Prólogo.

9.9K 451 65
                                    

Yacíamos en mi cama.
Ella con el cabello "naranjizo" hecho una maraña.
Mi brazo derecho completamente entumido le servía de almohada y mi mano izquierda, posada sobre su cintura. Estábamos tan cerca que solo podía ver uno de sus ojos, podía sentir su aliento y cada palabra que decía golpeando suavemente mi rostro.
La ropa interior de ambos no era suficiente cobijo y quizá de haber estado yo solo en aquellas condiciones, me hubiera muerto de frío.

—Yo también aprendí algo. Y no es bueno. — la escucho susurrar, al tiempo que desliza su mano a través de mi barba por milésima vez.

—¿Qué? — le pregunto con un hilo de voz. Porque creo saber lo que va a decir.

—No vamos a ningún lugar. Te quiero y me encanta como me haces sentir, pero creo que no llegamos a ningún lugar. — mi alma se relaja, porque no dijo lo que por un segundo creí que diría. Aún así, no puedo evitar que un escalofrío me recorra.

—Quizá, pero me niego a creer que no se pueda hacer nada para cambiar eso. — digo.

—Entonces vas a vivir en negación indefinidamente, porque yo no estoy tan segura. — sonríe y se acerca para besarme de nuevo.

Nos dormimos hablando acerca de lo que sentíamos y cuando despierto a mitad de la noche, ella todavía está ahí.

Eso me rompió en mil pedazos.
Cada uno irrefutablemente suyo.

De Zorros y HuronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora