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Dipper's POV:

Cerré la puerta de mi casillero de un solo golpe. Una hoja cayó al suelo, sabía muy bien de que se trataba. Últimamente, alguien me estaba dejando cartas anónimas en mi casillero. Hacía bastante que vengo intentando averiguar quien es esa persona, pero me resulta imposible.

Lo que más me gusta de esto, es que al final de cada carta pone pins. Pins con pistas, pero, lamentablemente, no puedo descifrarlos.

La junté y la guardé dentro de mi mochila. Luego la leería.

Caminé a paso lento hacia el salón de mi última clases. Informática. No la odio, pero no es que sea una de mis preferidas. Ingresé sin darme cuenta de que ya había llegado, caminé tranquilamente hacia mi banco, en la mitad del salón.

Me gustaba estar allí.

Rodeado de personas. El profesor centraba su atención en ti y a mi me gustaba participar en clases. Me hacía sentirme bien conmigo mismo tener la aprobación del profesor, pero no la de mis compañeros.

Él único que no se burla de mi por ser como soy es Bill. Un amigo. En realidad no sé si considerarlo amigo, quizás compañero. Casi nunca hablamos, pero cuando lo hacemos, es muy agradable. Me gusta su compañía.

Miré a mi alrededor y noté que no estaba. Quizás se la había hecho tarde o no pudo venir. Era una lástima ya que quería hablar con él. Me di la vuelta nuevamente, mirando hacia el frente. El profesor no había llegado todavía.

-¿Qué sucede? ¿Me buscabas?-preguntó una voz detrás de mi. Pegué un salto en mi lugar por la repentina voz y me giré hacia atrás. Bill estaba parado allí con una sonrisa en su rostro. Le sonreí y asentí.

-Sí, te estaba buscando.-se sentó en el asiento vacío a mi lado. Puso su mochila en el suelo y se giró hacia mi.-¿Por qué tardaste tanto?

-Problemas, Dipper. Problemas...-contestó sacando su cuaderno. Fruncí el ceño y saqué mi cuaderno también. El profesor entró al salón con un semblante serio.

-Ya veo...-murmuré mirando hacia el frente. Aun podía sentir la mirada de Bill en mi y eso me incomodaba de algún modo. Me moví nervioso en mi lugar y apoyé una de mis manos de la mesa mientras con la otra jugaba con el lápiz.-¿Qué sucedió?-susurré.

Bill rió en voz baja y negó.

-Sabía que lo preguntarías. Luego te cuento.

-Esto fue totalmente aburrido.-gruñí. Terminé de guardar mis cosas en la mochila y me paré de mi asiento mientras me colgaba la mochila en la espalda.

-Ni que lo digas.-cruzamos la puerta del salón y caminamos hacia la salida.-Informática es mi materia menos preferida.

-Cambiando de tema de forma drástica; no creas que me olvidé sobre lo que te pasó antes de llegar a clases.-bajamos las escaleras principales de dos en dos. Bill comenzó a caminar por la calle sin importarles los vehículos que pasaban por allí.-Te van a pisar.

-No creas eso.-me contestó en un susurro.-Sí, recuerdo que te iba a contar. Pues, pasó que...-se cortó a él mismo cuando notó que un auto se dirigía a él. Abrió sus ojos a más no poder, al igual que yo.

-¡Bill, corre!-le grité desde la vereda, pero él sólo se quedó observando el auto que se dirigía hacia su cuerpo a toda velocidad. Estaba petrificado. Yo sabía muy bien que a él le pasaba eso cuando tenía miedo, y en este momento estaba asustado.

Corrí hacia él lo más rápido que mis piernas me permitían y lo jalé del brazo, cayendo los dos en la vereda. Noté como temblaba y estaba más pálido de lo normal. Si que estaba asustado. Sentí sus cálidos brazos alrededor de mi torso.

-Gracias.

Me soltó como si nada mientras yo seguía arrodillado en el suelo, paralizado por el abrazo que me acababa de dar. Cuando volví a la realidad, me paré sin decir nada y le sonreí.

-Ya pasó. De nada.- dije apoyando una mano en su hombro.

Volvimos a retomar nuestra caminata en silencio. Esta vez íbamos los dos por la vereda, cosa que no fuera a pasar lo de recién nuevamente. Lo observé de reojo, pero volví mi mirada al frente al ver que me estaba mirando también.

-Oye, ¿te puedo pedir un favor?-pregunté de repente dándome vuelta. Él dio un salto hacia atrás, pero se recompuso.

-Sí, depende.

-¿Tú me ayudarías a descifrar unos pins extraños?-saqué una carta de mi "admirador secreto" de mi mochila y se la mostré. Él abrió sus ojos a más no poder y sonrió de lado con un leve sonrojo en sus mejillas. Debo admitir que se veía realmente tierno.

-¡No lo sé!-exclamó devolviendo mi carta.-¡Lo pensaré! ¿Sí? A-Adiós.

Salió corriendo hacia la izquierda apresurado, pero lo paré antes.

-¡Está bien, Bill! ¡Pero tu casa queda para el otro lado!-le grité desde la entrada de mi humilde casa de madera, la cual compartía con mi hermana. Él corrió hasta aquí, siguiendo de largo.

-¡Ya los sabía!-me gritó a lo lejos.

Negué con la cabeza, entrando a mi casa. Donde me esperaba una Mabel muy sonriente.

pins ¡! billdip [gf2]Where stories live. Discover now