n u e v e

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Aquel Apagón

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n u e v e :

Desperté en las embrujadas horas de la noche debido al repiqueteo de la lluvia cayendo y los silbidos de fuertes vientos.

¿Creí que no estaba más en Kansas?

Froté mis ojos, mirando por la ventana a los árboles siendo mecidos de un lado a otro por los monstruosos vientos. Esto no solo era una tormenta eléctrica. Había algo más. Diría un tornado, pero en este lugar no ocurrían tornados.

—¿Jess? ¿También estás despierta? —Miré alrededor para notar que Joey estaba hecha un ovillo en la esquina de la habitación, sosteniendo un libro pequeño y una linterna. La pobre chica lucía aterrorizada.

—No, soy sonámbula. —Reí. Quizá soy muy sarcástica— ¿Estás bien? —Musité, caminando hacia ella.

—Sí, ¿yo? —Musitó—. Estoy bien, sí. Amo las tormentas. Totalmente calmada.

—Sabes que eres terrible mintiendo ¿verdad?

—Y como dije, —rió—. Simplemente no estoy muy acostumbrada a las tormentas. Son algo aterradoras, ¿sabes? —Asentí, sentándome en silencio junto a ella, colocando mi brazo y una manta encima de ella.

—Sí. Cuando viví en Indiana, cuidaba a niños. Eran cuatro. Una noche hubo una tormenta, y se suponía que me quedara a dormir. Tuve que mantener a los niños calmados ¿sabes? No podía permitir que se asustaran demasiado, tuve que enviarlos a dormir esa noche, y me senté en el sofá para ver las noticias. Como supuse, había un tornado viniendo en nuestra dirección. Estaba muy asustada como para despertar a los niños y decirles que estaban a punto de morir.

—Los desperté y los llevé al sótano, diciendo que quería construir un fuerte con ellos. Así que construimos un fuerte y al final, ellos entraron al fuerte y se durmieron. El tornado pasó por el vecindario, tan cerca de la casa, pero ellos se quedaron dormidos todo el tiempo. —Agregué, recostando mi cabeza sobre la de ella.

—¿Cuál es el punto de esa historia?

—Puedes encontrar una distracción. Estoy cansada. Si quieres, puedes dormir conmigo ¿sí?

***

Desperté con un pie en mi boca. No tenía un fetiche de pies o algo, así que era absolutamente repugnante. Despreciaba las mañanas. Si no despertaba con armonía, haría lo que sea para dejar de hacer lo que tenía ese día, para así poder dormir. Es como una persona completamente diferente. Pero lentamente, a pesar de que tome un par de horas, me transformaba en mi estado natural.

—Jess, Joey, despierten. Se perderán el desayuno.

De acuerdo, eso me despertaría.

—¿Nosotras qué? —Grité, sentándome rápido y empujando el pie fuera de mis labios.

—Se durmieron durante el desayuno. —Afirmó Stevie mientras doblaba una toalla púrpura.

—¿Cómo te atreves a dejar que pierda el desayuno? —Espeté con los dientes apretados, recostándome en la cama.

—Hay una gran tormenta ahora, y estoy bastante segura que estamos en el centro porque dejó de llover de la nada y casi cubre todo el estado. —Explicó, caminando hacia mi cama. No creo que esa leyenda sea cierta, pero la ignoré.

—Sí, ¿de dónde vino esa tormenta? —Musité, sentándome.

—No lo sé, de algún huracán a un billón de millas lejos. Aun así nos afecta, —gimoteó—. Así que levántate y ven a la Gran Casa ahora. Estamos mirando una película. La mayor parte de las actividades de hoy han sido canceladas. —Suspiré, dejando que mis pies tocaran el piso de roble.

Cabin Three // h. s. au (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora