Capítulo 9

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- Dame tu número.- dije seriamente, aguantándome las ganas de propinarle un tercer puñetazo en un sitio más... Doloroso. Se hizo el sorprendido, llevándose una mano a su amplio pecho.

- Vaya, con el derechazo que tienes no pensé que fueras una fácil.

Gruñí algo incomprensible hasta para mí mientras sacaba mi móvil de mi bolsillo.
- Es para el seguro, imbécil, que los gastos no los pienso pagar yo.
Puso cara de incredulidad antes de volver a estallar en carcajadas. ¿Y este de qué iba? No me contuve más y le di de lleno en sus partes, cortando de golpe sus carcajadas y provocando que se doblase de dolor aún en su asiento y que su cara se volviera del color de los tomates.
- Me cansé de soportarte.- le susurré al oído.- Si quieres ser un chico bueno y darme tu número por las buenas, felicidades, pero te puedo asegurar que por las malas no va a ser agradable.

Entre gruñidos de dolor e indignación a partes iguales, me fue dictando números hasta tener su contacto guardado en mi agenda. Sólo faltaba un nombre.

- ¿Tu nombre?

Su sonrisa ladeada no me gustó un pelo.

- Allen. Allen Smith.

Abrí mi boca con sorpresa.

- ¿Acaso eres familiar de Smith Smith?- le pregunté, aún sin dejar que se bajase del coche y con mi puño preparado por si acaso hiciera falta recordarle que conmigo no se jugaba.

- Vaya, veo que ya conoces a mi hermano.- hizo una mueca de desagrado y señaló el exterior del coche con el pulgar.

- ¿Me vas a dejar salir hoy o tendré que besarte de nuevo?

- Será a tratar de besarme de nuevo.- lo corregí, sonriendo como el Jocker. Entornó los ojos. Le lancé un beso y le guiñé un ojo antes de salir de detrás de la protección de la puerta del auto y anduve tranquilamente hacia donde mis amigos me aguardaban. Junto al idiota de Aiden. En cuanto llegué, Steve me miró con una sonrisa pervertida.

- ¿Ya estabas ejerciendo tu oficio, playgirl?- cuestionó con sorna. Me llevé ambas manos a la cabeza con frustración.

- ¡No me llames así! Y no, sólo estaba pidiéndole el número al imbécil que me rompió la moto nueva.

Todos ellos me miraron con una ceja alzada, menos el idiota, al parecer él no sabía levantar una de manera individual. Pensé en mis palabras y gruñí, causando que estallasen en carcajadas.
- Sois unos malpensados. Es para que su seguro me pague el arreglo de mi moto.
- ¿Esa preciosidad es tuya?- me preguntó Richard con la boca abierta de par en par. Sólo faltaba que se le cayese la baba. Le cerré la mandíbula con mi mano y le di unas palmaditas en el hombro.
- Si, mi querido Smurf, es mi bebé. Ahora... ¿Dónde vamos?- inquirí con una sonrisa. Todos me miraron extrañados, inclusive Aiden. Puse los ojos en blanco.- A ver, soy nueva por aquí, ¿no hay ningún bar en particular al que solais ir o algún otro sitio...?
- Aaaaaaah, comprendo, comprendo, pero mi amada playgirl, hoy tenemos entrenamiento de fútbol americano.- me respondió el pelirrojo con una mueca y llevándose una mano a la nuca. Los miré, incrédula.
- ¿Todos?
- Yo tengo de baloncesto con Smith y Aiden.- Richard parecía muy contento con una idea que se le había ocurrido.- Si quieres puedes audicionar para entrar en el equipo...
Antes de que pudiese acabar su frase Aiden ya estaba tapándole la boca con ambas manos.
- No le hagas caso, no puedes venir porque....
- ¿Porque...?
- ¿Porque no creo que te guste el baloncesto?- su afirmación sonó más como una pregunta dudosa y me eché a reir.
- Si que me gusta, de echo, es mi deporte favorito. Además, así después nos juntamos todos y me decís las fraternidades que hay y a cuales perteneceis.- comenté con un encogimiento de hombros. El de ojos grises hizo un mohín y el peliazul vino corriendo a abrazarme mientras daba saltitos, obligándome a mi a hacer lo mismo.
- Síiiiii, tienes que hacer la prueba, en serio, seguro que te cogen. El entrenador es muy simpático y aunque no hay ninguna chica en el equipo si ve que eres buena te aceptará.
Mi nuevo amigo hablaba tan rápido y me daba tantas vueltas entre sus brazos que la mitad de sus palabras tardaron un rato en ser identificadas y procesadas por mi cerebro. Mientras, los otros idiotas se reían de mi y de la hiperactividad del peliazul. Dejé de saltar y aparté lo más suave que pude al mono saltarín de mi. Luego miré a los gemelos.
- ¿A que hora acabais?
- A las seis y media.- Tyler me sonrió con simpatía, acto que yo devolví con gusto.
- ¿Y baloncesto?
- Siete.- Smith seguía siendo muy seco conmigo pero decidí ignorar su tono hasta averiguar por qué me miraba tan mal. Antes de que pudiese añadir nada, Steven me pasó un brazo por los hombros y me habló con voz ""seductora"" de nuevo.
- Os esperamos en la puerta de la cafetería, playgirl.
- Te odio, pelirrojo del demonio.
- Me amas y lo sabes.- me guiñó un ojo y se fue corriendo tras Tyler y Evan con una sonrisa. Bufé, imitando a mi pesar su gesto, y miré con curiosidad a los otros tres.
- ¿Y ahora?
- A las canchas de baloncesto.- respondió Aiden con obviedad mientras rodaba los ojos y comenzaba a andar en la dirección contraria. Maldito ojigris.

¡Playgirl a la vista!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora