Capítulo X.

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(Daemon)

{Recuerdo de Daemon}

-Alpha.

-Déjenme dormir, joder- bramé furioso.

-Al... Alpha- suspiré y abrí mis ojos.

-¿Qué?- dije indiferente.

-Su abuelo está esperándole en su despacho para hablar de la niña- fijó su mirada entre mis brazos. Y es que Eider se encontraba allí, pues ayer antes si quiera de empezar la película todos nos quedamos dormidos. Mi pequeña me despertó a media noche diciendo que tenía frío, por lo que la abracé e intenté llevarla a su cama pero no quiso.

-Está bien, ahora voy, márchate ya- bramé furioso, pues no dejaba de mirar a Eider, quien tenía su dedo en la boca a modo de chupete- Tony- éste roncó más fuerte- Tony joder- le tiré el mando de la televisión.

-¿Qué coño quieres? ¡Déjame dormir!- se giró de nuevo para dormir.

-Quédate con Eider, tengo que ir a ver a mi abuelo.

-¿No se la puedes dejar a tu madre?

-No sé si llegó anoche, venga joder quédate con ella.

-Está bien- cedió de mala gana- Dámela.

-Como le pase algo no vives para contarlo- le amenacé mientras le entregaba a mi princesa.

-Que sí, joder, mira que eres pesado- dijo mientras abrazaba a Eider.

-¡Qué la aplastas capullo, no es una almohada!- grité pero me ignoró.

Furioso arranqué a Eider de sus brazos y me la llevé hasta el despacho.

-Abuelo un momento, tengo que dejar a Eider en su cuarto- éste asintió con su expresión seria, pero sus ojos brillaron cuando miró a Eider.

{Fin del recuerdo}

-¿Qué es lo que quieres saber exactamente?- pregunté sentándome junto a ella.

-Pues no sé, ¿Por qué llamas a Odie, Hades?- preguntó mirándome a los ojos.

No puedo seguir mintiendo, me niego. Ella debe estar conmigo, otra vez.

-¿Recuerdas la primera vez que vistes a Hades?- ella asintió- Yo lo puse en tu puerta- ella se quedó en shock.

-¿Por qué?- preguntó incrédula.

-Para que te proteja- contesté con simpleza.

-¿De qué me tiene que proteger?

-Pues no sé, ¿un ladrón? ¿Un violador? ¿Un ladrón violador?- inquirí mintiendo.

-Pues sigo sin entender- contestó con desdén sin mirarme.

-Hey mírame- estiré mi brazo hasta acariciar su mejilla- Por lo que veo sabes que tu padre y tú hermano son hombres lobo, ¿no?- ella asintió- Bien pues tu eres mi alma gemela.

-¿Al... Alama gemela?- preguntó

-Ajá, eres...- me interrumpió- Se que significa eso para vosotros, mi padre me explicó de pequeña que su alma gemela es mi madre, pero lo que no entiendo es ¿Por qué yo?

-No lo sé, simplemente lo eres- ella asintió con comprensión.

-¿Yo también huelo de forma especial?- preguntó con sus ojos brillando.

-¿Cómo sabes eso?- pregunté riendo.

-Mi padre me dijo que mi madre huele a las flores de primavera- comentó feliz.

-Tú hueles a perro mojado- comenté haciendo una mueca de asco.

-¡¿Qué?!- creo que casi se pone a llorar.

-¡Es broma! ¡Es broma, mujer!- levanté mis manos en señal de defensa- En realidad hueles a canela y chocolate.

-Delicioso- sonrió algo avergonzada.

-Y que lo digas- le guiñé un ojo.

-¿Desde cuando sabes que soy tu mate?

-Desde tu primer llanto.

-¿Cómo? Pero si no te recuerdo.

-Dejemos eso para otro día, ¿si? Es hora de irnos.

-Está bien- susurró algo apenada.

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(Eider)

-¡Cariño!- gritó mi madre que venía corriendo para darme un abrazo- ¿Estás bien?- preguntó temerosa.

-Sí, mamá- correspondí a su abrazo- ¿Por qué no debería estarlo?-

-Oh, cariño yo pensé que...

-¿Qué pensaste, mamá?

-Pensé que ibas a tomarte esto mal, cariño- me dio una sonrisa falsa aunque no quise preguntar más.

-No, tener un mate no es algo malo, ¿verdad?- pregunté dudosa.

-¡Claro que no cariño!- gritó mi padre divertido- ¡No le hagas caso a tu madre, la brujería la tiene atontada últimamente!- todos reímos.

-¡Espera! ¡Espera!- grité alarmada- ¡Dime por favor que no tengo que aguantar a éste!- miré hacia Daemon mientras señalaba a Tony.

-¡Por supuesto mocosa, ni creas que te libras de mí tan fácilmente!

La princesa de sus ojos © Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt