Psychopath // Troye Sivan

I

Psicosis era una palabra que describe perfectamente a Nara Mars. Le descubrieron ese "pequeño" defecto suyo hacia cosa de un año, cuando en un momento dado intento clavar un cuchillo de untar mantequilla a su hermana en plena pelea.

Tenía varios trastornos de personalidad, bipolaridad, problemas de ira y un poco de esquizofrenia. En resumen, la chica era un manojo de emociones que no sabía controlar.

Ahora mismo estaba volviendo de la cena familiar de año nuevo, antes de dar las campanas la habían devuelto al hospital. No querían tener que darle un abrazo por cordialidad, no es que la odiarán ni mucho menos, simplemente tenían miedo de sus cambios de humor drásticos. Para ella mejor, no soportaba estar con esa familia de falsos hipócritas.

De repente el coche freno, callando los pensamientos de Nara. En medio del paso de zebra se encontraba un chico delgado con ojos azules y pelo marrón. Su mirada estaba clavada en ella sus ojos sin querer contactaron unos segundos los cuales ni el coche ni el chico avanzaron.

-¡¿Que te pasa, atontado?!- grito la chica, ya harta de la mirada de ese chico. Este la miro y se rió burlonamente, oculto bajo la capucha negra. Esta no cabia en la rabia. Se estaba riendo de ella.

-Nara, cállate.- le regaño el padre. Ella lo miro con una mirada fría.

-¿No ves que este chico es un idiota?- dijo ella apretando los dientes y los puños, haciendo esfuerzos sobrehumanos para no salir del coche y quitarle esa sonrisa burlona de un golpe. Pero, se tuvo que aguantar.

El padre se mantenía cauteloso, esperando que se quitara de la carretera, seguramente en otro caso habría pitado, pero estando en el lugar que estaban mejor andarse con cuidado.

Se mantuvieron en silencio esperando que se apartara, entonces el chico se movió comenzando a retomar su camino hacía el hospital, sin ningún indicio de haberle importado lo más mínimo lo que había pasado.

-Ugh que gente mas rara...- susurró ella lo suficientemente alto para que el padre se girara hacia ella con las cejas levantadas, sin poder creer que justamente ella hablara de gente rara.