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Sí, me gustan las piñas coladas.

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Después de deslizarme dentro de la ropa apropiada, una camiseta de una banda y colocar mi cabello en una coleta antes de ocultar con corrector las bolsas bajo mis ojos (gracias por los círculos oscuros, papá) y usar delineador, salí de la cabaña, corriendo hacia el comedor.

Panqueques y fruta estaban colocados sobre mi bandeja mientras escuchaba a las chicas hablar a mí alrededor. Stevie se sentó con los otros consejeros y personal, porque necesitaban discutir cosas. Cada vez que la miraba y le mandaba un beso, noté que Harry me observaba con una sonrisa extraña en su rostro, esa que leía como "porque-diablos-estas-mandando-besos-es-algo-divertido-ja-ja."

Y, en resumen, el desayuno no era "el más divertido". Fuimos rechazadas de la "Choza de Arte", la cual noté sólo que era como un gran mirador, como un edificio con pinturas aleatorias, cosas para pintar, y otras cosas. Muchas pinturas.

En serio, había pequeñas manchas en el techo.

Dejé que todos fueran antes que yo en la fila para llevarse las cosas que querían, así podía tomarme tanto tiempo como quisiera. Mis ojos escanearon por encima del pegamento caliente y bloques de madera. Sonreí y tomé pintura amarilla, azul y roja con los pinceles en ellas, lista para llevarlas a mi sitio.

-H-hola, -una voz temblorosa murmuró junto a mí. Me giré hacia mi derecha para ver a Harry, con una sonrisa nerviosa en sus rosados labios-. Te traje algunos macarrones para que pegues en tu proyecto. -Una sonrisa se plasmó en mi rostro mientras sentía que tenía siete de nuevo. Reí y sujeté la caja de su mano, agradeciéndole en silencio mientras una leve sonrisa se formaba en sus labios. Me alejé lentamente tratan de contener mi sonrisa. Caminé hacia la mesa, parándome junto a Stevie quien ya comenzó a esparcir pintura sobre el tablero de madera que estaba hecha para colgarse como un letrero.

-¿Qué? ¿De dónde trajiste tan buenas cosas? -Preguntó Stevie, mirando mi mano.

-¿Qué?

-Los macarrones. Estuve quejándome sobre la falta de fideos en esta choza durante los últimos tres años. ¿Esos estaban ahí?

-N-no. Alguien me los dio, -murmuré tímidamente, sentándome sobre la banca.

-¿Quién?
-Harry.

-Estoy bastante segura de que un obsequio de macarrones es una propuesta de matrimonio en algunos países.

***

Me paré frente al espejo, ajustando mi coleta para asegurarme de que no lucía como un chico, cuando sentí alguien sujetar mi trasero.

-¡Qué mi- -miré detrás de mí en el espejo para ver un reflejo de Stevie riendo como una jodida niña de cinco años, porque tocó mi trasero-. ¿Qué es tan divertido? -Pregunté, sin expresión alguna. Ella continuó riendo, asintiendo-. Si tocará tu seno, ¿te reirías? -Su rostro decayó y me observó con total shock.

-Tocar mi- oh Dios, no, yo... -Dupliqué mis risas, mientras ella permanecía de pie mirándome con ojos perplejos.

-Estoy bromeando, -exhalé, recuperando el aliento. Honestamente estaba impresionada de decir eso. Digo, claro que pensaba temas raros como ese, pero rara vez conversaba sobre tocar senos. Tenía que ser una ocasión muy especial.

-¡Inspección de cabaña! -Una voz, ruidosa, escandalosa dijo.

-Bien, niñas, escondan las drogas, -dijo Stevie, provocando nuestras risas. Caminé hacia mi cama, acomodando la almohada, hasta que algo llamó mi atención.

Cabin Three // h. s. au (Español)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن