VII

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Recorrió el pasillo con cautela y disimulo para asegurarse de que ninguna enfermera la viese entrar en la habitación. Al estar cerca corrió el último tramo que le quedaba metiendose en la habitación 301, cerrando la puerta a su espalda lo más cautelosa que pudo.

Ya dentro su respiración se apaciguó. La habitación se encontraba exactamente igual que la primera vez que entró en ella.
Dio unos pasos hacia la la cama, desordenada y repleta de ropa. Recostó su cuerpo, impregnándose del olor que tanto caracterizaba a Troye, dejándose llevar por los recuerdos.

Allí se quedó por lo que parecieron horas y horas de incertidumbre y vacío. Ya eran las 23:00 y ni rastro de él. Sus párpados comenzaron a caer a causa del agotamiento y el estrés que le causaba esa situación haciéndola caer en un ligero sueño.

No había pasado ni un minuto cuando la puerta se abrió. Un chico entró, sonreía abiertamente, más alegre de lo habitual. Lo que le hubiese pasado en esas horas fuera del hospital había sido maravilloso.

Arrojó su chaqueta al suelo y sin encender las luces se tiró sobre la cama, sin llegar a ver a Nara, quien creía que los ruidos que escuchaba eran las voces que rondaban en su cabeza.

Cuando sintió que un cuerpo se hallaba debajo de él, Troye gritó y se apresuró a encender las luces creyendo que era otra de sus alucinaciones.
Cuando las luces iluminaban la habitación Nara se levantó de la cama asustada encontrándose con Troye.

-¿Que haces aquí?- preguntó molesto, con la voz algo entrecortada recuperándose del susto.

Se sintió culpable al instante, no era su intención asustarlo. Pero se mantuvo firme, cruzo sus brazos sobre su pecho intentando adquirir una postura más seria.

-Necesito hablar contigo.

Este le lanzó una mirada cansada, desesperado por esquivar ese tema sea como sea. Pronunció algunas maldiciones por lo bajo mientras cogía su chaqueta del suelo, dispuesto a irse una vez más. Nara desesperada le agarro del brazo. Este la miro indiferente, con algo de asco incluso.

-Troye, por favor...-dijo con la voz entrecortada.

-¡No somos nada! ¡¿Porque te obsesiona tanto el tema?!- con un movimiento brusco él se soltó de su amarre.

Pero ella no lo quería entender, porque el amor ciega a las personas.

-Mira te voy a proponer algo, el orgullo por el cielo, tu ropa por mi suelo, o le echas cojones o me echas de menos, o nos queremos a morir o nos morimos por querernos. Tu decides.- Lo había dicho, había puesto fin a todo lo que tenían. Él iba a decir que no quería nada con ella, y se le iba a partir el corazón.

Troye pareció tranquilizarse, aunque seguía con la chaqueta cogida fuertemente y con una mano en el pomo de la puerta preparado para marcharse. Nara lo miraba con ojos de súplica, esperando una respuesta.

La mirada de Troye se apaciguó, verla tan vulnerable no era muy usual, de verdad estaba afectándole la manera que el jugaba con los sentimientos de ella.

Suspiró para sus adentros, le iba a decir lo que deseaba oír, después de todo no tenía otra opción.

-No se que siento por ti, por eso me asusta. Me asusta el echo de que pueda llegar a quererte.- dijo tragando saliva e inspirando fuertemente. Casi dolido por haberlo dicho. Y creedme que lo estaba, su orgullo estaba herido.

Ella sonrió, al fin había dicho lo que quería escuchar.

Nara dio unos pasos hasta quedar delante del chico, el miraba al suelo nervioso. Rozo con sus dedos sus sonrosadas mejillas, para después atraerlo hacia ella despacio, como si tratase con un animal herido.

Troye respondio al tacto, colocando sus manos en su cintura, dejando caer la chaqueta.

1 cm De distancia.

0 cm

Sus labios conectaron, moviéndose despacio, muy despacio.

Dado por terminada la conversación. Y comenzando una etapa de sus vidas totalmente nueva.

Psychopath // Troye SivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora