s e i s

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Una víspera de verano en el Trono Real

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s e i s:

Agua tibia, amarillenta caía en pequeñas gotas, cayendo libremente por mi pecho desnudo. Cerré mis ojos, frunciendo mis labios y forzándome a exhalar por la nariz mientras dejaba que el jabón se desvaneciera de mis suaves mejillas.

Bajé la mirada a mi cuerpo desnudo, palmeando mis muslos y barriga al ritmo de Queen "We will rock you," murmurando las letras para mí, el agua se deslizaba por mi cara y era liberada resbalándose por mi labio.

—¡Cinco minutos! —Louis quien descubrí que era la media hermana casada de Cecil, gritó para todas las chicas en las duchas, informándonos que el agua sería apagada pronto. Los cortos, ásperos gemidos hicieron eco a través de las casetas de las duchas, inodoros y tampones usados manchando los pisos.

Cerré el grifo, sujetando una toalla y envolví mi cuerpo. Olvidé traer mis propias toallas, pero afortunadamente, Stevie sabía dónde estaban las toallas extra. De cualquier modo, probablemente ellas eran las más pequeñas, baratas, sencillas que podían comprar. Ni siquiera podía colocar una alrededor de mi cuerpo, y no sobrepasaba mi trasero. Las toallas no están hechas para las personas altas ¿si? Es horrible.

Usando tres toallas, con todo mi muslo derecho expuesto, caminé a través de los pasillos donde chicas con toalla rondaban, y después alguna chica ocasional desnuda, colocándose la ropa.

Entré a una caseta, colocándome mi ropa interior, una camisola negra, una camiseta azul marino con mi el logo de mi escuela en ella, un león demasiado grande estampado atrás, y claros, desteñidos –creerás –shorts a la cintura.

Antes de que preguntes no, nunca usé nada más que cosas a la cintura.

Abajo con los vaqueros a la cadera.

Caminé hacia el espejo, ocultando mis imperfecciones, aplicando sombra para los ojos, y delineador al estilo alas de bebé. Até mi cabello en una coleta, desordenándolo así mi cara no lucía como si estuviera usando un mal Botox.

Encaminándome hacia el desayuno, no pude evitar notar el dulce canto de las aves y más. El aroma no podía ser otro que el bosque en época de verano que me consumía, una diminuta sonrisa contenta se plasmó en mi cara. El sonido era tan perfecto, me hacía cuestionarme sí era real. Quizá había una grabación, o la alarma de algún teléfono.

La paz fue disfrutada cortamente, debido al murmullo de un motor que incrementó su volumen hasta que casi fui golpeada por un alarmado Harry Styles, con su amigo pelirrojo detrás de él.

—¡TE TENGO ANDREWS!

—¡ME ENGAÑASTE CABRÓN!

¡Chicos! ¡No digan malas palabras!

—¡Sí Styles! Cuida tu puto lenguaje.

—Oliver, juro por Dios-

—Whoa, ahí esta Davey, relajen las tetas.

—Harry será mejor que bajes la velocidad, tú irresponsable, inmaduro gili- —El señor Davids finalmente notó mi existencia y me observó, con mis amplios ojos, y creo que estaba sufriendo un latigazo, por tener que ladear tanto la cabeza, de VTT, a VTT, al señor Davids. Bajó la mirada hacia mí, y hacia los chicos, quienes ahora estaban lejos, escaparon. Arreglando su camiseta, aclaró su garganta—. Señorita Flynn. —Asintió brevemente, y aún estaba de pie quieta con mis cejas juntas y mis labios entre mis dientes para contener una risa que amenazaba con hacer eco entre el arbolado terreno del campo. Él se alejó y exhalé una risa, enfocando mi atención en encaminarme hacia el comedor.

Cabin Three // h. s. au (Español)Where stories live. Discover now