2. "Paranoia"

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El bullicio de la gente estalla en mi audición en el instante en el que arranco los audífonos de mis orejas. El metal chirriante de las puertas de los casilleros siendo golpeados, hace que las conversaciones sean amortiguadas y difusas.

Miro de reojo hacia todos lados, pero trato de no hacer contacto visual con nadie mientras me abro paso hacia las escaleras que dan al segundo piso del edificio.

Las risas y los chillidos eufóricos son ajenos a mí mientras me concentro en llegar a mi destino sin llamar la atención. No es como si yo fuera una persona que suele sobresalir. A decir verdad, soy bastante buena en perderme entre la gente. No suelo destacar en ningún ámbito.

Mis calificaciones no son malas, pero tampoco son perfectas. No destaco en los deportes o en las artes; tampoco soy una persona sociable o con facilidad de palabra. Soy una chica mediocre en todos los aspectos y me siento bien de esta manera.

Siempre he creído que sobresalir debe ser un horrible tormento. Las personas que destacan suelen ser observadas y juzgadas todo el tiempo. No sé si soportaría ser el centro de atención. No sé si soportaría escuchar todas esas cosas crueles que la gente suele decir a las espaldas de los demás. Simplemente no estoy hecha para eso.


Subo las escaleras a paso lento y cauteloso. Temo que en cualquier momento alguien pueda abordarme y preguntarme acerca de los motivos por los cuales no asistí a clases los últimos tres días.

Dahlia se encargó de llamar a la escuela para explicar los motivos por los cuales no me presenté, y tengo entendido que también pidió absoluta discreción respecto al tema de mi hospitalización. Una parte de mí agradece que lo haya hecho. Lo último que necesito es tener a cientos de alumnos curiosos especulando acerca de los motivos por los cuales intenté quitarme la vida... si es que realmente traté de hacerlo.

Sin embargo, la otra parte, la que se rehúsa a creer que traté de hacer algo tan horrible, se siente acorralada. Mi tía se ha encargado de hacer que todo el mundo a mí alrededor se entere del incidente. Incluso, se ha encargado de pedirles a todos que tengan un ojo sobre mí, y eso me irrita demasiado.

Sé que lo hace porque está preocupada, pero está volviéndome loca. A veces, deseo con todas mis fuerzas poder recordar qué fue lo que pasó esa noche pero por más que trato, no puedo hacerlo y eso no ha dejado de torturarme ni un solo instante.


Subo otro tramo de escaleras y me detengo a pocos metros de distancia de la pizarra de anuncios; justo donde se encuentra mi casillero. Introduzco la clave del seguro y golpeo la puerta un par de veces antes de que las bisagras den de sí. Tomo los libros que necesitaré a lo largo del día, y después me encamino hacia mi salón de clases.

Estoy a punto de entrar al aula, cuando una figura imponente es captada por el rabillo de mi ojo. Es apenas un vistazo rápido y fugaz, pero es suficiente para reconocer aquella mirada dura y penetrante.

Entonces, me congelo por completo. Algo parece haberse accionado dentro de mi cabeza. Es un recuerdo vago de hace un par de días. Una memoria difusa y dispersa de la que he tratado de olvidarme.

Casi puedo dibujar aquel cuerpo estático afuera del restaurante de comida rápida al que fui con Ems. Casi puedo dibujar aquel gesto duro y fuerte en mi memoria, y de pronto lo recuerdo...

"¡Es él!, ¡es el tipo del McDonald's!"


Un escalofrío helado recorre mi espina dorsal y vuelvo a mirar en dirección al pasillo.

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