•2•

2.9K 281 37
                                    

–Oye, Natsu.
        
–¿Qué quieres?
         
–¿A qué hora entras a la secundaria, huh?
         
–9:30.
         
–Son las 9:20.

–¡Maldición!
         
–No llegarás.
         
–Sí lo haré.
         
–¿Cuánto apostamos?
         
–Eres un fantasma, no hay porque apostar.
         
–Mi corazón, idiota...
         
–Ni siquiera tienes corazón.

¡Riiiing!
         
–Maldición.
         
–Te lo dije.
         
–Me hubieras levantado más temprano.
         
–Es que parecía que tenías un sueño muy bonito y te mirabas demasiado inocente de esa manera.–no pude evitar sonrojarme ante su comentario. Ya han pasado más de dos semanas desde que conocí a Lucy y desde ese día, ella no se separa de mí. ¿Por qué? Porqué soy el único que puede verla.
         
–¿Podrías dejar de jugar con mi cabello?
         
–Es que es demasiado bonito. ¡Es color rosa!–exclamó enredando sus dedos con mi cabello.
         
–No es de color "rosa".–le reproché.
        
–¿Ah, no? ¿Entonces de qué color es? ¿Color rosa claro? ¿Color salmón?–preguntó riendo.
        
–Exacto. Es color salmón.–le respondí.

–Claro que no.
         
–Sí.
         
–No.

–Sí.
         
–No.
         
–Sí
         
–No.
         
–Sí.
         
–No.
         
–Sí.
         
–Si fuera color salmón, no se vería bien en ti.
         
–Pero lo es.
         
–Cambiando de tema... Tengo una pregunta.–me dijo.
        
–Pues pregunta.–le respondí.
         
–¿Por qué siempre llevas esa bufanda contigo?

–Porque me da la gana.–le respondí sin verla. Se quedó pensando un buen rato, hasta que se detuvo en la mitad de la calle. –¿Qué pasa?–le pregunté al verla de esta manera.
         
–Tus ojos.–dijo de repente acercándose a mí.

–¿Qué pasa con mis ojos?–pregunté asustado, ya que estaba muy cerca de mí. Demasiado.

–¿Son naturales?–preguntó.

–Sí. Por qué preguntas?–le pregunté .
         
–Bueno... porque son de un color...–pausó para acercarse todavía mas. –Verde brillante.–volvió a pausar, y esta vez, se acerco más, un movimiento en falso y sus labios tocan los míos. –No. Verde no. Son de color... ¡jade!–exclamó separándose con una sonrisa en sus labios.

–Sí.–suspiré.

Entramos a clase tarde, bueno, al menos yo entré a clase tarde, ya que cierto fantasma no me despertó. Como castigo tenía tarea extra.
         
–Natsu, ¿le entiendes a este tema?

–Sí.

–Explícame.
         
–Más tarde.
         
–Pero nos dejaron una asignación.
         
–En casa.
         
–Pero no le entiendo.
         
–Dragneel, ¿tiene algo que quiera compartir con la clase?–preguntó el profesor de gramática, Macao.
         
–No, profesor.–respondí, y continuó explicando.

–Lo siento.–susurró Lucy con la cabeza gacha.

–No te preocupes, sólo presta atención y después te explicaré.–puse mi mano en su cabello y lo revolví un poco.

–Claro

Pasaron las horas, y en todo el día Lucy no me dirigió la palabra. ¿Raro? Claro que sí. Hace unas horas nunca se despegaba de mi, y ahora simplemente no la encuentro. ¿Dónde estará? ¿Por qué quiero saber dónde está?

¡No es que la extrañe!

¡No!

Lo único que hace es molestar.

Pero... igual estoy preocupado por ella.

–Flamitas, ¿a quién buscas?–preguntó Gray, un chico peli-negro y de ojos del mismo color; un chico que tiene la mala costumbre de quitarse la ropa. Probablemente mi único amigo.

–A Lucy.

–¿Lucy? ¿Quién es? ¿Nueva?

–La chica rubi...–me detuve al darme cuenta que estaba describiendo a Lucy, un fantasma, a la cual nadie puede ver, solo yo.

–Parece que te has vuelto loco.–se burló Gray.

–Olvídalo, princesa de hielo.–le dije, y simplemente me fui en busca de Lucy.

Me enamoré de un... ¿¡fantasma?!Место, где живут истории. Откройте их для себя