Sin ti. Parte II

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» Capítulo 40 «

Sin ti. Parte ll

El ruido que se produjo en ese instante la sobresaltó, Madie salió de allí y se dirigió a la sala esperando encontrarse con su Demon. Pero lo único que se encontró fue a Clay junto a otros hombres cargando a Demon que lucía como muerto —¿Demon?

— Ahora no Madie. Siseó Clay.

Ella los siguió hasta que lo dejaron sobre la cama, se abalanzó sobre él y lo beso —¿Qué le pasó? cuestionó al verlo con una aparente herida en su pecho y todo ensangrentado.

Clay guardo silencio y abandonó la habitación —¡Clay! Exclamó al borde del llanto. Volvió la mirada a Demon y no parecía que fuese a despertar, acarició su rostro sintiendo su alta temperatura — Cariño no me dejes. Le susurró al oído.

Corrió descalza hasta la cocina y vertió agua fría en un recipiente para volver a su lado, enseguida buscó toallas limpias. — ¿Qué haces? Escupió Clay irrumpiendo en la habitación.

—Intentando bajar la temperatura ¿no es obvio?

Él se limitó a observar como Madie paseaba la toalla húmeda sobre el cuerpo de su jefe una y otra vez. — No era necesario, le reprochó aproximándose por el otro costado de la cama.

—No pensaras matarlo ¿verdad?, chilló al verlo con una bolsa de suero y una jeringa en la mano.

Clay se mofó, — No seas estúpida, sólo le aplicare antibiótico por intravenosa.

—Ahora te crees médico. Se burló.

Él la ignoró y canalizó la mano de Demon para inyectarle el antibiótico. — Será mejor que te retires y lo dejes descansar.

Madie hizo una mueca — No, no lo dejaré ni un minuto. Clay rodó los ojos y se encaminó hasta el cuarto de Abril para estabilizarla y volver a conectarla.

....

— ¿Crees que éste muerto? Preguntó Alexz intentando convencerse de que lo había asesinado.

—No, le diste en un área del pecho donde no se afecta ninguna arteria importante, solo atravesaste su hombro.

Las lágrimas de Alexz aparecieron de nuevo, — Sé que no era lo que esperabas escuchar pero de algo puedes estar segura, Demon la debe estar pasando muy mal en este momento.

— No quiero que la pase mal Conor, de nada valió la muerte de Deyken si él sigue vivo.

— Señora, créame cuando le digo que usted va tener el honor de deshacerse de ese bastardo. Sé lo aseguro.

Alexz no entendió lo que Conor le había tratado de decir, lo único que tenía claro era que odiaba a Demon más de lo que ella se imaginaba. Subieron al helicóptero y se puso la diadema trayendo por unos segundos la imagen de Deyken horas atrás cuando fue el quien le puso esa misma diadema.

Quizás ella no lo había amado, ni siquiera estuvo cerca de hacerlo pero él tenía algo que le atrajo desde aquella primera vez que lo vio y ahora no lo tenía ni a él ni a su madre.

Alexz se sentía completamente culpable y estúpida, si tan solo ella no hubiese existido... Tal vez él aún estuviese vivo. Pero pensar en su vida traía consigo el sello de Demon, aun podía recordar aquel día en que la hizo suya... Ella aún era virgen. Ese maldito día se repetía en su cabeza una y otra vez como un jodido cd rayado, y aunque lo odiara muy en el fondo ese momento la unía a él. Fue su primer hombre, el primero que la miró deseo y el que la convirtió en lo que era... Alexz se negaba a si misma el deseo que sentía por él, a tal punto que solía soñar por noches seguidas siendo suya. Era una locura pero era imposible ignorar que aunque pasara de cama en cama su piel siempre sería de él. Pero el sólo pensamiento hacía que su pecho doliera, ¿Cómo podía desear a alguien tan detestable como Demon?

» Bajo el ojo del diablo «Where stories live. Discover now