siempre? Y el recuerdo de la foto de Woo Hyun y yo besándonos llegó de golpe. No, estaba bien claro que el tipo me seguía. Y que deseaba que me alejara de Nam sin importar que.
Y esa era una cuestión que no podía dejar de lado. ¿Por qué me quería lejos de él? ¿Acaso su... obsesión o lo que fuera hacía mi le hacia hacer eso? Pero entonces, ¿por qué me había atacado? ¿Sería normal en un acosador como ese...?
Sin darme cuenta del tiempo transcurrido entre mis líos mentales llegamos al hospital.
Woo Hyun apagó el vehículo y se volvió hacia mi. Antes de dejarme hablar sus labios habían buscado los míos, acariciándolos suavemente con los suyos. Con ternura. Quería apartarle, pero no fui capaz. Pese a que sabía porque se portaba así mi cuerpo seguía reaccionando a su cercanía. Mi cuerpo sin dignidad alguna que deseaba obtener más de él.
—No sabes cuanto miedo sentí cuando te escuché así por el teléfono. Pensé que si algo te pasaba... —susurró a mi oído, sus manos acariciando mi cabello—. No vayas nunca más por esos sitios tú solo.
—Woo Hyun.
Gemi, pero continué sin apartarle. ¿De verdad él había apostado? ¿De verdad? Era tan dulce y tierno....
Nada en su comportamiento me indicaba que fuese capaz de jugar conmigo. Su preocupación parecía genuina.
Me dejé llevar hasta el interior del hospital. Una parte mía temiendo encontrarse con Myung Soo, sin saber si sería capaz de disimular el ya saber la verdad. O peor aún si el aspirante a doctor le diría algo a Sung Jong de lo ocurrido. Tenía muy claro que no deseaba que el menor se enterara. De hecho, no deseaba que nadie de mi familia lo supiera. Tal vez podría acudir a la policía, pero...
Me atendió un médico mayor, de unos cincuenta años, tal vez. Por la forma en que saludó a Nam supe que eran buenos amigos. El hombre me revisó casi de arriba a abajo, siendo el momento mas incómodo cuando sentí sus manos presionando suavemente mi cuello. Me mordi el labio inferior ante esto y no pude controlar a mi mano derecha cuando buscó la de Woo Hyun, quién había permanecido todo el rato ahí.
—No es grave —declaró el médico, soltandome al fin—. Es una lesión muy ligera, pero debes cuidarte. Te recetare algunos desinflamatorios y te daré algo para el dolor—. Volvió sus ojos hacia Woo Hyun —habrá que notificar a la policía.
—Lo sé.
Y el médico se fue. Me sentí mal al escuchar el tono triste que Woo Hyun había utilizado.
—Vamos. Te llevaré a casa.
—Las marcas...
Murmuré.
—No son muy visibles —me beso suavemente en la frente—. ¿Quieres que vayamos mañana temprano a la policía?
—No sé.
—Sabes que debes levantar un acta.
Y ese tono que uso, como si acaso yo fuese un retrasado mental me molesto en cierta forma. Mi día había sido una mierda total. Y ahí estaba él, hablandome como si yo no pudiese entender los hechos. Y era totalmente estúpido enojarme por ello, pero no pude evitarlo, sabiendo además que si no dejaba fluir mi mal rollo mis ganas de llorar podrían vencer.
—También sé que debo alejarme de ti.
Repliqué sin poder evitarlo. Lo observé fruncir el ceño con desconcierto.
—¿De que estas hablando?
—¡Deja de fingir demencia!—. Exploté, las lágrimas luchando por salir. Había sido un día tan horrible—. ¡Ya lo sé todo! ¡Sé lo de tu estúpida apuesta!
Y, haciendo caso omiso del dolor de mi garganta, lo golpee el el pecho con mis puños, deseando de alguna forma sacar todo el dolor y la frustración que llevaba por dentro.
—Sung Kyu —Woo Hyun intentó sujetarme, pero no le dejé—. Yo no sé de que...
—¡Mentira! ¡Claro que lo sabes!—. Y exploté en llanto, bajando la mirada—. He tenido... suficiente. Mi trabajo, mi auto, esos malditos lirios blancos y... encima tú...
—¿Dijiste lirios blancos?
—Si. ¡Blancos! ¡Blancos!
Me sentía terrible. Con dolor en cada parte de mi ser.
—Sung Kyu, escuchame, por favor...
—No quiero —murmuré —ya no quiero escuchar más mentiras. Myung Soo me lo dijo todo, así que no tiene caso que sigas...
—¿Myung Soo te dijo que...? ¡Ah! —y Woo Hyun asintió un momento, su mirada baja antes de alzar el mentón y sonreír de una forma totalmente diferente—. ¿Y que esperabas? No me digas que creías que iba en serio contigo. Oh, en serio lo creías. Que imbécil.
Abrí los ojos de golpe, con la boca torcida. ¿Realmente lo estaba aceptando? ¿Él de verdad...?
Pude sentir como mi corazón se partía de golpe, porque aún había una parte mía que tenía la esperanza de haberse equivocado, una parte mía que quería disculparse por mis palabras, una parte mía que no quería perder a Nam...
—¿Por qué motivo alguien querría salir contigo sino es por el sexo?—. Siguió, toda su dulzura desaparecida—. Madura, Sung Kyu, los príncipes azules no existen —me sujeto del brazo —si no piensas acostarte conmigo no vale la pena que siga perdiendo mi tiempo contigo.
—Vete.
Susurré, pero no hizo la menor falta. Woo Hyun me lanzó una última mirada burlona antes de dar la media vuelta y dirigirse a la salida, dejándome con el corazón en un puño, el rostro casi empapado en llanto. Era un día de mierda, uno que superaba con creces a cualquier puñetero Murphy.
Pero cuando levanté el rostro Woo Hyun seguía ahí, de pie junto a la puerta, mirándome. Y de su mejilla resbalaba una lágrima, la cual se apresuró a limpiar con su muñeca antes de irse, como si nunca hubiese estado ahí.

Invierno Where stories live. Discover now