"lo que queda"

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-¡__________ corre! Por favor sálvate, mantente con vida a cualquier costo, y no te detengas por nadie, te amo hija, no te preocupes por mí, siempre estaré en tu corazón, te amo.

Eso fue lo último que recuerdo escuchar de la boca de mi padre, lo último que recuerdo haber oído de él, antes de que el zombi, que exactamente se encontraba aplastando a todo el ser de mi progenitor, con los sesos de su cerebro sobresaliendo la cabeza del caminante, y la carne pudriéndose de las distintas partes de este. Le daba un gran mordisco como si fuera un manjar al cuello de mi papá, gritando del dolor insoportable, grito que se desgastaba pasando los minutos, a medida de que sus signos vitales disminuían considerablemente, quedando después de 15 minutos, totalmente muerto, postrado mientras lo seguía comiendo el muerto viviente.

Mi madre, que esperaba un bebe de 6 meses en su estómago, enfermera de profesión. También había muerto en las mismas condiciones, solo que en vez del cuello, habría sido en el brazo derecho, mientras me defendía del muerto viviente que intentaba morder mis sesos,  pero ella me defendió, y fui la mayor espectadora de ese horrible espectáculo, lamentablemente.

Éramos solo nosotros en nuestra familia, era pequeña y menuda, pero al menos cumplía con los requisitos de esta.

Yo no era muy popular en la escuela pero tenía a mis amigos, pero la verdad es que ya ni me interesa donde estarán todos ellos, porque sé que los corazones de ellos ya no palpitarán, nunca más.

De repente, como de costumbre, me da un ataque de histeria y pánico al recordar. Estoy a punto de gritarle a la pared de mi casa en la que me encontraba en ese instante. Antes de enloquecer por completo, me siento en la silla al lado mío color turquesa con pequeñas gotas rojas de sangre de mi padre y digo todo lo que se sobre mí, susurrando, como si hubiera alguien al lado mío que pudiera escucharme, pero la triste realidad, era que no hay nadie en todo este planeta, solo zombies, que se multiplican día a día.

-me llamo ________________, tengo 18 años, vivo en Washington…o los restos de él. Toda esta mierda empezó cuando tenía 16, con una especie de “error” en unos medicamentos, que se habría potenciado a medida de que el reloj avanzaba, comenzaban a sentirse mal, pero el dolor comenzó gradualmente a empeorar convirtiéndose a lo que ya conocemos todos. Éstos se comieron a mis padres hace 2 años atrás exactamente, cuando me escapé de casa, vivo debajo de un puente abandonado, matar a caminantes ya es una rutina, dicen que quedaron algunos sobrevivientes pero no he encontrado ninguno en estos años, he estado completamente sola, lucho por sobrevivir, ahora vine a mi antiguo hogar, observando sigilosamente los recuerdos de mi anterior vida dándome cuenta, de que la vida de hoy, es un completo desastre, algo que nadie quisiera vivir.

Abro los ojos, y me decepciono porque todo sigue siendo igual, la misma mierda de siempre. Me digo a mi misma que todo es una tontería, me levantó y sigo mi rutina.

 Me dirijo al segundo piso de mi habitación, busco algunas cosas para mantenerme refugiada y sigo mí camino. Cuando entro a lo que era mi antigua habitación, saco un papel de mis bolsillos, los cuales eran parte de los jeans rotos que tenía puesto junto a una polera rota y una chaqueta antigua de mamá que me cubre, veo que esta arrugada así que la estiro y comienzo a leer las desordenadas y manchadas letras puestas en el papel blanco:

1-caja de remedios de mi madre

2-comida

3-baterias

4-caja de fósforos          

Así fue que me estiro, y voy buscando cada uno de los elementos que se encuentran en la lista. El primero recuerdo al instante que está en un mueble pequeño al lado de la cama de mi madre en el primer cajón, lo sé porque siempre buscaba en el primer cajón de ese mueble los remedios, bueno, lo buscaba antes de que…bueno…ya saben.

Voy de inmediato donde lo que era su habitación, abro el cajón y encuentro los analgésicos de inmediato.

Y así va con el resto de las cosas, las busco y las encuentro cada una, hasta que no encuentro algo que está en la lista: la comida.

Están todos los estantes vacíos, y el refrigerador y los muebles también, no hay nada de comida. Lo que significa, que alguien ha hurtado lo que era mi hogar. Mi comida

Como si fuera un instinto que era característico de mí, saco la pistola del bolsillo de inmediato, pongo una bala y apunto a lo que se interponga en el camino, al principio no oigo nada sospechoso, de a poco bajo el arma, hasta que algo delata al hurtador: en mi vieja casa del árbol abandonada, veo a través de un paño que simulaba ser mi “puerta a la casita” unos ojo.

Provenientes de una persona.

No lo pienso ni dos veces y apunto de inmediato, por el pánico grito con todas mis fuerzas:

-¡salga de ahí quien quiera que sea! Sal de inmediato de mi casa del árbol y devuélveme toda mi comida.

 Justo cuando me callo, una voz tímida y temblorosa se escucha en el vacío.

.me lo promete-te-tes? –pregunta una voz extraña, provenía de una niña

-¿eee….si? –digo completamente confundida

Luego baja de la casita a través de una escalera sigilosamente la que parece ser una niña inofensiva de tan solo 6 años vestida de un bonito vestido azul con zapatos que están a punto de romperse, rubia, ojos azules, la miro fijamente y me doy cuenta de que tiene una cicatriz que le atravesaba  la frente, no es muy pequeña que digamos. Tiene también unos moretones en los brazos, y lo que era obvio, tiene la cara totalmente manchada con barro.

Su primera reacción de la niña al ver que la apuntaba en la cabeza, y  que tenía el dedo índice en el gatillo retrocede y hace un gesto de intimidación con su cara, pero aun que fuese una pequeña, no pensaba soltar la única defensa que tenía, contra el mundo.

-¡por favor no! No me mat-t-tés, ju-ju-juro que no haré daño, por favor, juro que soy una superviviente, no soy un caminante como los demás, no soy como ellos, ¡créeme!–dice gritando, expresando todo su miedo y desesperación, tenía temor, mucho temor reflejado en sus ojos.

No pude matarla, por la simple razón de que se veía asustada, igual de asustada que yo, igual de inofensiva que yo.

La niña da un suspiro de sorpresa, al ver que soltaba mi pistola, y levantaba ambos brazos con dirección del oscuro cielo, no pensaba atacarla.

-bien, no te haré daño, pero al menos dime tu nombre, ni si quiera se quien eres y te robas mi comida…-digo totalmente confundida.

-yo no he querido robarla, lo ha hecho mi hermano para mantenerme a salvo.

-y… ¿Quién es tu hermano entonces?

De inmediato aparece, ese chico de ojos color miel, con pelo castaño claro y muy desordenado, con una chaqueta de un instituto que l verdad ya se me había olvidado de su nombre, con un pantalón que está todo rasgado y tiene los pies manchados ya que no tenía zapatos que los protegiera, moretones, cicatrices, quemaduras era lo que se observaba en su rostro, igual que la niña.

-yo soy su hermano, y si le haces algo ¡te mataré sin culpa alguna!-dice el extraño, palabras que ya sospechaba que eran ciertas.

Me alejo de su amenazante mirada, pero no solo era por su amenaza, si no por el caminante, que estaba justo, detrás de él.

Acto seguido, la mano del caminante toma del cuello del chico, lo ahorca sin piedad a través de la muralla, la cual no podía atravesar el muerto para poder morderle su deliciosa carne. Observo la cabeza del hermano de la pequeña, como si fuera a explotar de asfixia, la niña y yo gritamos de inmediato por el pánico.

Luego, los gritos se transforman en un silencio absoluto provocado por el sonido de la bala, que cae directamente en la cabeza del caminante, este cae de inmediato al suelo junto a la única posibilidad que tenía de sobrevivir a este mundo dominado por la muerte.

Pero ya no importa el pánico, ni los gritos y el llanto. Él había sobrevivido del ataque, la niña lo abraza, y la vida sigue. Ya no importan los recuerdos, son solo experiencias, que se esfuman con el viento. Y sonrió por fin. Necesitaba reír alguna vez.

the walking deadWhere stories live. Discover now