Dejando Paraiso ||Completada.

35

(Daniel)

Dije que Pedro iba a pagarlo, pero no sabia como hacerlo...legalmente. Es decir, hasta ayer, cuando los chicos en la hora del almuerzo me dijeron que él competiría hoy en nuestro torneo de lucha.

Ahora ya soy oficialmente boxeador de mi instituto. Y solo tengo que vencer a cuatro chicos para estar cara a cara con ese desgraciado. Como sospechaba, aún seguimos en la misma categoría.

Estoy en el vestuario con el resto de mi equipo, preparándome para el combate.

— Dani, tienes cara de estar a punto de matar a alguien—dice Ángel mientras hago diferentes calentamientos.

— Él está aquí—dice Alberto—. ¿No es así?

No respondo. El entrenador me para y me da una palmadita en la espalda. — No has estado entrenando Oviedo. ¿Seguro que estás preparado?

Me pongo el protector bucal — Sí, entrenador.

Gano mis dos primeros combates inmovilizándolos en el primer minuto. El tercero me llevó un poco más de tiempo. Creo que lo inmovilicé en noventa segundos.

— DO, estás que te sales—grita Sergio mientras se limpia la nariz, herida por su pelea anterior.

El público grita mi nombre y mi tan esperado contrincante sube al ring. No puedo esperar para borrarle a golpes esa sonrisa arrogante.

— ¿Cómo está tu novia?

— Mejor que la tuya.

— Ella es la que está invalida Oviedo.

— Y tú serás el siguiente después de esta pelea.

El árbitro coloca las manos entre nosotros. — Juego limpio, chicos.

Cuando se da inicio al combate, lo empujo con todas mis fuerzas hasta que cae. El muy idiota rueda fuera de la colchoneta, produciendo una infracción por mi parte.

— Punto para el equipo visitante.

La siguiente vez que empezamos obtengo otra advertencia por el despiste en el que mi codo choca bruscamente contra la cara de mi enemigo.

Una advertencia más y estaré descalificado.

Suena el silbato, y el árbitro detiene el combate, — El equipo contrincante está sangrando. Dos minutos de descanso.

El entrenador viene hacia mí, con los ojos echando fuego. — ¿Qué estás haciendo? En mi equipo no se juega sucio, Oviedo. Ahora, o sales ahí y ganas limpiamente o yo hago que se dé por finalizado, y por lo tanto pierdas. ¿Qué eliges?