The First Time Ever I Saw Your Face

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LAUREN

-Quiero cambiar la marcha y hablar acerca de algunos momentos más felices para ti.

—de acuerdo —respondo, recogiendo la silla que había tirado. Me inclino y aferro el reposabrazos mientras mi mente los imagina astillándose por mi agarre.

Quiero romper todo ante mis ojos, o disparar a algo y observar a medida que la bala los alcanza de lleno y diezma su estructura. Ella me hace querer hablar, incluso si es contra mi voluntad. No sé si es su voz o el hecho que sé que Camila estuvo aquí más temprano, sentada en la misma habitación y respondiendo las mismas preguntas que permiten que las palabras fluyan libremente por mis labios.

Mis pensamientos flotan hacia el sofá, y me encuentro preguntándome si Camila se sentó ahí o en esta silla. ¿Se recostó y se relajó?

¿O se sentó rígida como yo? Ha pasado tanto tiempo desde que he estado en una habitación con ella que no quiero pensar acerca de cómo ha cambiado. Sé que no es la misma mujer que dejé atrás, y no puedo negar que quiero a la misma chica de la que me enamoré. Quiero que corra a mis brazos y me diga que todo va a estar bien, incluso aunque yo fuera la que siempre estaba diciéndole esas palabras.

—Cuéntame acerca del momento cuando conociste a Camila.

Me rio entre dientes y suelto los reposabrazos, caminando alrededor al frente de la silla. Me siento con un resoplido.

—¿No te contó?

La terapeuta coloca abajo su pluma y junta sus manos. Sonríe ligeramente, diciéndome que de hecho sí, Camila, le contó. Amo que la manera en que nos conocimos traiga una sonrisa al rostro de un extraño. Sí, la mujer frente a mí es una extraña, independientemente de lo qué ha aprendido de Camila. No obstante, es una historia que amo contar, así que estoy feliz de complacer.

—Lauren, sabes que no puedo decirte qué discutimos Camila y yo hoy, y seré honesta, seguramente usaré algo de la información que aprendí más temprano para ver en dónde estás. —Se reclina, permitiendo que su silla se meza hacia atrás y adelante—. He sido una terapeuta de parejas durante años y mientras que puede ser frustrante, también puede ser gratificante.

Cuando Camila presentó su caso supe que tendría que hacer un acercamiento diferente y que el tiempo era esencial.

Mis ojos caen cuando saca a colación el tiempo. Sé que hay un límite de tiempo, que Camila está siendo presionada. Yo no le pedí que nos trajera aquí, pero no voy a mentir; si esto funciona, estaré agradecida.

También sé que tiene programado caminar hacia el altar dentro de poco y todo dentro de mí me está diciendo que estaré ahí para detenerlo. Se supone que se case conmigo, no con él. Nunca ha sido con él.

—Lauren, ¿todavía estás conmigo?

Levanto rápidamente la vista y parpadeo, alejando la visión de Camila en un vestido blanco sosteniendo un ramo de sus flores favoritas, su brazo entrelazado dentro del de su padre mientras caminan por el suelo alfombrado hacia donde yo debería estar esperándola. No quiero saber cómo este sueño se reproduce, porque muy bien podría no ser yo la que esté de pie ahí, esperándola. 

Podría ser Chris y si ese es el caso estoy ya sea muerta de nuevo, o la he perdido. Sé que ella siente que me perdió y si pudiera, regresaría y cambiaría la historia. Pero no puedo. Todo lo que puedo hacer es proveerla con las respuestas que tengo y quizás juntas podamos juntar las piezas del rompecabezas otra vez y ver si todavía encajamos.

—Sí, perdón. —Aclaro mi garganta y me siento un poco más erguida—. Cuando conocí a Camila era una engreída adolescente que pensaba que su mierda no apestaba, pero, hombre, estaba equivocada. Siempre supe que me gustababan las chicas, era un tanto obvio por mi condicion, y nunca tuve ningún problema consiguiendo una novia, y realmente nunca quise una, pero las chicas acudían en tropel a mí y las dejaba hasta que conocí a Camz.

Thinking of you (CAMREN)Where stories live. Discover now