III

1.9K 166 50
                                    

Tic, tac.

Ya eran pasadas las 12.

Ya era la hora.

Nara caminó sigilosa por los fríos pasillos de hospital.

Buscando la habitación.

Cuando por fin la encontró, no se molesto en tocar la puerta, agarro un clip de su pelo y la abrió con un truco que había aprendido hace tiempo. Miró a ambos lados y entró a la habitación cuando ya hubo escuchado el esperado click.

Con cautela cerró la puerta a su espalda.
Se encontró con el mismo chico de antes, con la misma sudadera, solo que con pantalones de chandal grises, tumbado mirando al techo.

Troye ni si quiera se inmuto, la miro de reojo.

Ella no le devolvió la mirada y de un manera bastante maleducada se sentó en la cama de este manteniendo las distancias, sin saber muy bien que le pasaba a  este chico ni porque le encerraban con llave. Ni siquiera sabía porque había venido, estaba claro que aquel personaje estaba como una cabra. Oh, igual que ella.

-Sabría que vendrías.- se incorporó y cruzo las piernas quedando cara a cara. Nara se acomodo delante de él.

-Ugh, cállate Troye.

-Ya sabes mi nombre, ahora dime el tuyo.

-Nara.

Nara se fijo más en aquel chico, se fijo en las pequitas que recorrían su cara, en sus labios pálidos, pero bonitos y en aquella mirada verde azulada. También recorrío con la mirada la habitación, había posters de bandas de metal, la mayoria las conocía, también había velas negras colocadas cuidadosamente sobre una estantería llena de libros. Un escalofrío recorrió su espalda.

-¿Como es que estabas fuera?- pregunto Nara. Troye pareció no hacerle mucha gracia la pregunta.

-¿Porque tanto interés? ¿A caso planeas delatarme?- le dijo amenazadoramente.

No se les permitía salir del hospital, por su seguridad y la del resto de gente. Aunque ella salía normalmente gracias a su padre, su insoportable padre.

-Solo quería saber el porqué y el cómo. No pienso delatarte. Además ¿porque lo haría? si yo también lo he echo miles de veces- Troye esbozó una sonrisa. Nara estuvo apunto de corresponderla pero el orgullo le pudo.

-Había ido a fumar con unos amigos.

Ella asintió sin mediar mas palabras. De repente se sintió enfadada con este chico, quería matarle por no haberse apartado. Lo odiaba, mucho.

-¿Porque no te apartaste?- Troye la miro impasible, aguzo la vista, observándola detenidamente.

-No me daba la gana.

-¡Deja de tratarme así!-de repente sin saberlo sintió una oleada de tristeza, se odiaba, odiaba al mundo, odiaba a todos. Salieron un par de lagrimas de sus ojos.

Troye en todo el rato no se movió de su sitio y observó la desgracia ajena con fascinación. Mirando como la chica de su delante se derrumbaba.

-Odio a todos, os odio a todos, sois...- entonces ella se levanto de golpe y comenzó a pegar golpes a la pared. El enfado había vuelto. No sentía dolor, no sentía nada, desde hace tiempo cualquier sentimiento carecía de importancia dentro en ella.

De repente sintió unos brazos alrededor suyo y una voz calmada.

-Anda tomate esto, Nara.-le introdujo en la boca unas pastillas de color rosa. Nara las reconoció, somniferos. Se las trago sin pensarlo dos vece. Y mientras sentía que la droga se hacia presente en su organismo, se sentó en la cama.

-Lo siento- susurró Nara con mirada ausente. Y con algunas lágrimas en los ojos.

El chico de ojos azules de nuevo se quedo impasible, la observo unos cuantos segundos de pie. Y luego cogió con brusquedad su mano, que tenía los nudillos ensangrentados.

No dijo más palabra, solo vio como la sangre salía poco a poco de sus manos frágiles. Esta no entendía nada, pero dejo que observara su sangre.

- Me encanta el rojo de tu sangre, no es común, es un rojo precioso.

Fue el alago mas bonito que Nara pudo haber escuchado.

-Gracias por el cumplido- entonces esbozo una sonrisa sincera. Un poco triste pero sincera.

El rodo los ojos y resoplo.

Entonces Nara supo que quería conocer a ese chico.

Psychopath // Troye SivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora