Capítulo 3

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Bryce parecía estar en una maratón. Siempre que lo veía, estaba corriendo cumpliendo tareas. Ya que yo tenía pocas cosas por hacer, decidí llevar mis cosas hasta mi cabaña. Me habían dado la número 44, un poco lejos de todo el resto, pero estaba más cerca del lago. Con la llave en el bolsillo y una maleta con ruedas en cada mano, comencé a caminar por el sendero de tierra que me llevaba hasta mi nueva habitación por los próximos siete días. La puerta crujió en cuanto la abrí, haciendo danzar una gran nube de polvo frente a mis ojos. Tosí y agité mi mano en el aire, intentando alejar un poco el polvillo de mi rostro. En cuanto inspeccioné el cuarto sucio y olvidado por todo un año, supe que sería yo la que tendría que limpiar todo. Abrí las ventanas, y dejé que la poderosa luz del sol se apoderara de cada rincón penumbroso de la pequeña habitación. Había tres camas individuales y una litera doble. No perdí tiempo en poner mi equipaje sobre uno de los colchones firmes de una cama simple.

Luego de quitar con un palo algunas telas de araña de los rincones de las paredes, salí a buscar escobillas y una bolsa para poder limpiar lo más posible el suelo de madera de mi cabaña.

"Estaré contigo en un segundo" Me dijo Bryce por tercera vez en el día cuando pasó corriendo junto a mí mientras me dirigía a la cocina.

Tomé del gabinete de limpieza lo que necesitaba, y repetí mis pasos hasta mi habitación. Esto es lo que se obtiene por tener una de las últimas cabañas: Un cuarto sucio. Aprovechando que estaba sola y nadie me interrumpiría, tomé mi teléfono y reproduje un poco de música. La voz de Freddy Mercury retumbaba en las paredes de la habitación casi vacía y parecía que tenía a uno de los íconos de la música cantando junto a mí. El suelo estaba libre de polvo, la habitación exenta de oscuridad y mi cama lucía un edredón azul claro que resaltaba entre toda la madera. Sacudí mis manos intentando liberarme de un poco de tierra, pero sabía que lo que mi piel necesitaba era un poco de agua. No dude en dirigirme hasta el lago. Puse mis pies en marcha y comencé a bajar por el sendero. Árboles y algunas cabañas quedaban atrás mío a medida que me aproximaba a aquel lugar que tanto ansiaba ver. Escuchaba la leve brisa que se encontraba con las altas copas de los pinos; los pájaros que cantaban mientras batían sus alas; el tranquilizador sonido del agua moviéndose como una delicada bailarina. La vista era tan hermosa como lo recordaba. Mejor, tal vez. Los arboles a la distancia rodeando el lago; el agua transparente, iluminada por los rayos de sol; los pequeños botes de color a la orilla del agua, esperando ser usados; la soga colgada de un árbol para poder saltar al agua; el viejo muelle de madera. Pero algo desentonaba con aquel paisaje que tanto conocía. Algo que nunca había estado allí. Alguien. Elevé mis cejas y luego fruncí mi ceño. No es normal que vengan aquí sin autorización, sobre todo en el primer día. Debería acercarme hasta él ¿No sería eso un poco extraño? No, claro que no. Debo advertirle que podría meterse en problemas si lo descubren aquí. Caminé sobre el firme muelle. Mis zapatillas hacían demasiado ruido sobre la madera. Me paré detrás de él ¿Aún no ha notado mi presencia? Carraspee, intentando llamar su atención, pero nada. Su mirada seguía perdida en el lago.

"Disculpa" Le dije con una extraña voz aguda y dulce. No debes ser dulce, Zoe. Tienes que ser firme y decirle que no debería estar aquí.

Su cabeza giró y sus ojos buscaron los míos. Diablos. Era él. El chico del informe. Beck. Su mirada fría indicaba mucho más de lo que su boca decía. No quiero decir nada que pudiera llegar a enfadarlo. No quiero tener problemas en el primer día. Su mirada sigue fija en la mía. Di algo.

"¿Sabes que no puedes estar aquí?" dije con voz temblorosa.

Su ceja izquierda se elevó y nuevamente llevó su vista al agua, ignorándome por completo. Este chico ha estado tomando clases con el Señor Darcy, por lo que se ve. Sus largos dedos tamborileaban a los costados de sus piernas sobre la madera del muelle. Los músculos de sus brazos tatuados estaban tensados y podía ver algunas venas marcadas. No había notado la cantidad de tinta negra que había sobre su piel. Dibujos de todos los tamaños, que seguro no deben tener significado alguno. Como aquel barco ¿Qué clase de significado podría llegar a tener un tatuaje de un barco?

REBELWhere stories live. Discover now