Ladrona de mi corazón (Nico Di Angelo) © ✔️

Capitulo 5

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Capítulo cinco
Devuelve el juguete
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La chica castaña no dejaba de mirarme con mucha furiosa contenida, no era sólo a mí sino que también al rubio.

El hijo de Hades, se acercó hasta donde me encontraba, por lo menos me había levantado del suelo. Nico me jalo de una de mis oreja sacando de ese lugar arrastra, mientras que a nuestras espaldas se podía escuchar perfectamente la pelea de novios de los otros dos chicos.

                                                             [...]

—¡Eres una niña tonta!-Me gritó  Di Angelo al llegar a un lugar alejado del campamento.

Yo solo me dedicaba a sobarme la oreja, la sentía algo lastimada por ser jalada con fuerza de allí, sabía que el tenía razón de tratarme de esa manera.

—Dame mi juguete—me señalo, acusadoramente con su dedo índice.

Me fue involuntario tragar saliva lentamente, al sentir su fría mirada furiosa sobre mi, no me quedaba de otra que decir la verdad.

—Yo lo vendí...—susurré, preparándome mentalmente para una posible huída.

Y así fue, salí corriendo a la máxima velocidad que  lo dieran mis piernas, teniendo en mente que debía huir del chico nuevamente.

—¡Arianna!—Escuche el grito de él justo detrás de mi.

Por lo tanto, giré mi cabeza suavemente para poder divisarlo, allí estaba él hijo de Hades corriendo en mi dirección con los dientes apretados y los puños hechos bola.

Baje la mirada hacia mis zapatos recordando que eran "especiales" según mis hermanos y me podrían sacar de problemas, con sus "alitas desplegables".

Así que sin pensarlo mucho les pedí ayuda, y solo fueron segundos para  elevarme del suelo "mágicamente".

Como pude llegue hasta el puño de Zeús. De mis labios se escapó un largo y profundo suspiró de alivió, pero al parecer no iba hacer por mucho tiempo.

—Pensaste que te ibas a escapar...—escuche la voz profunda de él. Para minutos después sentir sus brazos sujetarme con fuerza de la cintura impidiendo que pudiera huir.

—Mierda...—susurré, levante la mirada  encontrándome con el rostro furioso del hijo de Hades.

No obstante, estaba tan cerca de mi que podía sentir su respiración, solo podía agregar que en vez de darme miedo por su estado de animo furioso, lo que realmente provocó fue que en mis mejillas se tornaron un ligero rubor involuntario.   

—No te vas a escapar de mi, ladrona...   

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Besos 😘😘😘

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