Cap 2

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-Vamos Drake que vamos a llegar tarde y no quiero que la profesora me regañe- dice Amanda, mi hermana mayor tirando de mi brazo tal como lo haría una niña pequeña. También le ayudaba el hecho de que ella fuera bastante más baja que yo, aún cuando era dos años mayor que yo.- Además, este es mi último día. Tú sabes que hoy me marcho a Alemania de intercambio.

-Cierto, lo había olvidado por completo- comento para cabrear a mi hermana. Era imposible que lo hubiera olvidado porque ella no para de recordármelo todos los malditos días de que la había aceptado el año pasado.

-¿No crees que tu hermana es un poco mareante?- me pregunta Isabella tendida en una posición bastante provocadora en mi cama. Yo la ignoré completamente. Ya llevaba dos días con ella entrometiéndose en todos los malditos aspectos de mi vida y me ponía de muy mala leche no poder gritarle cuando me enfadaba por los comentarios que me hacían hervir la sangre. Aunque esta vez tenía razón. Mi hermana me tenía completamente mareado con el temita.- Llevo solo dos días por aquí y ya lo ha mencionado como mil veces. Me va a explotar la cabeza.

-¡¿Cómo pudo habérsete olvidado?!- exclama Amanda indignada.- Eres un mal hermano. Vete al infierno.- Ella salé hecha una furia de la habitación, cerrando del portazo de su vida. Yo rodé los ojos. ¡Qué fácil era hacer enojar a mi hermana.

-Es bastante poco probable que vayas a parar a él- comenta Isabella despreocupada poniéndose de pie con agilidad, tal como lo haría una bailarina... sin alas. Era como si a ella no le pesaran en absoluto, aunque yo sabía muy bien que éstas no eran solo plumas. También eran huesos, músculos y piel.

-¿Qué quieres decir?- le pregunto con el ceño fruncido, permitiéndome conversar con ella solo porque estábamos solos.

-Que no existe el infierno. Todos los muertos se van al mismo lugar: al Otro Lado- afirma Isabella encogiéndose de hombros, como restándole importancia al asunto.

-¿Cómo lo sabes? ¿Acaso has estado allá?- le pregunto ansioso, pero en cuanto pronuncié la pregunto me arrepentí de haberlo hecho. La tristeza en la mirada de Isabella me dejó pasmado. ¿Había dicho algo malo?

-No, no he estado en el Otro Lado. No puedo estar y jamás lo estaré. Los ángeles de la muerte somos una existencia que es pura energía. Si alguno de nosotros muere, deja de existir simplemente. No se va a ninguna parte. Se convierte en nada- afirma ella con los dientes apretados.- No sabes cuánto me gustaría conocer el otro lado. Los fantasmas que a veces pasan, pero que sus problemas de los vivos los atormentan tanto que se ven obligados a regresar me cuentan que es un lugar hermoso, por lo menos el lugar donde la gente que fue buena en su vida va.

-Pero si me acabas de decir que el infierno no existe- espeto confundido.

-Bueno, el Otro Lado es solo uno, pero tiene diferentes áreas. Es como en las comunas de las ciudades. En algunas están las personas más ricas, las nobles, lo mejor de lo mejor. En otros lugares se encuentran a los delincuentes y personas que no son tan buenas como las otras; pero todo esto no deja de ser una ciudad por el hecho de estar dividida, no sé si me explico.

-Quieres decir que en el Otro Lado hay lugares para los malos y hay lugares para los buenos.- comento a modo de pregunta e Isabella asiente. Se pasa una mano con el rostro y la tristeza desapareció como si jamás hubiera existido.

- Vale, entonces, ¿vas a ir al colegio?

Yo rodé los ojos y pasé de ella. No entendía por qué demonios se estaba quedando conmigo, pero por más que le pidiera que se largara, no lo hacía. Maldita sea, mi vida era de lo más frustrante al no poder responderle que se meta los comentarios por el culo porque quedaría como un idiota que habla solo.

Conspiración (Crónicas del Nigromante 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora