Microhistorias del Zodiaco [Yaoi] - (CANCELADA)

Leo y Tauro

Este capítulo hace referencia a la microhistoria "Peso".
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-¡Tauro~! -llamaron a la puerta de la habitación. El chico de tierra se sentó como pudo en su cama, y soltó un bostezo.

-Pase -respondió.

Por la puerta entró Leo. En sus manos llevaba una bandeja con unas tostadas y jugo de naranja, y se las depositó en el velador al chico de tierra.

-¡Por fin ha llegado mi turno de cuidar de ti! -concluyó con felicidad. Tauro le miraba con una graciosa extrañeza. Todos los demás chicos venían a rebisarle la temperatura y cosas así, pero nadie le traía comida.

-Sí, hehe... -logró responder. Tomó una tostada y la untó en el jugo, para luego llevársela a la boca. ¡Estaban deliciosas! Sus ojos mostraban felicidad.

-Creí que podrías tener hambre, y por lo que veo no me equivoqué -no pudo evitar sonreír.

-Gracias, chico desconocido -Tauro habló con felicidad, y con la boca media llena.

Vio que Leo se había recostado a su lado por completo, y miraba al techo.

-¿Te quedarás? -preguntó confundido- Los demás sólo venían a ver cómo estaba... esto es raro.

-¿Te molesta si te hago compañía? -Tauro negó- Bien. No tengo nada que hacer hoy, puedo quedarme a cuidarte mucho rato.

El chico de tierra afirmó con la cabeza. Le dio otra mordida a su tostada. Miró unos segundos a Leo, y le ofreció un poco.

-No, gracias -sonrió- Por cierto, que loca manía tuya de mojar el pan en jugo. A mí me da no se qué -rió un poco.

-Déjame, estoy loco -bromeó.

-Bueno, si tú dices... -Leo se puso de pie y caminó unos pasos hacia la puerta.

-Ay pero no tan literal -el chico de tierra rió, pero dejó de hacerlo para respirar con dificultad- ...disculpa, me cuesta un poco respirar ahora, hehe.

Leo se le acercó nuevamente, pero ahora, sentándose a su lado.

-Mhn, eso es nuevo -habló en tono serio.

-La verdad no... hace un par de días que es así. Sólo debo descansar y ya.

-Espera -una idea se cruzó por la mente del chico de fuego en el momento en que Tauro se acomodaba para dormir nuevamente- ¿Me dejas revisarte?

Tauro lo miró extrañado. Se volvió a sentar en la cama, confundido, mientras las manos de Leo iban a su espalda.

-Respira profundo -ordenó, a lo que Tauro obedeció. Leo tanteaba su espalda en busca de algo- Ahora, tose.

Finalmente se apartó. Tauro seguía sin entender nada.

-¿Y eso...?

-Sólo te vas a resfriar, no es nada peligroso.

Tauro sonrió.

-¿Dónde aprendiste eso? -su curiosidad brotaba por sus ojos.

-De pequeño me enfermaba lo suficiente como para entender lo que la enfermera me hacía en la espalda cada vez que iba al doctor -imitó la sonrisa de su amigo. Lo miraba con sabiduría, superioridad.

-¡Que genial! -exclamó el otro.

-No grites tanto... si hieres tu garganta, puedes adelantar el resfriado.

-Oh, de acuerdo, okey...

Guardaron silencio. Leo se acostó de nuevo a su lado, y ambos miraban al techo esta vez.