Capítulo 13

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- Parece que te ha pasado un huracán por encima.- opinó Aiden tras repasarme de arriba a abajo con descaro. Me limité a fulminarlo con la mirada con intensidad. Miré a mi izquierda para comprobar que a Allen no se le ocurriese comentar algo acerca de mi aspecto, pero cuando seguí la dirección de su mirada me di cuenta de que estaba demasiado ocupado mirándome las tetas. Carraspeé, atrayendo su atención, y me señalé la cara con un dedo.
- Mis ojos están aquí, playboy redomado.
Sonrió de lado y luego dirigió su mirada al frente de la clase, donde había aparecido la profesora como por arte de magia. O bueno, tal vez usó la puerta.
- Prefiero admirar las vistas, Barbie redomada.
Abrí la boca para replicar, pero nada ingenioso acudió a mi aún dormido cerebro, así que me crucé de brazos y me concentré en la clase mientras trataba disimuladamente de abrocharme todos los botones de la enorme camisa blanca. Puse los ojos en blanco cuando Aiden soltó una risa disimulada.
- Vaya, enhorabuena, has conseguido callarla.
Me mordí la lengua y seguí atendiendo a la explicación.

***********

- Sigo sin entender por qué demonios crees que se te da bien perrear. En serio, se te da tan bien como a una vaca bailar la Macarena en tanga tratando de imitar a un pollo con tutú.

Me crucé de brazos, hice un puchero en dirección a Tyler y dejé de imitar a las bailarinas del vídeo tutorial de Youtube.

- Tyleeer, tu hermano gemelo malvado y feo dice que perreo mal.

El aludido despegó la vista de su libro y, sin apenas haber procesado mis palabras regañó a su hermano, para acto seguido leer de nuevo con el cerebro siendo abducido por el libro. Putos libros abduce cerebros.

- Evan, discúlpate con la niña de dos años.

- ¡Hey!

- Lo siento, niña de dos años que no sabe perrear.

Me dieron ganas de borrar su sonrisa petulante con un puñetazo bien merecido, pero justo en aquel momento llegaron Steven, Smith y Richard a la cafetería. Y por primera vez desde que los conocí el día anterior, ninguno estaba metiéndole el dedo en el ojo a ninguno y nadie estaba gritando como niñita.

- Buenas.

Todos miramos extrañados a Steven por su tono apagado, y nuestra confusión aumentó cuando, el imperturbable Smith Smith soltó una carcajada estruendosa. Luego me miró con ojillos asustados, como si estuviera arrepentido de reírse como foca retrasada frente a mí. Fruncí el ceño. Los gemelos se sonrieron como si compartieran un secreto, y Richard se rió de su amigo rubio. Steven miró su plato de comida como si estuviera ausente.

- Voy a ignorar ese momento extraño y las risas de hiena de Richard. Pelirrojo del demonio, ¿y tu sonrisa? ¿Ningún comentario sarcástico sobre mí? ¿Nada? Me decepcionas, amigo.

Me crucé de brazos, aguardando con ansias el momento en el que la sonrisa burlona asomara a su rostro pecoso, pero se limitó a mirarme con ojos tristones, suspirar, y comenzar a recoger sus cosas con lentitud. Su comida estaba intacta. Los demás lo observaron con comprensión, conocedores de un secreto que yo no tenía el placer de saber.

- Te he visto desde la puerta de la cafetería.- Una sonrisa triste se extendió por su cara, dándole un toque sombrío que no me gustó.- Perreas de pena, playgirl.

Los demás estallaron en risas, incluído el traidor de Tyler, y cuando Steven se levantaba para irse, llegó Aiden. A medio camino entre la mesa y la puerta de la cafetería, ambos se encontraron y Aiden cogió al pelirrojo por el antebrazo. Intercambiaron unas palabras que le sacaron una sonrisa pequeña (pero de verdad) Steven y luego éste siguió su camino, así como Aiden el suyo hacia nosotros. Vaya, ¿Aiden y el pelirrojo? Nunca lo habría imaginado. Antes de perderlo de vista, me levanté con rapidez y corrí tras su mata de pelo zanahorio como si hubiera un dementor a mis espaldas, persiguiéndome. ¡Diablos! Me asusté con mi propio pensamiento e inconscientemente corrí todavía más rápido, hasta que me topé con la amplia espalda de mi amigo y ambos caímos al suelo en un mar de brazos y piernas largas.

¡Playgirl a la vista!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora