Capitulo 45.

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Nicholas yace tranquilo y relajado sobre la arena de una playa en la que jamás ha estado. El sonido del mar acariciar la orilla le hace perder el sentido, la brisa marina le recorre cada uno de los rincones más escondidos de su piel. Por un momento siente que ha encontrado la perfecta sincronía para unirse al mundo y formar parte de algo desconocido para el ser humano. Comienza a notar el contacto de unos suaves dedos subir lentamente por el dorso de su mano trazando un camino por su brazo. Le produce dulces cosquillas y hace que una sonrisa tímida sea protagonista en su rostro.

«Cariño», captan sus oídos. Reconoce la voz al instante, tendría que estar sordo para no hacerlo. Es Denise. Quiere, desea, ansía abrir los ojos y contemplarla, pero no puede. Una fuerza superior a él se lo impide. Lucha contra ella, pero no consigue vencer. «No te preocupes, mi vida. Estoy contigo», musita con calma la voz clavando esas palabras en lo hondo del corazón de Nicholas.

— No. No estás aquí conmigo y ese es el problema —consigue mascullar con la voz rota mientras las caricias en su brazo se intensifican.

Siente que la piel le quema por algún motivo desconocido. Todavía lucha en un intento de abrir sus ojos. Ya no escucha a las olas precipitarse contra la orilla, ni siente la brisa abrigándole.

«Lo siento», espeta la voz de su madre con abatimiento. Nicholas siente cómo su corazón se desgarra, «no mamá, no lo sientas. No es tu culpa» intenta hacerla sentir mejor. «Te echo de menos», titubea mientras siente cómo la zona baja de sus ojos se humedece por lágrimas a las que él no ha dado consentimiento de huida. «¿Y papá?», pregunta precipitadamente deseando saber de él. Lo echa de menos. Las caricias cesan de repente y percibe —apesar de sus ojos cerrados— cómo todo se oscurece cada vez más. ¿Qué está pasando? Ya no aprecia la presencia de su madre a su lado, no capta su energía. Solo es capaz de distinguir oscuridad, soledad, dolor y confusión. «¡Mamá! ¡Mamá!», grita destrozado como un niño al que han arrancado de los brazos de su madre.

Un silencio aterrador se hace protagonista callando incluso los pensamientos del propio Nicholas. Por un momento percibe cómo su alrededor recupera la luz e intenta abrir los ojos con la esperanza de encontrarse de nuevo a Denise. Por suerte lo consigue, pero no es ella a quien ve. Su cara le es familiar, bastante. Esboza una tierna sonrisa brindándole confianza y seguridad a Nick, quien parece haberse calmado un poco. Su nueva invitada entrelaza sus dedos entre los de él y Nicholas siente cómo la naturaleza vuelve a hacer acto de presencia. Las rezagadas olas regresan para morir a los pies de la arena mientras la brisa marina le da ese empujón que necesitan. «Ssh, estoy contigo, Nicholas», susurra con paz la voz a su lado. Jesica apreta suavemente su mano condeciéndole el apoyo que pide a gritos. Para cuando quiere darse cuenta todo a vuelto a la más absoluta oscuridad. Comienza a agobiarse ¿y su madre? ¿y Jesica? Quiere levantarse de la arena, quiere correr en su busca, quiere gritar y llorar al mismo tiempo. Pero su cuerpo no le responde, no es capaz de realizar ni el más mínimo movimiento por sí mismo. De repente, un foco de luz demasiado potente impacta contra su rostro cegándolo por unos momentos. Cuando recupera la percepción de la vista ve una figura oscura frente a él portando un objeto largo que le apunta desde arriba. No es capaz de reconocer ni el objeto ni al sujeto que lo porta. Un sonido metálico resona en sus oídos dándole la clave que necesita para saber de qué se trata. Algo o alguien le está encañonando, acaban de cargar la recámara con una bala que lleva su nombre. Pero, ¿quién? Nicholas busca vociferar algo, más el cúmulo de palabras solo se agolpa en su boca sin producir ningún sonido. Si su fuerza no le hubiese abandonado intentaría levantarse y luchar por su vida. Pero sabe que no tiene posibilidades, su cuerpo no responde y la trayectoria de la bala marca su organimo. Y entonces sucede.

Nicholas se despertó gritando en la oscuridad de su habitación con el corazón a mil por hora. Agarraba con fuerza las sábanas arrugadas bajo sus dedos mientras respiraba con brusquedad. Otra pesadilla. «Joder, ¿por qué mierda sueño siempre lo mismo?», se preguntó alterado. Estaba comenzando a preocuparse, siempre soñaba con que alguien acababa con su vida disparándole. ¿Acaso era alguna especie de sueño premonitorio? Pasó ambas manos por su pelo entrelazando varios mechones entre sus dedos queriendo calmar su agitada respiración. Lo que más inquietud le había causado no había sido soñar con que moría —puesto que no era la primera vez— sino con su madre. Hacía tiempo que no lo hacía y le ponía nervioso. ¿Y si se había entrometido en su subconsciente como modo de advertirle de algo? ¿Y si resultaba ser una señal más de una futura muerte? Se sentó en el borde de la cama mientras sobaba sus sienes procurando deshechar todas las preguntas que comenzaban a rondar por su cabeza. Decidió ir a darse una ducha de agua fría, eso le ayudaría a despejarse.

El principal detonante [Fanfiction].Where stories live. Discover now