II

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Segundos después se encontraba en la puerta del hospital, escuchando el motor del coche a su espalda, alejándose de ella.

Suspiró y entró de mala gana dando miradas de odio a todo el mundo con el cual se topaba.

Llamó al ascensor. Espero. ¿Y adivinad que? Se encontró con el mismo chico de antes.

Estaba apoyado contra una esquina, observándola burlonamente, como minutos antes. Parecía como si ese encuentro hubiese sido extremadamente calculado por él.

Nara lo miró, si las miradas matasen el chico hubiese caído en una mar de sangre.

Pero dejando todo esos sentimientos aparte, Nara no podía negar que le parecía malditamente atractivo.

No le quitó la vista de encima, verde contra azul estaban luchando en una batalla que solo uno podía ganar. Esta presiono el botón sin si quiera girarse a mirar, se recostó contra una esquina del ascensor y sostuvo la mirada.

Daban bastante miedo.

El adolescente se mordió el labio de forma seductora, para después perfilar sus labios con la lengua. Nara le tembló el pulso, apartando la mirada de golpe, por primera vez en su vida dejándose intimidar por un extraño.

Después de haber calmado aquel color rojo que se había comenzado a extender por sus mejillas levantó la vista, encontrándose con el sujeto a unos centímetros de ella, estaban tan cerca que un paso en falso y se besaban.

La respiración de Nara iba muy rápido por la cercanía, mientras él se mantenía calmado y sereno. Pero sin parar de sonreír.

Con un movimiento rápido, agarró las muñecas de ella, colocándolas por encima de su cabeza, si la chica quisiese hubiera podido soltarse. Si quisiese.

-Me gustan tus labios- susurró este en su oido. Nara le dio de repente un sentimiento de debilidad de al encontrarse en esa situación tan vulnerable.

-Me gustaría poder decir lo mismo.-este se rio burlonamente sin soltar el amarre. La mirada de él bajo de sus ojos hacía sus labios.

-Tu y yo sabemos que te estas debatiendo entre dejarte llevar o pegarme en los huevos.- Ella esbozó una sonrisa cínica y despreocupada.

-No estás para nada equivocado.

El ascensor se paró de golpe, soltándola y volviendo a su esquina del ascensor.

Las puertas se abrieron dejando ver un pasillo largo y con paredes blancas, el ala de psiquiatría. Ambos se quedaron inmóviles.

-Troye. Habitación 321- dijo el muchacho sin mirarla, antes de salir del ascensor. Dejándola atrás.

Psychopath // Troye SivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora