Microhistorias del Zodiaco [Yaoi] - (CANCELADA)

Escorpio y Aries

Este capítulo hace referencia a la microhistoria "Charla"
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A pesar de que el sol se había asomado hace horas, que la hora del almuerzo ya había pasado y todos los alumnos se habían ido a sus hogares, dos de ellos no lo habían hecho. No tenían de qué preocuparse, ya que no tenían padres en casa de los cuales recibir regaños por su mal actuar, por lo que sus caras estaban más que nada, malhumoradas.

Se preguntarán cómo llegaron a parar en dirección.

Se hallaban todos en el salón, guardando sus pertenencias en sus bolsos y mochilas al momento en que la campana sonaba. Hubo quienes corrían por salir lo antes posible del establecimiento, en cambio, estos chicos se movían con calma, lanzando bromas y risas entre sí.

Uno de ellos, en específico el chico que su escuela conocía como Sebastián, poseía en sus brazos el resultado de su creación. Su voz bailaba entre risas, puesto que nadie podía tomarlo en serio si sostenía e implicaba una falsa voz a un preservativo inflado demasiado característico.

El salón, con los pocos alumnos que aún no se marchaban, fue interrumpido con el sonoro golpe de un libro lo suficientemente grueso sobre una mesa. Las manos de un profesor de historia lo sostenían con fuerza, y en su rostro se reflejaba profunda irritación.

-Ustedes doce, a dirección. -a pesar de todo, siempre fue difícil hacer enojar al profesor de la clase de historia, y ellos lo consiguieron sin siquiera tenerlo en sus planes.

-Oiga, pero si la campana ya ha sonado, las clases ya acabaron, no nos puede llevar a dirección ahora -entre el silencio que se había creado en el salón casi vacío, Aries alzó la voz. Esa era una de las razones por las que los doce chicos lo consideraban el "líder".

-Silencio, Sebastián -el profesor le lanzó una mirada de odio al muchacho. Aries se limitó a morderse la lengua si no quería hablar de más- Específicamente tú ya me tienes hasta acá -se llevó una mano unos centímetros por sobre su cabeza. Se veía lo suficientemente enfurecido, ya que su mandíbula se encontraba tensa.

El chico de fuego sólo esperaba que alguno de sus amigos hablara por él, si no quería crear una escena lo suficientemente convincente para que se lo llevaran a dirección. Y efectivamente, mientras apretaba los puños canalizando su ira, otra voz nadó por sobre el silencio.

-Hey, profesor, que nosotros no le hemos gritado. -Escorpio habló con seriedad, mirando fijamente al profesor. Algunos de los alumnos que no tenían relación con la escena que se estaba montando, comenzaron a marcharse.

-¡¿Y a mí qué me importa?! -el hombre frente a ellos ya mostraba señales de locura- Ustedes son un caos en mi clase... ¡Todas las malditas semanas es lo mismo! ¡Ustedes son la causa de todo este desorden!

Los demás chicos medianamente involucrados en el asunto estaban en el fondo del salón, guardando silencio. Escorpio se sorprendió un poco, retrocediendo ante tal griterío.

-Señor, cálmese -volvió a intervenir Sebastián. Habló con nerviosismo, puesto que se estaba enfureciendo poco a poco.

-Nosotros no queremos crear un caos, usted lo está haciendo... -habló Escorpio en un bajo tono de voz que el profesor aún así pudo escuchar.

-Así que soy yo el problema... -el profesor redujo el volumen de sus gritos. Los doce chicos asintieron en silencio- Muy bien, muy bien, no digan más.

Unos cuantos suspiros se escucharon en el salón. El profesor tomó sus pertenencias y se dirigió a la salida lentamente. Los chicos se miraban extrañados, pero en cierta forma, también liberados.

-Por cierto, una última cosa -el hombre volvió a captar la atención de los doce, quienes borraron las sonrisas de sus rostros- Sebastián, Carlos, a dirección. Ni crean que no me enteré de la ventana que rompieron la semana pasada.