3. Marinette, Marinette

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Título: Marinette, Marinette.

Resumen: A veces Marinette se preguntaba quién era Chat Noir, otras deseaba saberlo.

Ships: Marichat (Chat Noir/Marinette).

Advertencias: Angst (rejection, identity revealing).

Palabras: 2322

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Desde la ventana se podía ver el cinturón negro, ondeando por el viento. Marinette notaba las lágrimas rodar por sus mejillas y cogiendo velocidad, la velocidad que aumentaba conforme sollozaba más. No quería subir al balcón y saludar al gato, al menos, no llorando. Nadie podía verle llorar a raíz del rechazo de Adrien Agreste. No quería apoyar la cabeza en el hombro de Chat Noir, ella más que nadie sabía que él tenía el mismo tipo de problemas y verle así haría más triste al rubio.

En su lugar, se levantó del sofá y se apoyó en la ventana, posando una mano en el cristal y notando cómo sus dedos se pegaban a él por la humedad. Llovió unos días antes.

Suspiró profundamente y siguió el movimiento de la cola con el dedo índice, intentando distraerse en algo que no fuesen sus propios sentimientos. La cola paró y vio cómo iba bajando, para que el chico apareciese con los ojos bien abiertos en su ventana. Ella se sorprendió y dio unos pasos hacia atrás, casi cayéndose. Él entreabrió los labios y golpeó el cristal con los nudillos, mientras su aliento se pegaba a la ventana.

Marinette negó lentamente con la cabeza mientras las lágrimas seguían cayendo, y cerró sus puños cerca de su boca. Estaba completamente roja, no quería que aquel ser se metiese en sus problemas personales.

Incluso tras el cristal se podía notar cómo los ojos de Chat Noir desprendían preocupación y tristeza, a la vez que su mano dejaba de apretarse y dejaba sus uñas apoyadas en la ventana. Sus orejas cayeron sobre su cabeza y sus hombros también, así que sólo se sentó allí y apoyó la frente contra el cristal. Marinette vio cómo el chico rubio cerraba los ojos y su pecho bajaba al suspirar.

Ella apretó los puños y fue hacia la ventana, quitando el seguro y abriéndola. Él seguía cabizbajo, apoyando su cabeza en el aire.

— ¿Por qué abres? Entiendo que no quieras dejarme entrar —murmuró él, ladeando la cabeza y entreabriendo los ojos.

— No quiero que te resfríes intentando consolarme —respondió, dándose media vuelta y suspirando—. El día de hoy no me está yendo muy bien porque soy egoísta. Dejarte fuera sería sólo un punto menos más.

— ¿Qué ha pasado? —Chat Noir lo sabía. Sabía perfectamente lo que había pasado, y que el «está bien, Adrien, no te preocupes» y aquella dulce sonrisa no era nada más que una máscara para ocultar lo que estaba dejando salir en aquel momento.

— Oh... nada anormal —se encogió de hombros, empezando a retirar fotos de Adrien de su pared—. Supongo que cosas por las que todos los adolescentes pasan.

— ¿Cosas como el rechazo? Ah, sé cómo se siente —el gato se cruzó de hombros, mientras el vello de Marinette se ponía de punta. Ella la rechazó no hace muchos días—. Marinette, es cosa de aceptarlo. ¿Te vas a poner al mismo nivel o menos que esa persona? No. Tienes que enseñarle todos los días lo que aprecias su propia presencia. El «me gustas» no es más que una advertencia de tus sentimientos para que esa persona se fije más en lo que eres capaz de hacer. Es... es un paso adelante, Marinette.

— No, no es que acepte o no sus sentimientos —tragó saliva—, sólo... sólo tengo miedo de que encuentre a alguien mejor que yo.

— ¿Alguien como quién? —alzó las cejas, acercándose a ella y, aún así, manteniendo las distancias.

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