Capítulo 11: Aires de rebeldía (e)

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Empieza lo bueno amores...

Capítulo 11: Aires de rebeldía 

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Dando un bote, como si una descarga eléctrica la hubiera sacudido de los pies a la cabeza, Media Luna se incorporó en la cama donde se encontraba. Nada más sentarse tuvo que volver a tumbarse. La habitación a su alrededor parecía una peonza. Daba vueltas y más vueltas, sin señal de detenerse pronto. Cerrando los ojos los apretó con fuerza. Entre el mareo, la rabia de haber perdido el combate, se hizo presente. Aquel estúpido collar resbaladizo iba a ser su tumba un día. Aún acostada y con los ojos cerrados, decidió que cambiaría de joya cuando fuera posible. Tal vez un anillo apretado o una pulsera bien ajustada serían más de fiar. No se podía permitir quedarse desarmada de nuevo.

Llevándose la mano a la cabeza, se apartó el paño frío y húmedo que cubría su frente. Con cautela se volvió a incorporar. Con la habitación más quieta y la mente más despejada, puso los pies en el suelo para buscar a sus tías, y preparar el informe donde detallaría qué errores había cometido durante el combate.

Bajando las escaleras se sorprendió la calma que había. Durante hace ya unos años, tal vez cinco, Ananías enfurecia cada vez que fallaba y durante unas horas el caos gobernaba la casa. Aquel silencio puso su corazón en alerta, haciéndolo palpitar cada vez más rápidamente. Con sigilo se deslizó por los pasillos como una sombra hasta llegar al despacho de Ananías. Justo cuando iba a entrar, la conversación dentro de aquella sala, detuvo su mano a pocos centímetros del pomo de la puerta.  

—No podemos dejarla ir. —a través de la cerradura Media Luna pudo ver a Clarissa de pie junto al sillón donde Ananías estaba sentada. Detrás de ellas la madera no cesaba de crepitar mientras las llamas se balanceaban tenuemente en una hipnótica danza.

—Tampoco podemos encerrarla aquí para siempre Ananías— la voz de Clarissa estaba teñida de tantas emociones… Media Luna identificó el miedo, el nerviosismo y ¿la duda?— Se acerca el momento de contarle la verdad…

«¿Qué verdad?» se preguntó con curiosidad Media Luna conteniendo el aliento e intentando acallar su desbocado latir «¿Qué me están ocultando?»

—¡No está lista!—exclamó con fuerza Ananías. La ira consiguió deformar su fría voz convirtiéndola en un grito grotesco. A través del pequeño agujero, desde donde Media Luna espiaba a sus tías, pudo ver como se levantaba del sillón y se movía con nerviosismo por la estancia. Segundos después los ojos de Media Luna captaron la cara de Ananías. Esta siempre impasible e inexpresiva, se encontraba demacrada, oscurecida y completamente gobernada por las emociones hasta el punto de parecer estar consumida por ellas. Sorprendida ante aquella imagen Media Luna retrocedió detrás de la puerta. Jamás había visto el rostro de su tía con tantas emociones. ¿Aquella cara siempre indiferente era capaz de mostrar tanto miedo y arrepentimiento?— Si la soltamos ahí fuera la destruirán. 

—Tenle fe a la niña. Ella está destinada a cumplir la tarea. —Clarissa hablaba con lentitud y casi en susurros. Parecía temerosa de que alguien pudiera escuchar sus palabras—No somos nadie para detener la profecía. Simplemente no podemos Anna. Debemos contarle lo que le depara el futuro y aclararle su pasado. Si no confesamos nuestros pecados, la verdad acabará por salir a la luz y nos consumirá. Hemos de contarle sobre sus verdaderos padres, sobre la opresión bajo la que vivimos y sobre su papel en la liberación de nuestro pueblo, ahora esclavo de Ella.

—No voy a permitirlo Clara. No quiero que acaben con ella. —replicó iracunda Ananías—No lo permitiré… —susurró como si hablase consigo misma—No saldrá de aquí Clarissa. —la fría calma que la caracterizaba regresó a su voz—No confesaremos nuestros pecados todavía y no saldrá de nuevo hasta que esté preparada. Me da igual que pasen cien años. No permitiré que salga de aquí si eso implica que será devorada por esos bastardos. 

—Pero Anna…

—No, Clarissa. —la seguridad con la que hablaba dejaba claro que no había otra opción válida que no fuera la suya— No —repitió mientras se sentaba lentamente—no saldrá. Está decidido.

En el pasillo Media Luna comenzó a retroceder mientras los ojos se le empañaban. En su mente un huracán de preguntas la dominaba, anulando la coherencia en su pensar. «¿Encerrarme? ¿Para siempre?» las paredes a su alrededor parecían curvarse sobre ella «¿Destruirme? Si no conozco a nadie más que a mis tías, ¿quién podría querer dañarme?¿Qué está pasando?» 

Con la respiración irregular, y la sensación de que alguien le oprimía el corazón, huyó hacía la seguridad de su habitación. ¿Qué le ocultaban sus tías? ¿De qué profecía hablaban? ¿Qué tenía ella que ver con todo eso? 

Entre el caos de su mente un único pensamiento se repetía con fuerza y claridad: «Huye Media Luna».

Entre el caos de su mente un único pensamiento se repetía con fuerza y claridad: «Huye Media Luna»

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¡Esto ya empieza a tener forma! ¡Qué empiece el dramaaaaaa!

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⏰ Last updated: Nov 12, 2022 ⏰

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La chica de la Media Luna (1)Where stories live. Discover now