Aries y Sagitario

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Este capítulo hace referencia a la microhistoria "La Mano Blanca".
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No tardaron mucho tiempo en llegar al destino que tenían en mente, y ni la agitación en sus respiraciones se hacía presente tras haber corrido tres minutos sin parar hacia los lomos de piedritas.

Hace un par de meses que esas piedras estaban allí, formando muchos montes. Se suponía que era de una construcción cancelada, pero ambos chicos de fuego no lo creían así. Simplemente era ilógico.

Se detuvieron bajo la sombra de un árbol, y Sagitario soltó una bocanada de aire para darse cuenta que estaba conteniendo la respiración.

—Bueno, ¿Por dónde empezamos? —preguntó Aries, quien ya mostraba una respiración dificultosa.

—Elige tú.

No era la primera vez que ambos chicos habían ido a ese lugar. Ya conocían cada uno de sus secretos, y cuán peligroso era escalar cada monte a veces.

—¿Qué tal "El precipicio"? Debemos domarlo de una vez —soltó una sonrisa. Efectivamente, ese era el lomo más peligroso.

Y no por eso Sagitario se negaría. Todo lo contrario.

—¿Tú, dejándome vivir una experiencia obviamente peligrosa? Wow —respondió Sagitario. Aries le dedicó una sonrisa mostrando sus dientes blancos.

—Apresúrate, antes que me arrepienta —le dio un codazo a su amigo y ambos se pusieron de pie.

Sagitario fue el primero en correr. El otro chico le siguió.

Comenzaron su escalada poco empinada corriendo con entusiasmo hasta que ya no se pudo despegar un pie del suelo con facilidad. Lo peligroso que tenía ese lomo de mezcla de piedras y tierra, era que uno de sus costados daba a un agujero profundo en el suelo.

Hace unas semanas Aries intentó escalar aquel monte, pero no pudo llegar a la punta por lo alto del lugar, y porque estaba demasiado empinado. Ahora Sagitario se arrastraba por sobre las piedras, tratando de buscar la mejor manera de movilizarse hacia la cima mientras seguía avanzando. Atrás de él, su amigo lo seguía con movimientos torpes.

De pronto, éste interrumpió el ambiente cargado del sonido de piedras al rozarse.

—Y... ¿Me vas a contar de esa chica? —su respiración era jadeante, pero no por eso su habla era inentendible.

—No tenía planeado hablar de eso —murmuró Sagitario, quien había disminuido la velocidad de sus avances.

—Tampoco tenías planeado venir a este lugar, y míranos.

—Aries, suenas como un chico celoso —su voz salió confusa al haber estado riendo por lo bajo.

Su amigo bufó.

—No es eso... pero creí que confiabas en mí.

Sagitario volteó sobre su hombro y lo observó.

—La Mano Blanca. —dijo de golpe. Aries abrió un poco más sus ojos— No tienes de qué preocuparte. Y no te pases rollos, que no te cambiaría por nada.

—¿Cómo así? —cuestionó Aries.

—Que no importa si hay una chica en mis ojos o pololeo con alguien. Tú seguirás siendo mi amigo.

Sagitario sintió que se sacó un peso de encima al decir aquello, pero su tranquilidad no duró mucho al ver que la mirada constante y seria de Aries se posaba sobre él.

—¿Qué pasa? —volvió a hablar. Aries desvío la mirada.

—Sigue subiendo no más. Yo te sigo.

Sagitario suspiró.

~o~

Unos minutos pasaron hasta que llegaron al lugar en que la subida se hacía más dificultosa y agotadora que nunca. Sagitario parecía que nunca iba a detenerse, y Aries... pues Aries se estaba muriendo tratando de seguir la velocidad y constancia de su amigo.

—Sagi... Sagitario —jadeó— De-detente. No puedo más...

—Vamos, sólo falta... un poco más de altura para llegar a la punta —su voz no sonaba tan cansada como la de su amigo.

Aries se dejó caer sobre las piedras, exhausto. Sagitario, al oír aquel ruido, miró sobre su hombro nuevamente.

—No puedo más. —suspiró rendido el carnero.

—¡Sí puedes! Eres el líder, deberías incluso haber llegado antes que yo allá arriba —soltó una pequeña risa tras decir aquello. Miraba a su compañero, tendido sobre las rocas. Él le devolvía la mirada cansada, con el ceño fruncido.

—Me las vas a pagar —murmuró, levantándose del suelo nuevamente. Sagitario le gritó contento palabras de apoyo.

Y, tal como el chico del arquero señaló, en muy poco tiempo llegaron a la cima. Efectivamente, Aries fue el primero en ponerse de pie en ella. Sagitario lo hizo segundos después, acompañando a su compañero, y para ponerle más sabor, éste último profirió un grito de victoria a los aires. Específicamente en dirección al enorme agujero que ahora yacía a varios metros en el suelo.

—Lo lograste —le dijo emocionado Sagitario a Aries.

—Lo logramos —le corrigió. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Le gustaba ver a su amigo tan entusiasmado.

—¿Oíste eso, "precipicio"? ¡Te hemos domado! —Sagitario pisoteó con brusquedad las piedras en las que estaba parado. La emoción lo llevaba.

Aries tuvo una idea.

—¿Nos tomamos una selfie? —soltó con el mismo tono de emoción que llevaba su amigo en la voz. Éste asintió.

Aries tomó su celular, colocó la cámara frontal y lo alzó un poco frente a sus cabezas. Con su suerte, el enorme paisaje que se daba a sus espaldas le daría más belleza a aquella fotografía.

—Uno... dos...

—¡Tres! —exclamó Sagitario, y sonrió.

Pero en el último momento, y con su mano desocupada, Aries tomó el mentón de Sagitario y lo volteó hacia su rostro, profiriéndole un rápido beso en los labios justo al tomar la foto.

La acción sólo duró un segundo, pero no por eso Sagitario no entendería lo que acababa de hacer su amigo.

Lo observó con los ojos bien abiertos. Aries tenía los brazos medianamente en su espalda, y en su rostro una sonrisa yacía esculpida.

—Lo siento, no pude resistirme —murmuró riendo en lo bajo mientras desviaba su mirada al suelo— Fue algo tonto, en serio...

Las repentinas manos de Sagitario en su rostro lo interrumpieron. Fundió sus labios antes de que Aries pudiera soltar palabra. Le tomó un momento a éste para tragar lo que estaba sucediendo, y no se quedó atrás. Colocó una mano en la espalda del chico del arquero, atraiéndolo más hacia él, y la desesperación que asomaba por la piel de ambos inundó cada centímetro de aquel apasionado beso.

Sin duda, una experiencia que ambos pagarían por volver a vivir.

Microhistorias del Zodiaco [Yaoi] - (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora