6. Café frío

585 64 11
                                    

Título: Café frío.

Resumen: Marinette finalmente consigue alguien que le recuerde cuándo debería cortarse el cabello, y a la misma vez, que le recuerde de vez en cuando que sigue siendo adolescente y puede enamorarse infinitas veces.

Ships: Marichat (Chat Noir/Marinette).

Advertencias: Ninguna.

Palabras: 952

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

El cabello fino, liso y negro se deslizaba por sus escuálidos y enguantados dedos, cayendo entre ellos y escapándose de la trenza que trataba de hacer. El olor a café y té invadía la habitación, y se podía escuchar el sonido de las páginas pasando entre las uñas femeninas. El cuarto estría completamente en silencio si no fuese por aquello: la respiración de Chat Noir era tan silenciosa que era inapreciable. Y, aunque Marinette también respiraba, su pensamiento era tan fuerte que se escuchaba más que aquello.

El libro no era otro que uno que le había regalado su madre, estaba ambientado en China, con la excusa de que debería de aprender algo más sobre la cultura de su progenitora para evitar desastres tales como el de su tío.

Las flores que le sobraron de aquel festival ya habían marchitado, pero Chat Noir había traído un racimo de unas idénticas, las cuales, según él, «le habían dado una idea». Y era por ello que estaba haciendo de peluquero. Marinette pensó que podría estar haciendo cosas propias de superhéroes, pero pensó que un descanso no estaría nada mal.

Sabía que el café era lo que más le gustaba a Chat Noir. Su bebida favorita, su tarta favorita, su helado favorito: todo tenía que ver con el café. Y es que, él mismo, explicaba que no dormía por las noches y dormía por el día, no es fácil ser un gato, y por ello debía consumir cantidades inmesurables.

— Me diste un tirón.

— Sé perfectamente lo que he hecho —le dijo él, frunciendo el ceño y mordiéndose la lengua, concentrado—, manejar un cabello tan fino no es tan fácil como parece...

— También se te está enfriando el café.

— Me gusta tanto frío como caliente, así que me da igual —hizo un gesto para restarle importancia al asunto con la mano, volviendo luego a su trabajo y dándole giros a sus hebras—. Deberías de cortarte ya el pelo. Casi te llega a media espalda, Marinette.

— Algún día lo haré, no tengo tiempo de ir a la peluquería —dio un sorbo a su té, posándolo sobre su rodilla aún sosteniéndolo con los dedos y con los ojos fijos en las líneas del libro.

Él gruñó por lo bajo y estiró el brazo hasta la cesta de flores, tomando una entre sus largas uñas y entrelazando el tallo en sus cabellos oscuros, admirando el hermoso contraste que hacían en él.

Pronto, el trabajo estaría acabado. Chat Noir insistió en que se levantase, tapando sus ojos celestes y llevándola frente al espejo. Cuando estaban allí, las retiró rápidamente, situándolas luego detrás de su espalda, entrelazando sus dedos.

Marinette entreabrió los labios y alzó las manos, deteniéndose al segundo de pensar que si tocaba la trenza, podría estropearse, ya que era tremendamente torpe. Simplemente miró con aquella expresión a Chat Noir, y luego al espejo, y luego a Chat Noir, maravillada por la perfección con la que su pelo estaba trenzado y las flores cuidadosamente repartidas a una proporción casi idéntica de distancia entre una y otra.

— ¿Bonita, verdad? —murmuró, notando cómo sus orejas comenzaban a relajarse sobre su cabeza.

Marinette giró la cabeza hacia donde estaba él, a unos centímetros de altura más que ella. Asintió suave y lentamente, cerrando las manos que aún no había bajado. Se percató de que el chico parecía sobresaltarse, moviéndose hacia donde estuvieron minutos antes y volviendo hacia donde el espejo.

— Sabía que faltaba algo —rió, negando en desaprobación y tomando la última flor.

Él posó las manos en sus hombros, girándole hacia donde estaba y recogiéndole el flequillo cuidadosamente con la derecha, rozando ínfimamente su frente y haciendo pasar el tallo entre sus hebras, por encima de su oreja. Se aseguró de estuviese bien puesta y retiró las manos con lentitud, sonriendo ampliamente.

— Ahora sí que estás preciosa —susurró, poniendo los brazos en jarras y alzando las cejas, orgulloso.

La chica notó cómo sus mejillas comenzaron a colorearse de un color rojo vivo, apartando la mirada y apretando sus puños. Se tapó la cara (con cuidado de no tocar la flor de su oreja) y giró algo su cintura para evitar estar expuesta de aquella manera.

— Si me disculpas, vuelvo a la lectura —le miró hostilmente, aunque sabía que había perdido oficialmente la batalla.

— Y si me disculpas tú, vuelvo al deber —se encogió de hombros, cerrando los ojos y cruzándose de brazos—. Nadie debe saber que soy peluquero en secreto.

— Más bien nadie debería saber que eres estúpidamente galán y amable. Ser peluquero no te quita dignidad, pero esto sí.

— Oh, ¿perdóname por hacerte eso en el pelo y halagarte, entonces? —frunció el ceño, entreabriendo los ojos y acercando su rostro al suyo.

Marinette suspiró profundamente, negando y golpeando su propia frente con la palma de la mano. Pudo ver cómo él sonreía pícaramente y la deslizó hasta su mejilla, juntando sus rostros por unos segundos y dejando un suave beso en la contraria a ésta.

— Intenta no matarte por el camino. Ni matar a nadie.

Él se tocó el moflete por unos segundos, confuso, y luego soltó una risa nasal.

— Diría yo que es más fácil bajarte el Sol.

Aquello fue lo último que escuchó decir al rubio antes de que saltase por la ventana y de tejado en tejado, desapareciendo entre el horizonte.

Y Marinette pensó, ¿para qué bajar el Sol si lo había tenido justo delante y casi le provocaba un sofoco?, mientras se daba cuenta de que la taza de café parecía recién lavada.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 

✩ ¡SORPRESA! 

Me he autoregalado un Marichat por mi cumpleaños (23/01) y bueno, me gusta bastante cómo ha quedado. ¡Muchas felicidades a todos los que cumplan en esta fecha también! ♡

Tengan un buen día.~ :>

▧ Oneshots ┊ MLBshippingTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang