Capítulo XXXII.

26K 2.1K 85
                                    

(Eider)

Al fin. Después de una hora acomodando la ropa en el armario merezco un descanso.

Iba a darme una ducha por lo que emprendí mi camino hasta la puerta del cuarto de baño, o al menos quise intentarlo porque antes de llegar alguien golpeó la puerta de la habitación.

Sin perder el tiempo cogí de la cama mi pequeña llave y abrí la puerta encontrándome con ¿Miguel?

-¿Miguel?- pregunté dudosa.

-David- sonrió falsamente. Joder si que daba miedo- ¿Te apetece dar un paseo?- rápidamente negué atemorizada- Solo quiero enseñarte la manada.

-De verdad te lo agradezco- mentí- Pero no me apetece salir, estoy cansada por el viaje- volví a mentir.

-Oh, ya veo- hizo un gesto de entendimiento- Tienes miedo- afirmó más para sí mismo que para mí- Veo que te han hablado del pequeño problema- hizo énfasis en la palabra pequeño.

-¿De qué me hablas?- me hice la tonta.

-No te hagas la tonta conmigo, Eider- espetó furioso- No querrás cabrearme, ¿verdad?- intentó acariciar mi mejilla. En este momento tenía mucho miedo y sin más un recuerdo vino a mí.

{Recuerdo de Eider, cuatro años}

-Tienes que agarrar el brazo así- Daemon agarró el brazo de Dylan y lo retorció.

-¡Ya! ¡Ya! ¡Capullo!- gritó Dylan haciendo una mueca de dolor.

-Inténtalo tú princesa- hice lo mismo que hizo Daemon, pero Dylan no se quejó. En verdad no hizo nada.

-Prueba conmigo, mocosa- dijo Tony estirando su mano. Le miré dudosa pero hice lo que pidió. Pocos segundos después de imitar a Daemon, Tony empezó a gritar- ¡Ya, mocosa, para haces daño!

Solté a Tony y empecé a festejar.

{Fin del Recuerdo}

Así que poniendo en práctica lo que aprendí, intercepté a tiempo la mano de David y retorcí su brazo con la única diferencia de que Tony en ese momento gritó para hacerme sentir bien y David estaba gritando de verdad.

-No- hice una pausa- De verdad que no quiero hacerte enojar, Miguel- lo llame así intencionalmente. Solté su brazo y rápidamente cerré la puerta de mi habitación con llave.

-Ahora sí que estoy muerta- pensé.

______________

Después de literalmente llorar en la ducha y en todos los rincones de mi habitación recibí una llamada de Daemon.

-Llamada-

-Princesa, ¿Todo bien?- preguntó preocupado.

-Todo genial-intenté mentir lo mejor posible.

-Eider deja de mentirme- espetó furioso- ¿Qué ha pasado?- preguntó ahora nervioso.

-De verdad no ha pasado nada- omití la pequeña parte en la que me acuerdo de la aquella clase de defensa y lo útil que me Fue- es solo que en verdad mis hermanos me odian.

-Princesa solo tienes que pedirme que vaya a por tí y me va a importar una mierda que no pueda pisar esas tierras- espetó furioso.

-Tranquilo, Daemon, hablamos después ¿si? Darío quiere verme- mentí pues iba a tardar poco en llorar de nuevo.

-Bien, llámame en caso de peligro- me recordó de nuevo- Adiós princesa.

-Adiós, Daemon- susurré casi llorando.

-Fin de la llamada-

-¡La princesa tiene miedo!- escuché gritar a David y los otros tres rieron.

La princesa de sus ojos © Where stories live. Discover now