10: Especial de Año Nuevo

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sobre como empecé el nuevo año a su lado. 


Ese día Luke había aparecido en la biblioteca, lo cual me tomo por sorpresa ya que en los últimos días mi cerebro había hecho un buen trabajo plasmando incontables veces imaginaciones de mi vida sin él, mi vida solo. ¿Era eso entonces? ¿Yo creía que sin él estaba solo?

Luke no me saludó cuando llegó a las tres, y no me sorprendí en realidad. Tampoco me dolió como antes, porque aun habiendo tenido muy poca interacción, podía jurar que aprendí de él con cada palabra que salió de su boca. Eso me llevó a entender que, tal y como yo había supuesto, Luke no era una persona abierta. Y yo siempre creí que la timidez no debía definirse como un algo negativo, muchos van por la vida pensando que si no eres una persona extrovertida, expresiva e hiperactiva no eres interesante. Luke era más que interesante, él era un libro cerrado bajo llave.

Con mi propia novela dramática retorciendo mis pensamientos muchas veces se me olvidaban cantidades de cosas, fechas en especifico; pero ese día era Año Nuevo. Normalmente pasaba las fiestas en la casa de mis padres, pero al principio del mismo año había tenido una pelea con ellos sobre todas aquellas cosas que tenían que ver conmigo y que sólo yo tenía el derecho a decidir. Así que pasé Navidad sólo y parecía ser que disfrutaría de otra vista solitaria a los fuegos artificiales de las doce de la noche.

Siempre había querido pasar Año Nuevo con alguien especial, alguien con quien realmente tenga ganas de estar, que no tenga que fingir que me agrada su presencia. Pero como nunca tuve a alguien especial, ese deseo había quedado atrás. No es que nunca haya tenido una relación, fueron pocas, vacías en sentimientos, y ninguna duradera. Mi vida amorosa no había sido importante a lo largo de mi vida, porque jamás conocí a alguien como Luke. Luke era, definitivamente, la persona especial. Él seria alguien con quien me gustaría compartir Año Nuevo, él sería esa persona con quien realmente me gustaría estar.

Dejé el libro que pretendía leer, 1984, y lo miré. Estaba leyendo El juramento de los Centenera de Lydia Carreras de Sosa, ese mismo me lo habían hecho leer en la escuela hace más de diez años pero si recordaba bien la escritora era española, y la historia se trataba de la investigación por la desaparición de una chica. Me preguntaba porque él lo estaría leyendo, o por qué leía lo que leía para ser más específicos. Tal vez tenía a alguien que le recomendaba libros, o buscaba por Internet. Había tantas cosas sobre su vida fuera de la biblioteca de las que yo no tenia idea alguna.

Si Luke era mi persona especial, que yo estaba seguro que lo era, y ya habíamos tenido un par de conversaciones amigables, ¿Seria desubicado preguntarle que tenía planeado para aquella noche? Porque mi cabeza daba vueltas de sólo pensar en la idea de una cena de fin de año con él. Así que me levante, con un poco más de valentía que la última vez y me acerqué a su mesa. Para cuando me senté, él ya estaba dejando el libro a un lado.

— Hola.

Me sorprendió que él haya sido el primero en hablar y sonreí por ello, tal vez era un progreso y eso significaba que estaba ganando confianza.

— Hola, ¿Como estas?

Por la forma en que nuestros ojos tenían atrapados a los del otro, y esas sonrisas que parecían querer quedarse hasta que los músculos dolieran, yo no podía parar de sentir que había química entre los dos, que había algo que sabíamos, y sabíamos que el otro sabía.

— Como casi cualquier persona en esa época del año, algo aturdido. —confesó— pero ahora que estoy aquí siento como si todo ese estrés desapareció, me encanta la atmósfera que hay en las bibliotecas.

El hecho de que Luke me estuviera hablando de sus opiniones hacia que mis esperanzas volaran aun más alto. Porque para ser un libro cerrado bajo llave, no parecía querer quedarse de esa forma.

limerencia • mukeWhere stories live. Discover now