"aliados" parte 1/2

863 37 13
                                    

Ahora entiendo cuando me decían que todo puede cambiar y a cualquier instante, todos cambian, se adaptan y no esperan a que te acostumbres al cambio, nadie te espera.

Es como la selección natural de Darwin, el mundo siempre cambiará, ya sea en ambiente, vegetación, etc. Solo el que logre adaptarse a las condiciones podrá seguir evolucionando, y el que no, pues morirá en el intento.

De eso se trataba el apocalipsis zombie, el más fuerte será el no mordido, o mejor dicho, el que tenga el mejor arma y claro, que logre dispararle a la cabeza al caminante que estaba a punto de comerse al único superviviente, y quien sabe si hay alguien más además de él.

Me da escalofrío al solo pensar que hace aproximadamente 2 minutos he salvado de esa mordida a un completo desconocido, ni siquiera se su nombre, y ya estoy sospechando de que esto fue una pésima idea. El “Walker” cae directamente al suelo junto a la víctima, jazmín llora de alegría por ver a su hermano sano y salvo, pero también de terror al saber que este no es un lugar para niños, y que en cualquier instante ella podría ser la que estén mordiendo, pero a los 6 años nadie asimila aquello. La pequeña corre hacia su familiar y cae en sus brazos, las lágrimas no paran de caer entre ambos y siento que solo estoy interfiriendo en esa escena, además de que aún no superaba el temor, sintiéndolo en cada fibra de mi ser.

Luego del shock, los incesantes llantos y que el desagradable sentimiento de terror se establezca en mí, poco a poco y con cierto grado de sospecha y alerta me acerco al afectado del ataque para dejar de tener el sentimiento de estorbo e incomodidad. La herida que tuvo por él porrazo no fue tan grave al menos, al menos una noticia buena en este día. Es en estos instantes en los cuales extraño sobre todo a mi madre, pues era enfermera en un hospital cercano a mi casa, y ella hubiera sabido curar la herida, en vez de dejarla cubierta con un trapo, muy expuesta de infectarse.

Pero ella ya no volverá, nadie lo hará, y aun que pasen 2 o 4 o 10000 años, jamás podré superarlo.

Me arrodillo ante el para observar más de cerca la herida, lo peor de todo es que antes del apocalipsis era muy asquienta y odiaba todo lo relacionado a sangre o cosas viscosas. Pero ahora el líquido rojo es rutina en mí día a día, era adaptarme al asco o morir al primer rasguño.

Aún me pregunto de como el apocalipsis pudiera terminar de una manera feliz, de que por alguna razón mágica todos vivieran, o fuera una cámara indiscreta o simplemente una horrible pesadilla. Pero nada ocurre, asimilando que no era un sueño, esto es la vida real.

Al minuto logramos entrar a la “ex” sala principal de mi antiguo aposento. Lo acomodo en uno de los sillones viejos y desgastados cuidando de la pierna sobretodo, ya que era la zona de la herida. Intento buscar soluciones mientras los gemidos de dolor del chico junto a los llantos de su hermana me desconcentran en mis pensamientos. Hasta que luego logro deslumbrar una idea en mi oxidado cerebro.

Busco de las cosas que aproveche de sacar en la lista, saco la maleta llena de jeringas, medicamentos, etc. aprovecho de buscar entre todos los medicamentos que usaba mi madre en su trabajo, por fin logro encontrar agua oxigenada y vendas menos sucias que las que traía él extraño. Serviría por ahora.

Me acerco apresuradamente de nuevo. Mientras Jazmín observa todo con curiosidad y sin emitir ni un solo sonido, saco el trapo que cubría la herida delicadamente, el gritillo se hacía esperar, pero no fue tan fuerte para ser un grito implacable. Antes de ponerle el nuevo vendaje, intento rociar el punto con agua oxigenada pero con lo poco que le había puesto él ya estaba gritando a lo implacable y en verdad temía que los gritos los escucharan los caminantes, no necesitamos más noticias malas de las que ya tenemos.

Los Intentos para que se levantara y pudiese finalmente caminar por su propia cuenta fueron totalmente inútiles, la reacción de apoyar su talón en la superficie de mí sala de estar, solo daban como resultados los incesantes y molestos gritos del dolor profundo proveniente de su pierna, finalmente, al no aguantar más pena, cae de nuevo en el diván, haciendo el intento totalmente inútil.

-por favor, intenta al menos aguantar, si sigues gritando los zombis nos escucharan y no me sorprendería que lo primero que harían al ver nuestra carne humana fresca fuese darnos un saludo muy amistoso mordiéndonos el cuello.-digo en tono  sarcástico, en verdad esto desesperaba

- okey, intentare, pero no creo que por eso deje de dolerme –dice sarcásticamente con un leve suspiro al terminar, mi reacción se hiso notar al instante con una mirada irónica, representando toda la indignación que sentía, y lo peor es que su hermana no paraba de dar carcajadas al respecto.

-Bien, creo que tendremos que resolver este asunto. La verdad me tengo que ir en seguida, y me incomoda mucho tener a 2 extraños en mi antigua casa del árbol, cerca de mi único portal al pasado, sumándole de que uno de los intrusos está herido.

-no tenemos a donde ir, este es el único lugar libre de la plaga. Al menos busquemos ayuda, sé que hay supervivientes cerca y podrían ayudarnos. Esperemos hasta el anochecer, si nadie llega, nos iremos sin protestar.-interrumpe jazzy, si ella decía aquello, es porque en verdad no tenían lugar donde caer. Su mirada de terror me invade y no quería hacerle daño en verdad. Me acerco débilmente a su cara pálida, levanto con un gesto de manos leve el flequillo de unos claros tonos rubios y se lo acomodo alrededor de su oreja.

-tranquila jazzy si, mira, si te quedas conmigo y con tu hermano y además no te alejas de nosotros, te prometo que todo saldrá bien ¿bueno? –digo con un tono amable  levanto mi mano para estrecharla con la suya. Pero no lo hace, y duda de mí.

-¿Cómo sé que lo que me dices es cierto, y que no te iras a la primera?, ¿Cómo sé que me dices la verdad?

Me quedo callada, ahora que lo pensaba no tenía pruebas que digieran que lo que digo es cierto, no podía demostrarlo con nada.

Hago lo único que se me ocurría para demostrarle verdad en mis palabras.

-te doy mi palabra.

Ella me mira de reojo, no me conocía en lo absoluto y tenía suficientes pruebas para no confiar en mí. Le encontraba toda la razón de todos modos.

Pero no sé si por el brillo de mis ojos, mi gesto de lealtad o simplemente las palabras dichas hicieron que extendiera su brazo, entrelazando sus dedos con los míos, cumpliendo, lo que era un trato.

Era una promesa, y no pensaba arruinarlo, no esta vez.

the walking deadWhere stories live. Discover now