Querido Músico:

Prólogo.

Querido Musico:

Sé que no me conoces, podría decir que yo tampoco te conozco a ti, pero ¿qué más da?

Unos compañeros me dijeron que tocas violín, debe ser hermoso. Lo que me llama la atención de ti es tu cuaderno de música, ¿dibujas en él? Es curioso, yo toco el violonchelo y también dibujo.

Seríamos buenos amigos.

Hoy pasaste por el pasillo y entraste a la sala que está aún lado de la Sala de Pintura, la Sala de Música, te vi, pero tú no a mí.

¡Oh!, por cierto, me gustaba como ibas, metido en tu propio mundo oyendo música con tus pequeños auriculares.

De: Pintora.