Capítulo 1 «No me lo puedo creer»

8.4K 302 23
                                    

— ¡Buenos días enana!– entra mi hermano en mi preciado cuarto, interrumpiendo mi sueño.

– ¿Pero qué coño te pasa? Lárgate de aquí.– gruño lanzándole una almohada, aún con los ojos cerrados, pero por su quejido advierto que le he dado.

— Levántate ya, marmota.– dice levantando la persiana, por lo que la luz me da en toda la cara.

— Ojalá, quien fuera marmota.– digo con tono de deseo –¿Qué quieres?

— Mamá nos está esperando abajo, dice que tiene algo importante que decirnos.– suspira encogiéndose de hombros –No está sola, Sara.

Le miro fijamente y acabo asintiendo.

— ¿Está con el, verdad?– pregunto, mi hermano asiente y suspiro pasándome una mano por la cara.

Me levanto, quedando cara a cara con el.

O bueno, intentándolo, ya que es varios centímetros más que yo.

— Pues vamos.– accedo para su sorpresa.

Bajamos y afirmo lo que me dijo mi hermano minutos minutos antes.

— Buenos días, mamá.– saludo llamando su atención, mi madre dibuja una sonrisa enorme al vernos y miro hacia el alto chico que se encuentra a mi lado, el me da un apretón en señal de fuerza y suspiro mirando de nuevo a la mujer que me dio la vida.

— ¡Dylan, Sara!– nos saluda entusiasmada – Buenos días, mis niños. Mirad, está aquí Mario.– señala al hombre que se encuentra a su lado mirándonos sin saber qué hacer.

– Buenos días, Dylan, buenos días, Sara.– nos dice educadamente con una sonrisa tímida.

Mario es el novio de mi madre, y tanto a mi hermano como a mí, no nos entusiasma la idea.

— ¿Qué querías decirnos, mamá?– pregunta acercándome a ellos junto a Dy.

— Veréis, tenemos algo que deciros, los dos.– dice algo nerviosa, dándole la mano a Mario.

Dylan y yo nos miramos preocupados, y nos sentamos frente a ellos.

— Ya sabéis que Mario y yo llevamos un tiempo saliendo juntos.– empieza mi madre haciendo que yo tense la mandíbula, no me gusta por donde va –Hemos estado hablando y...hemos– hace una pausa para coger aire y habla –hemos decidido irnos a vivir juntos.

Dylan y yo nos quedamos helados al momento.

— Vendréis a mi casa, os encantará de verdad. Además, tengo dos hijas de tu edad, Sara.– sonríe intentando quitar la presión creada en el ambiente –Os encantará, de verdad.

No me lo puedo creer, ¿esto es una broma pesada?

Les miramos enfadados, y me levanto rápidamente para subir a mi cuarto, escuchando las llamadas de mi madre.

No tenemos nada personal contra Mario, pero no le conocemos, ni a él ni a sus hijas, y es a petición nuestra.

Después de que papá se fuera, no queremos a nadie más aquí.

Y menos si es para ocupar su lugar.

— Sara.– me llama mi hermano entrando en mi cuarto por segunda vez hoy –Sabes que no podemos hacer nada.

— Es que no lo entiendo.– le miro a los ojos y él se remueve –Se suponía que quería a papá, y ahora aparece un hombre nuevo y ala, a la mierda, no es así, ¡joder! Las cosas no se hacen así.

— Papá se fue, Sara.– recuerda –Y no podemos hacer nada, a mí también me jode, ya lo sabes.– se sienta a mi lado y agacho la mirada –Pero si mamá va a ser feliz así, con ese hombre y su familia, nosotros tenemos que aceptarlo, por ella.– finaliza, y sé que lleva razón.

— Papá se fue por su culpa.– le recuerdo yo –Y se lo perdonamos, al menos debería habernos preguntado, ¿no? También es nuestra vida.

— Lo sé.– suspira –Es una putada, pero es nuestra madre, ¿qué vamos a hacer si no?

Asiento mirando a la pared y me levanto seguida de él.

— ¿Preparado para dejar esto atrás, hermanito?

[...]

— Venga, Jesus, que no tiene gracia, dámelo ya.– se queja mi amiga al ver que no tengo intención de devolverle el móvil.

— ¡Elena, ya estoy en casa!– exclama su padre, al segundo se encuentra frente a nosotros con una enorme sonrisa –Hola Jesus.– me saluda, para después volver la mirada hacia su hija –Adivina quien viene mañana.

— ¿Sus hijos están de acuerdo?– pregunta Elena asombrada.

— Más o menos.– hace una mueca –No les hace mucha ilusión, pero el mayor dice que mientras su madre sea feliz, no se quejarán.

— ¿Y la chica?– pregunta de nuevo, Elena parece estar muy interesada en esa familia.

— Sara no está muy conforme.– suspira –Su hermano la ha convencido más o menos, pero no soy de su agrado.

— Tu tranquilo, papá.– responde sonriente la chica –Cuando te conozcan más, les encantaras a los dos.

— Eso espero, hija, eso espero.– dice con una media sonrisa.

— ¿Cómo se lo ha tomado Carla?– le dice a su padre interesada.

— Ya sabes cómo es tu hermana.– dice el haciendo un gesto con la mano.

— Tremendamente irritante y molesta.– digo sin pensar en voz alta, al momento me tapo la boca al darme cuenta de que hablo de su hermana y de su hija –Perdón.

— Tranquilo, Jesus, es mi hija pero sé cómo es.– suelta una risa y suspiro aliviado.

— Y tú ya sabes que no soporto a mi hermana.– concuerda Elena.

— Ya bueno.– río incomodo rascándome la nuca.

— Bueno, chicos, me voy ya, que me he quedado aquí de acoplado.– sonríe Mario desapareciendo.

— ¿Qué me he perdido?– pregunta mi hermano entrando junto a Selena.

Elena, o Lena como nosotros la llamamos; le cuenta a Dani y a Selena lo que le ha dicho su padre y parece estar muy emocionada.

— Parece que te encanta la idea.– sonríe mi gemelo.

— ¡Mucho! Mi padre me habla todo el día de Dylan y Sara, y tengo muchísimas ganas de conocerles.– sonríe entusiasmada –Y por las fotos que me a enseñado, Dylan está muy potente.– suspira sonriendo, provocando nuestras risas.

— ¿Y no sabes cómo es Sara?– pregunto curioso.

— Dios, si.– dice suspirando –Juro que no he visto a una chica tan guapa en mi vida.

— Que exagerada eres.– ríe Dani.

— Que no, de verdad.– se defiende –No tengo fotos suyas, pero como vienen mañana, quedaos a dormir y así les veis.– propone.

— Por mi bien.– accede Selena.

— Nosotros no podemos quedarnos.– me lamento mirando a mi hermano –Tenemos que ir a la discográfica, pero podemos quedar luego.

— Perfecto.– sonríe ilusionada nuestra amiga –Mañana vamos a conocer a Dylan y Sara Gomez.

A un minuto de ti.[Gemeliers]Where stories live. Discover now