Me enamoré de un... ¿¡fantasma?!

•6•

|Natsu|

–¡Natsu Dragneel!–gritó papá cuando abrí la puerta principal.

–Ho... la. –saludé nervioso por el posible castigo que me darían.

–¡¿Qué son estas horas de venir a casa?!–gritó mamá con una aura que asustaría hasta a los mismísimos demonios.

–Bueno... es que... –tartamudee.

–¡Ni se te ocurra mentirnos!–gritó nuevamente mamá, y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

–Natsu... te preguntaré algo, y tendrás que ser honesto. ¿Entendido?–preguntó papá, lo único que podía hacer era temblar.

–S-Sí.–respondí.

–Dime, dime... ¿Estuviste con una chica?–me susurró papá al oído con una sonrisa llena de lujuria.

–¡IGNEEL!–gritó mamá.

–M-Me llamó p-por m-mi n-nombre. Ayúdame, hijito lindo.–susurró papá temblando de miedo por la reacción de mamá.

–Ve a dormir, Natsu. Tengo cosas que discutir con tu padre.–me ordené mamá jalando de la oreja a papá.

–C-Claro... Suerte.–susurré antes de subir las escaleras.

–¡¿QUÉ TE SUCEDE, IGNEEL?!

–Ay, Grandineey, amor mío... no me mates.

–De la que me salvé...–susurré cerrando la puerta.

–Casi te matan, Nasho.–se burló Lucy.

–Guarda silencio, rubia oxigenada.–le dije ignorándola, y simplemente me dormí.

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–Psst. Nasho, despierta.

–Déjame dormir más, rubia oxigenada.

–¿Eh? A las buenas o a las malas, pelirrosa.

Pelirrosa.

Esa palabra hacia un eco en mi mente.

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* ¿Cómo te llamas, pelirrosa? *

^ N-Natsu Dragneel...^

* Mjm... es mejor pelirrosa. *

^ ¡Oye! ^

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–¿Natsu? ¡Oye, Natsu! ¡Vamos! ¡Sólo bromeaba!–gritó Lucy.

–¿Y ahora qué me paso?–pregunté.

–Tus ojos... perdieron brillo.–contestó cabizbaja.

–¿E-En serio?–pregunté nuevamente.

–Sí... parecías un zombie pelirrosa.–comentó riendo.

–Tsk. Rubia oxigenada.–le dije sacándole la lengua.

–Sí, sí, como digas. Por cierto, son las 9:15.–dijo con una sonrisa nerviosa.