Capítulo 22: Write Me

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Narra Isabella

Le cuento que mi vida se rige por dos factores: la agencia de viajes y mi pasión por escribir. Aún en sus brazos y mientras me acaricia el brazo, me dice:

- ¿Eres escritora?

- No, Willy. – Se ríe, sabe que por mucho que me lo diga voy a ignorarle y a seguir llamándole así. – Me gusta escribir por y para mí. Nadie sabe que escribo, porque nunca saldrá a la luz.

- Eso nunca lo sabrás, Bella. Enséñamelo.

- No.

Mi negativa lo pone alerta y antes de que pueda decirle algo más, me encuentro entre su cuerpo y el sofá. ¡Mierda! Me mira desde su altura y me sonríe travieso. Sé que voy a sufrir. Y cuando menos me lo espero, me lanza sobre mí y haciéndome cosquillas. Me retuerzo y me río y cuando no puedo más, le digo:

- ¡Vale! Tú ganas, te lo enseñaré.

Me deja levantarme y voy a por mí diario. Es lo único que tengo escrito. Cuando regreso me mira y cogiéndomelo de las manos, me besa y me dice:

- Te llamaré cuando lo haya terminado, fierecilla. ¡Nos vemos!

Y con mi cara de alucinada sale por la puerta. ¡Lo mato!

Narra Cassandra

Cuando salgo de la ambulancia me encuentro con Lewis apoyado en un coche. ¡Menudo cochazo! No es un Mercedes blanco, como querían algunas, pero es un precioso Audi negro. Entre señas le digo que voy a cambiarme y que me espere. Entro en el vestuario con una sonrisa y me cambio a la velocidad de la luz, del rayo y de todo lo que haya en este mundo que vaya más rápido que yo.

Salgo y veo que me sonríe. ¡Qué mono! Esta fumando pero cuando ve que estoy a dos pasos de él, lo lanza a un lado y me coge de las mejillas para besarme. Esa dulce fragancia vuelve a inundar mis fosas nasales y me encanta. Me abre la puerta del flamante coche y me dejo llevar.

Llegamos a un bonito restaurante, ni muy lujoso ni muy cutre. Esta bastante lleno, pero enseguida nos dan un mesa. Se nos acerca un camarero, bastante mayor, pero que desprende esa sensación hogareña. Nos sonríe y antes de que pueda decir algo, Lewis pide los dos menús. ¿Hola? ¿Y si no me gusta? Pero me mira y me guiña un ojo. Una vez, el hombre se ha ido me pregunta:

- ¿Qué tal ha ido hoy, nena?

- Bien, ha sido un día ocupado. No me quejo.

Sonrío y veo que me mira nervioso. Como soy de estas chicas que no se anda con rodeos, le pregunto:

- ¿Qué te pasa? Te noto nervioso.

- Escucha, Cassie. Sé que hace muy poco que nos conocemos y eso y que realmente, sabemos poco uno del otro pero me gustaría... bueno... intentarlo. Salir juntos, como una pareja. Me gustas y eres lo que mi madre siempre me ha dicho: "Una chica con carácter pero a la vez, dulce que te aguantará incluso cuando fumes".

Me río y veo que se pone rojo. ¡Qué mono! El camarero se acerca con nuestro menú y me sorprendo al ver que me gusta casi todo del plato. Empezamos a comer y olvidamos la pequeña demostración de cariño que me ha dado Lewis. Pasamos la vela con tranquilidad y algún que otro beso.

Al salir, nos dirigimos al coche y antes de entrar, le cojo del brazo y le digo:

- Lewis, es cierto que creo que apenas nos conocemos pero creo que para llegar a conocer a una personal, hay que estar a su lado.

- Entonces... ¿quieres intentarlo?

Asiento y le beso. Las cosas de demuestran con actos.

Narra Isabella

Son las once y media de la noche y este hombre no ha dado señales de vida. ¡Y yo tengo sueño! Estoy maldiciendo a todos sus antepasados cuando, mi teléfono empieza a sonar y leo Willy en la pantalla. Lo cojo y como un toro de miura le suelto:

- ¿Tú quieres que me dé un infarto? ¡Eres idiota! He pasado dos horas mirando como una idiota el reloj. – Siento como se ríe. - ¡Como no me digas algo, juro por mi madre que te cuelgo!

- Tranquila, fierecilla. No saques las uñas que te vas hacer daño. – Se burla.

- La última vez que me dijiste algo así terminaste con mi mano marcada en tu cara. ¿Quieres repetirlo?

- Mejor, no. – Y veo que su voz cambia de repente. - ¿Me abres?

Con un suspiro voy hacia la puerta y me lo encuentro ahí. Empiezo a pensar que todo el mundo tiene llaves de mi puerta principal. O que mis vecinas están enamoradas de William. Me coge de la cintura y me acerca a él de un movimiento. Veo que sonríe y me besa muy rápidamente, para a continuación decir a escasos centímetros de mi boca:

- Empieza a coger papel y boli, Bella. Tenemos un libro que publicar.

Me lo miro alucinada y veo en sus manos mi diario y un papel escrito con una letra horrible y en un negro más fuerte leo Write Me.


¡Hola!

¡YUPI! Ya sabemos el porque de la historia. ¡Qué conste que esto esta a punto de caramelo! Hemos llegado a la mitad de la novela (más o menos). Contad unos 20 capitulos más y tendremos que despedirnos... PERO AÚN NOS QUEDA MUCHO POR DESCUBRIR.

InesitaPayne

Laters, baby

Write MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora