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El día transcurre con tranquilidad hasta por fin darle la bienvenida a la noche.

Zayn apresura su paso sobre la acera, se maldice por no llevar consigo un abrigo o una sombrilla, pues la lluvia cae sobre su cuerpo sin tener piedad alguna. Sabe que va a enfermarse pero no tiene monedas suficientes como para ajustar comprar un chocolate caliente, ni tan siquiera un barato café americano, no le queda más que suspirar y dejar atrás una cafetería donde se deja ver el cálido ambiente al interior.

—¡Cielo! ¡Estás empapado! —Es lo primero que escucha Zayn apenas cruza la puerta de su pequeño hogar, observa a su madre quien lo mira con preocupación del otro lado de un muy dañado escritorio donde suele trabajar sus costuras.
El moreno baja la vista y se da cuenta que el viejo tapete que está debajo de sus pies está igual de mojado que él. Pronto esboza una sonrisa, gracias a que su madre se acerca a él y le ayuda a secar su cabello y ropa.

—Será mejor que te duches, te voy a preparar un té y prenderé la chimenea para que te calientes un poco, amor —La mujer besa la frente de su hijo y Zayn no puede estar más contento de estar en casa recibiendo el cuidado de su progenitora.

—Gracias, mamá, no es necesario, con ducharme basta.

—Bien, entonces andando al baño o pescarás un resfriado —Le ordena de brazos cruzados y una ceja alzada en su rostro, el morocho asiente y sube las crujientes escaleras de madera hasta dar con su habitación.

Tras darse una rápida y tibia ducha, ya en pijamas Zayn se deja caer sobre la cama provocando mucho ruido a causa de los resortes del colchón, acomoda los brazos bajo su cabeza y cierra los ojos, sin querer recapitula en su mente la figura del hombre que se llevó a su cachorro favorito horas atrás...
Se sienta con rapidez al recordar que había escrito en un pedazo de hoja de libreta su número, busca casi con desesperación en el bolsillo de su pantalón y suspira aliviado sacando el trozo de papel arrugado que terminó así a causa de la lluvia, la tinta está un poco corrida pero sigue siendo legible.

—¿Le enviaré un mensaje o no? —Habla en voz alta para sí mismo, como si las paredes fueran a opinar al respecto.
Zayn vuelve a reposar su espalda en la colcha y se cubre el rostro con una almohada. ¿Por qué se siente tan desesperado? se pregunta, sin duda no quiere pasar desapercibido ante el castaño. Sin embargo, finalmente decide no hacer contacto, no va a ser un acosador o eso cree... Considera esperar al menos una semana para confirmar la supuesta "Tarjeta" que le inventó y enviarle un texto.
No pasan más de 5 minutos cuando comienza a cerrar los ojos en signo de cansancio, con ayuda de la melodiosa lluvia en el exterior que le arrulla, se da a vencer y se arropa en los brazos de Morfeo.

Liam no puede dormir, el sonido de la tormenta mezclado con los ladridos de su nuevo compañero le evita poder pegar el ojo, por mas almohadas que se coloque en las orejas, simplemente no funciona.

En cuanto llegó a casa con el cachorro consideró que había tomado una buena decisión en haber aceptado la mascota que Liza escogió para él, pero no tardó en cambiar de opinión. Cuando menos lo esperó, los cojines que su madre le regaló cuando se mudó terminaron deshechos y el relleno estaba regado por toda la planta baja, así fue como Loki terminó en el patio trasero bajo el diluvio sin nada que le cubra, por supuesto que a Liam se le rompe el corazón de tan sólo imaginarlo pero no puede dar su brazo a torcer, está educando al perro, claro.

Un trueno acompañado de un relámpago que ilumina su oscura habitación provoca que Liam se despierte más que nunca, gruñe al escuchar a Loki rasguñar con sus pequeñas garras el cristal de la puerta hacia el jardín, es imposible ignorarlo y es cuando odia ser tan sensible y fácil de convencer, puede imaginar los ojos grandes del cachorro implorando por mantenerse dentro nuevamente o la manera en que saca la lengua y sacude la cola cuando obtiene lo que quiere.

Love dog → ZiamWhere stories live. Discover now