Huyendo Del Playboy. [VCEL2]

ESPECIAL POV JAMES

¿Nunca han sentido que nesecitan algo para poder seguir siendo lo que eran? Pues, era exactamente lo que estaba sintiendo en este mismo momento. Pero yo no nesecitaba algo, nesecitaba a alguien.

Mi cabeza habia estado dando vueltas desde la cena. No podia quitar de mi memoria sus ojos cuando me vieron, llenos de lagrimas. Queriendo decir todo y a la vez, nada.

Tampoco podia borrar la imagen de ella siendo abrazada por aquel tipo. Me sentia tan frustado por no poder hacer nada. Me sentia frustado porque no era mia.

Admite que parte de todo esto fue tu culpa.

Y lo admito.

Admito que si no hubiera sido tan idiota al principio, ahora todo seria distinto.

En mi cabeza, pequeños fragmentos desde el dia en que la conoci hasta ahora comenzaron a trazar una pelicula en mi mente. Todo lo que vivi con ella lo perdi por imbecil. Por no saberla aprovechar cuando tuve oportunidad.

Tenia ganas de golpear algo, la frustacion con el enojo se habian mezclado y sentia mucha, mucha rabia.

- Señor Hood. ¿Pasa algo?- la voz de la profesora McGomery me habia desconcertado. Habia olvidado completamente que estaba en la universidad. Solte un bufido mientras pasaba mis manos por mi rostro.- Tiene permiso para ir a la enfermeria si quiere.- tome mis cosas y sin mas, sali de la sala. No iba a ir a la enfermeria. Queria salir de ahi y encerrarme en mi cuarto. Un ligero dolor de cabeza me invadio y apresure el paso para llegar mas rapido a mi auto.

- ¡Amor! ¿A donde vas?- dijo Brittany mientras caminaba detras mio.

- Ahora no Brittany. Voy a casa, no molestes.- ya habia llegado a mi auto y estaba sentado en el asiento del conductor.

- ¡Prometiste ir al centro comercial conmigo!- chillo mientras se cruzaba de brazos. Prendi el motor y eso solo la enfurecio mas.- Oh no. ¡No te vas a ningun lado! ¡Tu...!- acelere y deje las palabras en su boca. Su chillido solo habia aumentado mi dolor de cabeza.

Me arrepentia cada dia de mi vida el haber aceptado la estupida propuesta de Brittany. Pero los chicos constantemente me decian que era por mi bien.

¡Mi bien las pelotas!

¡No nesecitaba a nadie para olvidarla!

¡Maldicion!

La nesecitaba a ella. Solo a ella.