Capítulo 11

11.4K 824 310
                                    

— Esto no le gustará a Chloé. — comentó limpiándose la boca con el perfil mano, cuando pudo alejarse del beso, demostrando que le daba asco. Aunque eso no era del todo verdad.

— ¡¿Qué tiene que ver ella con todo esto?! — preguntó desesperado.

— Tranquilicese, joven Adrien. — pidió haciendo un ademán con las manos. — No queremos que el chico perfecto se altere. — comentó con ironía. — Ahora, si me permite, déjeme ir con Nathan. Tendremos que planear cosas para el día de hoy. — dijo tratando de alejarse. Sin embargo, Adrien no la dejó escapar y la acorraló contra la pared. — Déjeme ir.

— No. ¿Cómo es eso de que no tienes novio?

— No es de tú incumbencia.

— ¡Claro que es de mi incumbencia! ¡Yo soy tú novio! — la tomó de los hombros.

— No. Mi novio es Chat Noir. Usted es Adrien Agreste.— se encogió de hombros — Y no creo que una persona como usted — lo miró de arriba a abajo — podría ser capaz de tener DOS novias al mismo tiempo. Digo, usted es el “chico perfecto” — hizo comillas con sus dedos. — Y no sería capaz de hacer eso aunque fuera Chat Noir.

— ¿Dos novias...? — preguntó extrañado.

— Si. Ahora ¿podría soltarme? — volvió a pedir. Esta vez, Adrien la dejó libre. Ella salió de la pequeña prisión que él había creado, después de decir un simple “gracias”. Caminó dos pasos y, sin darse vuelta, habló: — Por cierto, no vuelvas a besarme nunca. — finalizó todo antes de marcharse hasta el salón.

...

— ¿Sabes? Creo que deberíamos ir comer helado. Hace un calor...

— Si, tienes razón. Vallamos luego de comer.

— Perfecto. ¿Ya estás lista?

— Si. En unos minutos bajo. No tardo.

— Tranquila. Yo te espero aquí.

— Gracias. Ahora voy.

— Esta bien.

Colgó la llamada y se miró al espejo. El vestido se le veía mejor de lo que creyó. Sonrió cabeceando. De repente, sus ojos se posaron sobre el vestido que Chat Noir le había regalado meses atrás. La sonrisa desapareció fugazmente de su rostro. ¿Cómo es que todo le recordaba a él? Suspiró con frustración y alejó esos pensamientos de su mente. Ahora tenía una cita y debía concentrarse en ella.

— No vallas, por favor.

Volteó rápidamente al escuchar aquello. No podía ser...

— Hasta que te dignas a aparecer. — le dijo levantado las manos como si diera las gracias.

— Princesa, no vallas. — volvió a pedir acercándose a ella para abrazarla. Ella se soltó de su agarre rápidamente.

— No me toques. — pidió alisandose su vestido color carmesí, mirándolo a los ojos. — Debo irme.

— Claro. Vete con tú novio. — le dijo al verla darse la vuelta. — Espero que disfrutes sus besos como aquella vez. — camino de espaldas hacia la ventana, sin despegar su mirada de Marinette; la cuál se había volteado al escuchar esas palabras.  — Hasta nunca, Marinette. — soltó en seco antes de irse.

...

— ¿El día de San Valentín no te parece romántico, Amor? Y más si estás junto a mi, ¿no creés?

— Si, es genial. — trató de sonar lo más convincente ante aquello. Preferiría comer queso con Plagg. Aunque el queso que su Kwami le ofrecía no le gustará.

— Oh dios mio. Mira ese pantalón. Lo necesito. — comentó corriendo hacia el local, arrastrándolo junto a ella.

Estaba acercándose la noche y aquella tarde de San Valentín no fue la mejor que ha vivido en todos sus quince años de vida. Dieciséis, muy pronto.

Vio como Chloé salía del vestidor para mostrarle la prenda que se había probado. Usualmente, él solo se limitaba a sentir y decir que le quedaba genial, aunque ni siquiera haya visto bien lo que traía. No podía decir otra cosa. Además de que la vez que lo intento, ella solo lo ignoró y prosiguió a comprarlo. Sin embargo, en esta prenda puso toda su atención.

— ¿Y? ¿Cómo me queda?

— Ese vestido...

— Si, lo sé. Me queda genial. ¿Qué no me queda genial a mi? — escuchó como soltaba un risita y volvía al vestidor.

Apoyado sobre una pared suspiró mirando a la nada. Ese vestido es el que ella se puso ese día. Es el que él le había regalado. O, mejor dicho, el qué Chat Noir le regaló. La recordó con sus rizos y aquel vestido puesto. Ella era hermosa. Nadie se le parecía, mucho menos Chloé. La cuál lo terminó usando a él como mula de carga.

Pero Marinette era diferente. Era la chica perfecta... y ahora parecía tener a otra persona.

“Yo no tengo novio.”

Recordó aquellas palabras que hicieron que el corazón se le partiera. ¿Ella no tenía novio? ¿Y él, Chat Noir, que era? ¿Será que ya no lo ama? O tal vez... ¿Nunca lo amo? 

Él ya no podía con esto. No podía. Le dolía demasiado el corazón de pensar en que había sido ella. Ni siquiera lo había llamado, ni mandado un mensaje. Tal vez... todo lo que vivieron fue una mentira. Porque esa última semana se la vio muy feliz con su Nathan.

— Ahg. — gruño al pensar en él.

Pero si su Princesa se encontraba feliz con él...

— Vámonos, Cariño. —  lo llamó Chloé entregándole otra bolsa para que llevara y lo siguiera de tras de ella.

¿Y qué tal si él también tenía a otra persona? No diría que Chloé era su preferida pero... ¿quién más de su clase le ha demostrado afecto? Nadie. Aunque el afecto de aquella rubia no fuera el mejor.

...

— ¿En serio? — volvió a reír. — No te creo.

— Créeme, Bonita. — se pasó una mano por el pelo. — Desde ese día no pruebo una galleta de la fortuna.

— Habría que ser muy idiota para comerse el papel. ¿A caso nunca habías visto películas?

— Ya. Cállate. — le pidió riendo junto a ella. — Quiero darte algo. — le comentó entregándole una cajita cubierta por terciopelo azul.

— ¿Qué es? — preguntó con una sonrisa, sin tomarlo todavía.

— Ábrelo y veras. — sonrió el también.

Marinette tomó la cajita ente sus manos. Tocó la suave tela que la cubría y la abrió con cuidado.

— ¿Te gustan? — preguntó nervioso. Algo raro en él.

— Claro, Nathan. Si son hermosos. — dejó escapar un suspiró soñador, ampliando su sonrisa.

— Que bueno que te gusten. — tomó una de sus manos, dejando un suave sonrojo en las mejillas de Marinette. — Quiero que te los pongas.

¿Y si huimos juntos? - MariChat // Segunda temporada de "Ella" //Where stories live. Discover now