Capítulo 17

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- ¡Pelirrojo del demonio, suéltame ya!

- ¡No quiero!

- ¡Vas a querer de la hostia que te vas a llevar, me estás asfixiando!

- ¡Pues prométeme que no te vas a volver a enfadar conmigo nunca más!

- ¡No me vuelvas a llamar puta a la cara con malas intenciones, imbécil!

- ¿Pinky Promise?

Abrí los ojos un momento y miré, casi sin respiración, el dedo meñique que me tendía con ojos de cachorrito mojado y una sonrisa pequeñita. Logré zafarme de su abrazo ante la mirada divertida de todos nuestros amigos y, bufando, hice los gestos correspondientes a una pinky promise.

- Pinky Promise.

Steven, eufórico, soltó un grito que llamó la atención de más de uno en el campus y me abrazó de nuevo fugazmente. No pude reprimir una carcajada. A ver, OS pongo en situación. Después de la caída del árbol de Richie, fuimos al entrenamiento de baloncesto. Por suerte o por desgracia jugamos entre nosotros y adivinad contra quién me tocó: Exacto, Allen Don Insoportable Smith. Y, tras semejante buena suerte, cuando estaba agotada aunque ya había hablado con Richard y un poco con Aiden y Smith más que nada para conocerlos mejor, el maldito pelirrojo me había apresado entre sus brazos y me había pedido disculpas por todo unas cien veces antes de que llegara este glorioso momento. Los chicos a nuestro alrededor se reían, y yo suspiré de alivio al separarme de la camiseta sudorosa y maloliente del pelirrojo.

- ¿Usas desodorante? - pregunté, frunciendo la nariz, mientras me pasaba la mano repetidamente sobre ésta para tratar de alejar el mal olor. Él se llevó una mano al pecho en un gesto de indignación, y todos comenzamos a caminar hacia la mansión de la fraternidad de los dos tarugos gemelos. A mis lados iban Steven y Richard, el primero quejándose de la vida y el segundo oliendo las patatas fritas que se estaba comiendo, y delante de nosotros iban Smith, Aiden, Tyler y Evan.

- Hueles a muerto, que lo sepas.- interrumpí el estúpido monólogo de Steve, y su cara fue un poema. Acto seguido me cogió de la cintura y me colocó sobre uno de sus anchos hombros a pesar de mis patadas y chillidos.

- ¡Bájame, neandertal con retraso!

- ¡Pásamela, pásamela!- gritó Evan con una sonrisa mientras se detenía y andaba con rapidez hacia nosotros. Sentí cómo los músculos de Steve se tensaban, y segundos después me encontraba en el hombro del moreno, con los ojos cerrados aguantando la respiración y mis dedos clavados en su piel. Auch. Abrí los ojos poco a poco al notar movimiento y, por ende, que estaba viva. Aún. Cabreada hasta límites insospechados porque me hubiesen usado como balón de fútbol, pateé a Evan repetidas veces, tanteando la zona de impacto, hasta que en un descuido suyo fui capaz de patearle con fuerza en sus partes nobles no tan nobles. Lo supe porque escuché su jadeo ahogado y sentí cómo me dejaba caer al suelo con estrépito mientras él se arrodillaba. Lo miré a los ojos con una sonrisa maliciosa al darme cuenta de que estábamos frente a la mansión de su fraternidad y que todos los pertenecientes a ésta observaban la escena, divertidos.

- Eso por usarme como balón.- me quité el pelo de la cara con un gesto de diva y caminé hacia el interior de la edificación haciendo una salida dramática inmejorable. Me reí para mis adentros al ver las caras de todos, pero una vez dentro de la casa fui a buscar a cierto pelinegro poseedor de una reserva ilimitada de nutella. No sabía exactamente dónde lo podría encontrar, así que simplemente me limité a avanzar con cuidado de no perderme en dirección a la cocina. Generalmente los sitios de reunión de la gente normal eran las habitaciones o el salón, pero como nosotros no éramos precisamente normales, habíamos establecido nuestro, cuartel general en la cocina. Y al parecer se habían enterado todos los integrantes de la fraternidad, porque cuando llegué allí el lugar estaba atestado de hombres que no había visto en mi vida. Fruncí el ceño mientras me quedaba parada en el marco de la puerta. A mis espaldas sentí una presencia, y quitando de mi mente la posibilidad de que fuese Casper, el fantasma de la película, formulé la pregunta que me rondaba por la cabeza en voz alta con la esperanza de obtener una respuesta.

¡Playgirl a la vista!Where stories live. Discover now