Capitulo 36

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— Sé perfectamente en dónde estás metido, y tienes exactamente dos horas para estar en mi casa. Y te quiero solo, deja a tu 'acompañante' en donde sea, pero no vengas con él. ¿Entendiste? — me dijo HungJoon, mi padre.
Me tensé al instante de escuchar su maldita voz. ¿Cómo demonios se había enterado de que yo estaba aquí?, ¿acaso el infeliz estaba siguiéndome o algo por el estilo?
— Mal nacido — musité.
— Y más te vale que me hagas caso o ya verás — dijo y colgó.
Apreté con fuerza el celular que estaba mi mano. Cerré los ojos y traté de estar calmado, pero se me estaba haciendo imposible. Sentí una suave mano apoyarse en mi hombro, me giré y era Luhan.
— ¿Qué sucede? — me preguntó preocupado, solté un suspiro y acaricie su mejilla.
— Debemos irnos — dije y bajé mi mano para acariciar sus labios.
— ¿Por qué? — dijo confundido.
— No puedo explicártelo ahora, solo sé que debemos irnos, cariño — me acerqué a él y lo besé cortamente.
Volvimos los pasos hacia donde estaban mi madre e IkJoon, ambos me miraron con cara de preocupación.
— Lo siento, mamá, pero tenemos que irnos — le dije. Ella se acercó a mí y me acarició el rostro.
— Tu padre, ¿verdad? — susurró por lo bajo, la miré fijo a los ojos.
— El sabe donde estoy — le contesté. Ella sonrió levemente, se acercó más a mí y me abrazó.
— El ya no puede hacerme nada, Sehun. Que sus tontas amenazas ya no te controlen, cualquier cosa que él te diga es mentira. HungJoon perdió control sobre mí hace exactamente un año — me calmó ella y con cuidado la alejé de mí para mirarla a los ojos.
— Entonces ¿ya no... no hay peligro? — preguntó con algo de duda.
— No, ya no hay peligro. Pero sé como es, así que ve... y hazle saber que ya no le tienes miedo, pero por favor no pierdas el control, Sehun, es tu padre — me pidió.
Asentí y besó mi mejilla, para luego alejarse completamente.
— Más tarde, cuando todo este arreglado voy a llamarte — le dije a mi madre.
— Esperaré ese llamado ansiosamente, hijo — dijo ella.
Los tres nos acompañaron hasta la puerta. SooEun no tenía esa sonrisa que tenía cuando llegamos.
— ¿Qué pasa, enana? — le pregunté agachándome hasta quedar a su altura.
— Yo no quiero que se vayan — me dijo sin dejar de mirar al suelo. Levanté su rostro con una mano e hice que me mirara.
— Prometo que nos veremos otra vez. Eres mi hermanita y prometo que voy a cumplir bien mi rol de hermano mayor – le dije.
Ella me sonrió y luego miró a Luhan — Tú también cumplirás bien tu rol de cuñado, ¿verdad? — le dijo, el castaño la miró asombrado.
— ¿Qué es eso de rol de cuñado, SooEun? — la regañó mi madre — ¿De dónde has sacado eso?
— Lo vi en una telenovela, en casa de la abuela — se defendió ella. Todos reímos divertidos y salimos fuera de la casa. Caminamos hasta el auto de Luhan y nos giramos a verlos.
— Prometo mamá que esto pronto va a acabar — le dije. Ella me sonrió.
— Lo sé, mi amor, cuídense. Adiós, Luhan y gracias por traerme de nuevo a mi bebé — le dijo al castaño, éste sonrió.
— Gracias a usted, por haberlo traído al mundo — le dijo, entonces lo miré algo sorprendido, él me miró y al instante se dio cuenta de que eso le salió sin permiso de la boca, se sonrojó de sobremanera y apartó la vista de mí.
— Adiós, muchachos — nos dijo IkJoon, me acerqué a él y lo abracé.
— Por favor, cuídalas — le susurré.
— Tranquilo, las cuidaré. Tú cuidate y cuida a Luhan, es un muchacho increíble — me dijo al oído. Asentí y me alejé de él.
— Adiós — se despidió Luhan de todos antes de subirse al auto. Miré una última vez a mi hermana y a mi madre y sonreí. La pequeña agitó su mano y eso me lleno de alegría.
— Cuidate, enana, y no comas muchos dulces... te van a hacer mal — le dije.
— Está bien, hermanito — me dijo sonriente.
— Hermanito — susurré divertido y me subí al auto.
Luhan arrancó y comenzamos a andar, giré mi cabeza para ver como sus pequeñas figuras volvían a entrar a la casa. Soltando un leve suspiró volví mi vista al frente, miré a al castaño y él aún seguía sonrojada. Sonreí.
— Así que... estas agradecido porque me trajo a este mundo — dije en tono divertido, él se sonrojó más aún.
— Bueno.... sí, porque si no lo hubiese hecho....
— No te hubiese conocido, no me hubieses conocido.... no sería completa y tontamente feliz en este momento — le dije.
Me miró y detuvo el auto, lo miré extrañado, entonces se acercó a mí y me besó desesperadamente. Gruñí por lo bajo ante aquella excitante manera de besar. Giré hacia él y lo tomé de la cintura, para que con un simple movimiento subirlo sobre mí.
— No, Sehun... — susurró agitado sobre mi boca.
— Cállate — le dije y volví a reclamar sus labios.
Mis manos se volvieron un poco traviesas y se metieron debajo de su remera, para acariciar su suave piel. Gimió levemente, haciéndome saber que deseaba eso tanto como yo.
— No, no, estamos en un auto, Sehun ya para...no... espera... diablos.
Hice oídos sordos a sus peticiones y lo tomé de las caderas para acercarlo más a mí. Sentía como se iba formando un bulto en mis pantalones, fue provocado por él. Entonces lo iba a pagar, dándome lo que yo quería en este auto, si es preciso.
Tomó mi rostro con sus manos y logró alejarme de su boca. Me miró fijamente a los ojos, sonreí mostrándole una agitada sonrisa.
— ¿Por qué no me escuchas? — me preguntó.
— ¿Por qué no me besas? — le pregunté.
Levanté mi mano y lo tomé de la nuca para acercarlo rápidamente a mí. Al parecer toda su cordura saltó del auto, porque sus manos pasaron a mi nuca y me acercaron más a él. Coloqué mis brazos alrededor de su cintura, abrazándolo más a mí. Cómo necesitaba estar cerca de él, cómo me gustaba estar así de cerca.
Un celular comenzó a sonar, Luhan se alejó agitado de mí e intentó volver al asiento de al lado, pero lo detuve y lo volví a besar. El celular dejó de sonar, pero al instante comenzó a hacerlo de nuevo, Luhan se volvió a alejar y, esta vez, se escapó de mí. De manera agitada se sentó de nuevo en su asiento, metí la mano en mi bolsillo y saqué mi celular, era IkJoon.
— ¿IkJoon? — dije extrañado al atender.
— Oye, ¿están bien? — me preguntó.
— Sí, ¿por qué? — le dije.
— Porque el auto está detenido ahí justo en la salida, pensamos que se les había quedado o algo, ¿necesitan ayuda? — dijo. No pude reprimir una risa, y miré a Luhan.
— No, tranquilo, estamos bien. Ya nos vamos, sólo nos detuvimos unos segundos porque... — miré a Luhan y éste me miró para luego ponerse roja — Porque estábamos viendo a dónde ir ahora.
— Bueno, entonces no pasó nada — dijo IkJoon con tono divertido — Tu madre dice que por favor, cuando termines de hablar con tu padre, la llames.
— Dile que lo haré sin falta — dije y luego colgué.
Luhan colocó sus manos sobre el volante y comenzó a manejar de nuevo. Sonreí sin que me viera, y luego dirigí mi mirada a él.
— ¿En donde nos habíamos quedado, cariño? — le pregunté y estiré uno de mis brazos para tocarlo, al instante se salió.
— No me toques, pervertido — dijo sin dejar de mirar al frente.
— ¿Pervertido yo? — dije.
— Sí, el más pervertido del mundo. ¿Cómo... cómo se te ocurre hacerme una cosa así?
— Discúlpame por ser un pervertido, pero en este caso la culpa la tienes tú, ¿quién diablos te mandó a ser tan deseable?
Luhan sonrió por lo bajo, pero aún así no me miró. Guardé silencio, mientras que nos íbamos alejando más de aquel campo y salíamos por la ruta para llegar a la cuidad.
— ¿Por qué tuvimos que volver? — me preguntó, lo miré y solté un suspiro.
— Mi padre sabe donde estoy. Entonces ahora voy a ir a decirle que todo se terminó y que sus amenazas se las puede meter en donde no le da el sol — dije bastante contento por aquella idea.
— Voy contigo — afirmó.
— No, cariño — le dije y me miró — Fue muy claro conmigo cuando me dijo que fuera solo.
— Sehun, eres demasiado impulsivo a veces.... tal vez te descontroles y a pesar de todo es tu padre — me dijo con preocupación.
— Tranquilo, cariño — susurré y tomé una de sus manos, haciendo que me mirara — No voy a hacerle nada al infeliz.
— ¿Me lo prometes?
— Te lo prometo — le dije y besé la palma de su mano.
Más rápido de lo que esperé el castaño se detuvo frente a la gran mansión de Oh HungJoon, solté un suspiró y lo miré.
— ¿Estas seguro de que no quieres que me quede contigo? — me preguntó. Sonreí por lo bajo.
— Cariño, todo va a estar bien — le dije. Suspiró y me miró a los ojos.
— Está bien, te dejo aquí. Yo tengo que ir a ver a mi madre y luego a mi padre... sino después se ponen insoportables — dijo, acaricié su mejilla.
— Ve tranquilo, saluda a tu madre de mi parte... y dile que tal vez considere el volver a trabajar los sábados — dije divertido, Luhan me miró mal — ¿Qué?, ¿acaso no te gustaría?
— No, no me gustaría — dijo, lo miré sorprendido.
— ¿Por qué? — dije.
— Porque no quiero verte babeando por las flacuchas esas que tiene mi madre como modelos —dijo celoso.
— Por el único que he estado babeando últimamente es por ti, cariño — me acerqué a él y lo besé despacio para luego alejarme — A la noche te llamo.... quizás podemos salir a comer algo o al cine y luego....
— Y luego nada — me interrumpió.
— Pero mañana no tenemos Universidad — dije al instante.
— No me importa... ¿tú crees que a mi me gusta estar así todo el tiempo? — preguntó, lo miré fijo, y asentí levemente con la cabeza — Ya bájate... y, por favor, no hagas locuras, Sehun, prométeme que no vas a ponerte loco.
— Juro, cariño, que no voy a hacer nada malo — le dije, él sonrió y me besó cortamente — No, uno así de cortito no, ¿sabes cuantas horas estaremos alejados?, yo necesito un beso más largo para no desesperarme...
Mordió su labio y se acercó de nuevo a mí, su boca se movió suave sobre la mía, mandando sensaciones que nunca había sentido sobre mi cuerpo. Se alejó despacio pero se mantuvo cerca.
— Ahora sí, ya puedes irte — susurró.
— Te juro que no tengo ganas de hacerlo — le confesé, sonrió y se alejó completamente de mí.
— Vamos, cariño, ve, tu padre te esta esperando — me dijo.
— Esta bien, adiós — lo besé otra vez y me bajé del auto.
Cerré la puerta y lo miré, me sonrió de manera dulce y luego arrancó para dejarme allí parado mirando como se alejaba.
Solté un suspiro y giré para enfrentar la casa de HungJoon, aquel hombre que era mi padre, aquel hombre que me dio la vida, pero al mismo tiempo aquel hombre que hizo de la mitad de mi vida un infierno. No solo la mía, sino que la de mi madre también. Ese hombre que solo podía tener odio de mi parte, vergüenza, decepción. Yo no podía sentir otras cosas por él, nada de nada.
Respirando profundamente comencé a caminar hacia la puerta, toqué el timbre y esperé a que alguien me abriera.
— Buenos días, Sehun — me saludó el ama de llaves cuando abrió la puerta.
— ¿Qué tal? — le dije y besé su mejilla.
— Bien, niño — me dijo y me miró con algo de preocupación — Su padre lo espera en el despacho...
— Gracias — dije y entré del todo para empezar a caminar hasta el despacho. Hacía ya tres años que había dejado esta casa, nunca me había gustado vivir aquí por el simple hecho de que siempre me recordaba el sufrimiento de mamá.
Me acerqué a la puerta del despacho.
— Pasa — escuché su voz.
Abrí y él estaba sentado en aquella inmaculada silla, su mirada estaba fija en unos cuantos papeles que tenía en las manos. Levantó su vista hacia mí y una sonrisa hipócrita se dibujó en su rostro.
— Me alegro que hayas venido, hijo... por el bien de los quieres.

Peligrosa Obsesión [HunHan]Where stories live. Discover now