Capitulo 7

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Me desperté a causa del maldito despertador que Chanyeol me había obligado a tener. Giré sobre el colchón y estiré mi mano para apagarlo, volví a girar para mirar al techo, mi cabeza se estaba partiendo, si no me equivoco logré dormir lo mismo que nada. Toda la noche mi conciencia se encargó de que mi persona se sintiera verdaderamente mal.
Me levanté y me dirigí al baño, me di una ducha rápida y salí para cambiarme. Tomé un poco de café y salí en mi moto para otro maldito día en ese infierno llamado universidad. Recordé que hoy es la maldita fiesta de mi padre, ¡demonios, nada podía ser peor!.
Llegué y me encontré con Chanyeol y Jongin esperándome para entrar. Sin quitarme los anteojos me acerque a ellos, el afro me miró bien.
—Uuuh, esa es cara de haber tenido mal sexo —aseguró el afro.
—Te equivocas Kim, esa es cara de no haber llegado al coito —dijo Chanyeol.
Me quité los anteojos y los miré mal, para luego gruñirles por lo bajo. No estaba de humor para soportar sus teorías y burlas.
—Creo que si las miradas mataran, ya estaríamos muertos Chanyeol —dijo Jongin.
Los volví a fulminar con la mirada, si seguía provocándome no iba a terminar bien. El alto se acercó a él y colocó una de sus manos sobre su hombro. Comenzamos a caminar hacia las malditas clases, me adelante un poco, pero podía escucharlos perfectamente.
—Amigo, ¿recuerdas que Sehun perteneció al equipo de lucha en la secundaria? —le preguntó Chanyeol por lo bajo.
—Si —se limitó a decir el afro.
—También, ¿recuerdas cuando peleaba en los bares?
—Aja —respondió Jongin.
—¿Y recuerdas que peleó con Hook y lo venció limpiamente?
Giré un poco la cabeza para mirarlos y Jongin miró nervioso a Chanyeol.
—Si, lo recuerdo.
—Entonces no insistamos más, ciertamente no somos Hook. No creo que tengamos tanta suerte si continuamos —dijo él. Llegamos al salón y era una de las pocas veces en las que llegábamos temprano.
Miré a mí alrededor y Luna no estaba, gracias a dios no estaba. Me senté en la última fila y logré hacer que mi cabeza se fuera de aquel lugar. La clase de Historia Universal comenzó, era tan tediosa aquella clase.
La puerta del salón se abrió y Luhan entró. Me senté derecho para mirarlo, y a mi cabeza vino lo de ayer. Habérmelo imaginado mientras estaba con otra era algo poco común en mí.
—Lo siento, se me ha hecho tarde —se disculpó.
La profesora lo disculpó y él miró a su alrededor para buscar un asiento. El único lugar que quedaba era el que estaba a mi lado, intentó buscar otro lugar, pero nada lo salvaría de sentarse conmigo. Se acercó y con cuidado se sentó.
—Buen día —me saludó por lo bajo.
—Ojala pudiera decir lo mismo —le dije. Se giró a verme.
—Uuuuh, ¿no dormiste bien anoche? —me preguntó.
—Exacto —dije.
Luhan sacó un cuaderno y comenzó a escribir lo que la profesora estaba diciendo. Miré con detenimiento cada movimiento que hacía su nariz al escribir, llevó la punta del lápiz a su boca para morder levemente la punta.
¡Oh dios, yo tengo que hacer algo para poder estar con este chico!
Se giró a verme, y me encontró mirándolo fijamente.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada, solo te miraba —contesté.
—Después puedo prestarte un poco de tapa ojeras, si quieres —me dijo algo divertido.
—Oh, que considerado que eres cariño.
—Lo sé —dijo orgulloso de si mismo y volvió a concentrarse en escribir.
La clase se me hizo lenta e interminable. Luhan contribuía a ello, totalmente concentrado en lo que decían o escribían.
—Podemos salir mañana, cariño —le hablé. Se giró a verme.
—¿Mañana? —preguntó.
—Si, ¿por qué no?
—¿Es necesario?
—¿Cuál es el problema?
—El problema Sehun, es que... no quiero problemas —dijo divertido.
—¿Problemas?
—Ya sabes de quien te estoy hablando....Tao.
—Oh, Tao —dije frustrado.
—De verdad tendrías que hablar con él, esta obsesionado contigo. Por un lado le tengo lastima, debe ser horrible enamorarse de alguien que solo piensa en si mismo.
—Juro que yo jamás le di motivos para que se enamorara —me defendí.
—Sehun... chicos como él se enamoran fácilmente de hombres como tú.
—¿Hombres como yo?
—De pura palabra, pero cero compromisos —me dijo.
—¿Y chicos como tú?, ¿qué clase hombres buscan? —le pregunté.
Me miró fijo a los ojos y luego sonrió levemente.
—Chicos como yo buscan constantemente alguien que no sea posesivo y esté dispuesto a entregarse a una relación divertida y sana. Un hombre con el que puedas hablar de cualquier cosa y sentirte cómodo —me dijo.
—¿Minseok no podía hacer eso?
—Al principio si, pero luego se volvió insoportable.
—Yo soy un hombre con el que perfectamente puedes hablar —dije. Volvió a sonreír.
—Si, lo imagino —dijo sarcástico —Eres el sapo imposible de transformar en príncipe.
El timbre sonó y todos comenzaron a salir. Luhan se puso de pie y antes de salir del todo se giró a verme.
—Por eso se enamoran ti, creen que pueden cambiarte —me dijo. Lo miré fijo —Pero eso, esta totalmente fuera del alcance de sus manos.
Salió de allí dejándome solo con mis pensamientos. ¡Oh mierda!, ¿qué es lo que pasa conmigo?, yo no puedo sentirme mal por las palabras de un hombre poco común.
Poco común, eso es. Luhan es diferente a los demás, o así lo veo yo. Tal vez si le encuentro el parecido ya no voy a sentirme así.
La noche llegó y con ella la maldita fiesta. Terminé de vestirme en un costoso traje que me trajo mi padre de Paris. Parado frente al espejo me arreglé bien la corbata.
—"¿Ves? Así es como se hace mi amor"—ella tomó la corbata y comenzó a colocármela bien.
—"¿Así mami?"—le pregunté.
—"Uno para arriba, luego lo doblas por aquí y un tirón para abajo."
—"¿Cómo me veo?"
—"Perfecto, te ves hermoso."
Sacudí mi cabeza mientras dejaba que aquel recuerdo me atormentara. Volví mi vista al espejo y ya estaba listo, tomé el peine y terminé de tirar todo mi cabello hacía atrás.
De verdad no podía hacerme cargo de que todos estuvieran muertos por mi, la verdad de todo está a la vista, yo no soy el problema; el problema son todos ellos.
El timbre de mi casa sonó, de seguro ese era papá. Salí del cuarto y me dirigí a atender, abrí y él me miró bien.
—¿Estas listo? —preguntó.
—Si —contesté.
Salimos de allí, nos subimos a uno de sus costosos coches, y partimos hacia otro de mis calvarios. Pronto llegamos, en todo el viaje no habíamos cruzado palabra, mi relación con mi padre era así, solo hablábamos lo necesario.
Nos bajamos y entramos al gran salón,miré a mi alrededor y toda la clase alta de la cuidad estaba allí: empresarios, contadores, abogados, políticos y demás. Era hora de sacar mi faceta profesional y moralista. Nos acercamos a un grupo y mi padre comenzó a presentarme.
—El es Sehun, mi único hijo y mi futuro heredero —habló sobre mí.
—Buenas noches, señores —saludé.
Pronto comenzó la charla de negocios, puse mi mejor cara de atención e intenté hacerlo.
Pero mi mirada se distrajo por la silueta de un pequeño hombre, estaba de espaldas con un elegante traje rojo oscuro, que resaltaba su trasero, tenía cabello castaño, peinado hacia atrás. Y cuando giró, de verdad no pensé que era Luhan. Comenzó a caminar al lado de un hombre bien vestido de unos 50 años. Estoy seguro que ese es su padre.
—Con permiso señores, enseguida regreso —me disculpé.
Lo seguí con cuidado, observándolo de cerca. De alguna forma, que no sea presentándome yo mismo, tenía que hacer que él me viera. Divisé como sonreía cordialmente a las personas que, el hombre con el que estaba, le presentaba.
Se veía condenadamente hermoso en ese traje, marcaba con claridad las bellas curvas de su cuerpo. Gracias a mis tontas compañeras de Universidad, ya había logrado verlo en ropa interior, pero el hecho de verlo en ese traje bastante ajustado era aún mejor de lo que yo había visto. Lo vi alejarse de aquel hombre y entonces me acerqué a él.
—Perdón, ¿usted es el señor Xiao? —le pregunte. Se giró a verme.
—Si, soy yo. Mucho gusto ¿usted es? —me preguntó.
—Mi nombre es Oh Sehun —me presenté.
—¿Puede ser que tu padre sea Oh JungHoon? —dijo frunciendo el ceño.
—El mismo —dije. Sonrió y estiró su mano para que la tomara.
—Es un gusto conocerte, hijo. He escuchado muchas cosas sobre tu padre, se que es un muy buen abogado.
—Si lo es, y es mi gran ejemplo a seguir. Espero algún día poder llegar a ser tan grande como él. —dije mintiendo descaradamente.
—Si tienes potencial y carisma, estoy seguro de que lo lograras —dijo divertido.
—Eso espero señor, ya que en algún futuro me tocara tomar mando del bufett de mi padre.
—¿Tú padre está aquí? —me preguntó.
—Si señor, se encuentra por allí —dije y lo señalé.
Giró y lo miró, volvió a mirarme.
—Oh, espera un segundo que voy a llamar a mi hijo para que lo conozcas —dijo.
Bingo!, dije para mi fuero interno.
—Luhan, hijo—lo llamó.
El castaño se encontraba de espaldas hablando con otra mujer. Se giró a ver a su padre y cuando me divisó frunzo el ceño con gesto de asombro, se despidió de la mujer y se acercó a nosotros. Hice todo lo posible por parecer sorprendido.
—Hijo, quiero que conozcas al señor Oh Sehun—me presentó —Sehun, él es mi bello hijo Luhan.
—Es un gusto señor Luhan—dije y estreche su mano cordialmente.
Luhan no dijo nada, solo me miraba sin poder creerlo aún.
—Bueno, los dejo un segundo. Iré a hablar con tu padre, Sehun —me dijo.
—Vaya tranquilo señor Xiao, yo cuido de su hijo.
Sonrió y palmeó mi espalda para luego irse. Clavé mis ojos en Luhan, me miró de arriba a bajo analizándome detenidamente.
—¿Dónde quedó el sapo Marilynmansero? —me preguntó. Solté una leve carcajada —¿Se puede saber que haces aquí?
—Aquí es donde vengo siempre que necesito pensar —le dije. Me miró acusadoramente —Bueno, en realidad vengo porque mi padre tiene amigos importantes y siempre necesita de mi ayuda.
—O sea que era esto lo que tenías que hacer hoy —me dijo.
—Al parecer los dos teníamos que hacerlo —dije y lo miré de los pies a la cabeza —Se ve muy bello esta noche señor Luhan.
—¿Qué pasa?—dijo él soltando una sonrisa —¿Ahora eres todo un caballero?
—Siempre lo soy, ¿no lo cree?
—En realidad, creo que te favorece el pelo hacia atrás. Se tiene mayor percepción del color de tus ojos.
—¿Le gustan mis ojos? —pregunté sonriéndole levemente.
—Señor Oh, creo que a pesar de que este vestido de gala, lo marylinmansero no se le va con nada del mundo.
—Podríamos fingir que acabamos de conocernos —dije y me di la vuelta para luego volver a mirarlo —Buenas noches señor.
Tomé su mano para estreharla de nuevo. Luhan rió por lo bajo.
—Buenas noches señor... —dejó de hablar para seguirme el juego.
—Oh, o puede decirme Sehun.
Nos acercamos a una de las mesas donde había comida y cosas para tomar. Luhan miró esporádicamente la mesa y soltó un frustrado suspiro.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Puedes creer que no tengan nada que no provenga de algún pobre animal —dijo
—¿Estás seguro? —dije y giré a ver la mesa.
El tenía razón, allí había de todo, pero nada no proveniente de algún animal.
—Son todos unos cerdos —dijo mirando a la gente —Presumiendo su dinero y poder, y riendo con una copa de Martini entre los dedos.
—¿No te gusta esta gente?
—Para serte sincero, no. Pero toda mi vida he vivido entre ellos, y aun así no los tolero.
—Te entiendo, esta gente es demasiado irritante —le dije. Se giró a verme.
—¿Vienes seguido verdad? —preguntó.
—Si —dije asintiendo.
—Es la primera vez que vengo a un lugar como este y te aseguro que hubiese preferido quedarme en casa, mirando una película y comiendo helado.
Miré a nuestros padres y hablaban animadamente.
—¿Crees que hagan algún negocio? —le pregunté.
—Quien sabe —dijo y los miró también —¿Ese es tu padre?
—Si, él es mi padre —dije en un suspiro.
—No te pareces mucho a él —me dijo. Giré a verlo.
—No, me parezco más a mi...
Me miró esperando a que terminara de hablar. Sentí un pequeño nudo en el pecho, algo que me impedía poder hablar de ella.
—¿A tu madre? —preguntó. Salí de mis pensamientos y lo miré.
—Si, si, a ella —dije rápidamente. Miré hacia uno de los ventanales y la noche se veía bella. Sería bueno salir un poco —Oye, ¿salimos de aquí?
—¿A dónde? —me preguntó confundido por mi repentino interés de salir de allí.
—Conozco este lugar, he venido antes. Tiene un muy bello jardín, podemos salir a caminar —le dije. Miró a su alrededor y volvió a mirarme.
—Está bien, vamos —me dijo.
Apoyé una de mis manos en su espalda y lo dirigí levemente hacia fuera. Salimos y la leve brisa goleó nuestros rostros, no hacía calor, ni frío, la noche en verdad era perfecta. Comenzamos a caminar, por lo que parecía un laberinto de enredaderas.
—Wow, esto es increíble —dijo mirando a su alrededor.
—El jardinero que hizo esto se merece una consideración —acoté —Juguemos a las veinte preguntas.
—Que sean cinco —dijo divertido.
—¿Cinco?, ¿nada más cinco?
—Nada más —sonrió.
—Está bien, acepto tus condiciones. Comenzaré yo —acomodé mi garganta —¿Te agrada haberte encontrado conmigo esta noche?
Rió por lo bajo y me miró de reojo.
—Ciertamente... no me molesta —dijo.
—Oh, eso es bueno —le dije y ambos reímos —¿Playa o montaña?
—Depende —contestó.
—¿De qué?
—¿Esa es otra pregunta? —preguntó.
—¿La vas a contar como pregunta? —le dije. Sonrió.
—Si —dijo asintiendo.
—Eres tramposo —la acusé.
—Depende de la persona con la que vaya, si estoy con amigos, prefiero ir a la playa. Y si estoy con alguien especial, preferiría ir a la montaña.
—¿Por qué? —dije interesado en saber eso.
—Van cuatro, señor Oh —dijo divertido.
—Lo sé, lo sé. Pero prefiero saber —dije y lo mire.
—Lo mejor de tener frío, es poder entrar en calor —me dijo.
Detuve mi paso y vi como caminaba, se giró a verme y rió divertido.
—¿Qué te sucede? —me preguntó.
Sonreí levemente y caminé hasta Luhan sin decir nada.
Seguimos caminando y divisé un bonito lugar, era una especie de cúpula rodeada de flores y plantas.
—Vamos allí —le dije y le di mi mano.
El me miró y con un poco de duda la tomó, caminamos hasta allí y le di el paso para que pasara. Miró a su alrededor y luego me miró.
—Este lugar es hermoso —dijo.
—Como yo —afirmé. Me miró divertido —Y como tú por supuesto.
—Oh, que galante —dijo divertido.
—Si te pregunto si quieres bailar, ¿la tomas como pregunta? —le pregunté.
—No hay música —me dijo mientras trataba de no reír.
—Tenemos imaginación cariño —le dije por lo bajo.
Estiré mi brazo para que Luhan apoyara su mano en la mía. Rió quedamente y se acercó un poco a mí para tomar mi mano.
Con un leve movimiento coloqué mi mano en su espalda y lo acerque rápidamente a mí, me miró fijo a los ojos, apoyó su otra mano sobre mi hombro.
Comencé a moverme de un lado para el otro, haciendo que él también moviera un poco sus pies. De repente escuchamos como un poco de música llegaba hacia nuestros oídos, giramos la cabeza y un grupo de músicos se encaminaba para tocar algo.
Luhan sonrió y bajó la mirada algo sonrojado, yo le agradecí a los muchachos con un leve movimiento de mi cabeza. Volví mi mirada a Luhan y busqué la suya, trataba de esquivarme, hasta que no tuvo más remedio que mirarme fijo a los ojos. Sus pestañas eran largas y oscuras, provocaban que sus ojos fueran más profundos y cautivadores. Con la música a nuestro alrededor, una maravillosa noche estrellada y por supuesto mi inexplicable atractivo, tenía todas las de ganar. Podía besarlo...
—¿En que piensas? —me preguntó.
Lo hice girar una vez y lo volví a acercar.
—En las casualidades de la vida —contesté.
—¿Casualidades?
—Si —dije asintiendo —¿No te parece una casualidad todo esto?, el habernos encontrado en este lugar esta noche.
—Casualidad, destino o lo que sea, no creo en ninguno de ellos.
—¿No?
—No —dijo negando levemente con la cabeza —Para mi la vida es otra cosa, cada uno va armando su propio camino, va tomando sus propias decisiones. Las cosas pasan porque nosotros queremos que así pasen.
—¿Estas queriendo decirme que querías verme esta noche?
Rió por lo bajo y me miró.
—Te queda una pregunta —me dijo.
—¿Puedo besarte?
Sus chocolates ojos se clavaron fijamente en los míos, recorrí con mi mirada cada perfecta facción de su rostro, cada peligrosa curva de sus labios. Su boca estaba semiabierta, yo solo debía inclinarme y atraparlo.
—No —me contestó. Volví mi mirada a sus ojos.
—¿Por qué no?
—Porque no.
Se alejó de mi agarre y salió de allí dejándome algo confundido. Miré en la dirección en la que estaba caminado, y a paso rápido casi estaba llegando a la entrada del salón, corrí detrás de él y lo alcancé. Tomé su brazo para hacerlo girar y que me mirara.
—Lo siento, siento si te incomodé... no era mi intención. Pero no puedes culparme por querer besarte. No hubiera podido dormir, de no haberlo intentado.
—Tranquilo —me dijo —Por lo menos vas mejorando. Has preguntado y te has abstenido después de una negativa...
Luhan giró para entrar.
—Hey, espera —lo llamé. Se giró a verme —Otra pregunta.
—Ya has hecho cinco, pero... bueno, ¿qué quieres saber?
—¿Podrás dormir esta noche sin haberlo intentado? —le pregunté.
Luhan solo me miró fijo y no habló durante unos cuantos segundos.
Pensé que en cualquier momento mi Sehun despreocupado y arrebatado iba a salir de mí, para tomarlo de la cintura y besarlo sin permiso, pero giró sobre él mismo y entró sin decir nada.
—Si —dije asintiendo levemente —Eso pensé, no podrás dormir esta noche.
Entré y vi como se acercaba a nuestros padres, apresuré un poco mi paso y también me acerque a ellos.
—Oh, aquí estas hijo —dijo el señor Xiao —JungHoon, él es Luhan, mi hijo.
—Mucho gusto, Luhan —le habló él.
—El gusto es mío señor Oh —dijo él.
—El es mi hijo...
—Ya tuve el agrado de conocerlo —lo detuvo el señor Xiao. Mi padre me miró de reojo. Vi como Luhan le decía algo al oído a su padre, nos miró consecutivamente —Lo lamento señores, pero nosotros debemos retirarnos.
—Fue un placer conocerlo, señor Xiao —dijo mi padre.
—Igualmente, señor Oh —dijo él.
—Luhan —inclinó la cabeza ante él.
El castaño bajó un poco la cabeza.
—Buenas noches —dijo él y tomó el brazo de su padre para comenzar a caminar. Antes de alejarse del todo, giró su cabeza para entregarme una extraña mirada.
Ay cariño, se que te mueres de ganas para vaya hacia ti y te bese como Dios manda, pensé sin dejar de mirarlo.
—¿Se puede saber donde demonios estabas? —me preguntó JungHoon haciendo que deje de mirar a Luhan.
—¿Lindo chico, no crees? —le pregunté.
—Deja de hacerte el idiota. Contéstame lo que te pregunte.
—Solo estaba tomando un poco de aire, ¿está bien?
—Te estuve buscando, como un loco, te necesito para una importante charla de negocios.
—Tranquilo, ya estoy aquí para salvar tu trasero.
Me miró con enojo y yo solo lo ignoré.
—Vamos —me dijo y nos acercamos a un grupo de personas que hablaban concentradamente.
Luego de la tediosa velada, yo regresé a mi casa, mientras que mi padre se fue a su departamento. Me quité el abrigo y lo dejé sobre el sillón, para luego sentarme en el mismo.
¡Maldito viernes solo en casa!, podría llamar a los chicos para que vinieran a hacerme compañía. Tomé mi celular y encontré un mensaje nuevo, era de Chanyeol.
—Hermano, te conseguí lo que querías. El número de Luhan.
Leí y solté una leve carcajada. Guardé el número de Luhan y luego miré mis contactos. Nunca había tenido el número de un chico que no sean mis amigos agendado en mi celular, pero bueno, él era especial. ¿Qué pasa si lo llamo?
Escuché como sonaba una... sonaba otra, una más...
—¿Hola? —me atendió.
—Cariño, pensé que estabas dormido —le dije. Guardó silencio unos segundos.
—¿Sehun? —preguntó.
—¿Cómo lo supiste? —pregunté haciéndome el galante.
—Eres el único estúpido que me dice cariño —aseguró. Yo reí —¿Por qué tienes mi número?
—¿Qué?, ¿acaso no me lo hubieras dado si te lo pedía?
—Mmmm, si o no se —contestó.
—¿Dónde estás?
—En mi habitación, en mi casa.
—¿Llegaste hace mucho?
—Hace bastante, si —dijo él.
Reí por lo bajo y miré las puntas de mis pies.
—¿No puedes dormir, verdad? —dije al recordar mis palabras fuera del salón.
—¿Por qué? —
—¿Cómo por qué? —dije yo.
—Si, ¿por qué dices que no puedo dormir?
—Porque no me dejaste besarte.

Peligrosa Obsesión [HunHan]Where stories live. Discover now