•9•

2.2K 208 19
                                    

| Lucy |

Algo cálido me rodeaba... Era agradable...

Abrí mis ojos, y los cerré inmediatamente por la luz del sol.

Lo primero que vi fue algo... ¿rosa?

Abrí mis ojos completamente, y vi que estaba siendo abrazada por Natsu.

Se ven tan bonito cuando duerme...

¡¿Pero qué cosas estoy diciendo!?

Los recuerdos de ayer me vinieron a la mente. Estoy completamente sonrojada.

Logré separarme de los brazos de Natsu sin despertarlo, y me di cuenta que eran las 9:00, sus clases empiezan a las 9:30. Sería mejor despertarlo.

–Psst... Nasho, despierta. Llegarás tarde a clases...–le susurré al oído, sin embargo, no despertaba.

–¿Qué? ¿Acaso estás muerto?–le pregunté con una pequeña risa al ver que no despertaba.

–Muerto por tus besos tal vez...–susurró antes de tomarme de la cintura y jalarme.

Cerré los ojos por instinto.

–Ouch. ¿¡Qué haces, idio...–abrí los ojos, y me di cuenta de que Natsu estaba arriba mío con una sonrisa juguetona. –¡Q-Quítate!–le grité sonrojada.

–¡Buenos días, Luce!–dijo sonriendo.

–¡No te pongas acaramelado, Natsu! ¡Y quítate de encima!–le grité.

–¿Por qué no? ¿Qué acaso no puedo empalagar la mente de mi novia?–dijo soltando una pequeña risa e ignorando mi queja.

–Eres un pervertido.

–Tu pervertido, rubia oxigenada.

–C-Cállate.–susurré. –Por cierto, son las 9:15.–le dije riendo.

–¡Maldición!–gritó para después meterse al baño. –¿Quieres que nos bañemos jun...–no lo dejé terminar.

–¡BAÑATE, PERVERTIDO!–le grité tirándole una almohada, a lo que respondió riendo.


| Natsu |

Salí del baño con mi uniforme puesto. Lucy estaba sentada en la cama, cabizbaja.

–Oye, ¿estás bien?–le pregunté.

Levantó su cabeza, y simplemente dijo:–¡Claro, sólo vámonos que llegarás tarde!–con una sonrisa fingida y tomando la manilla de la puerta.

–Oh, claro que no. Tú no estás bien. Anda. ¿Ahora qué pasó?–le pregunté jalando de su muñeca.

–Nada.

–Sí pasó algo.

–No pasó nada.

–Sí.

–No.

–Sí.

–No.

–Te conozco. Algo te sucede. Dime.

–No me sucede nada.

–Claro que sí.

–Si no nos vamos ahora llegarás tar...–no la dejé terminar, ya que la besé, a lo que ella correspondió casi inmediatamente.

–Ahora dime qué te sucede.–le dije serio, apoyando mi cabeza en su frente.

–Nada, sólo es... un mal presentimiento que tengo. Nada grave.–me respondió sonriendo sinceramente.

Me enamoré de un... ¿¡fantasma?!Where stories live. Discover now